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Exigen al gobierno federal frenar la introducción de transgénicos al país

Concluye el foro de defensa del maíz natural

Se debe obligar a las empresas trasnacionales a etiquetar sus productos genéticamente transformados, piden más de 60 organizaciones en un documento. Rechazan la ley de bioseguridad aprobada en el Senado, “pues atenta contra el país y otorga privilegios a las empresas extranjeras”

 Ezequiel Flores Contreras Chilpancingo  

Integrantes de más de 60 organizaciones de campesinos, universitarios, sociales y ONGs exigieron al gobierno federal y estatal frenar la introducción de maíz transgénico al país y al estado, así como obligar a las empresas trasnacionales a etiquetar sus productos elaborados con Organismos Genéticamente Transformados (OGT´s).

Lo anterior como parte del resolutivo del foro civil En defensa del maíz nuestro, que concluyó ayer por la tarde, donde además fue rechazada la actual ley de bioseguridad aprobada en el Senado de la República, y que actualmente se discute en el Congreso de la Unión, por considerar que atenta contra la soberanía alimentaria del país y otorga privilegios a las trasnacionales.

En este sentido se exhortó a los diputados federales y locales a legislar para que prohíban, en sus respectivos ámbitos, la liberación de transgénicos en centros de origen, zonas de diversidad y áreas naturales.

Campesinos, investigadores, estudiantes y catedráticos, después de integrar en dos días de discusión una estrategia para proteger el maíz criollo del estado, ante la posible contaminación con maíz transgénico que se distribuye a través de las tiendas de abasto rural Diconsa, anunciaron una campaña en defensa del maíz nativo de Guerrero, la milpa y la cultura campesina e indígena.

También acordaron reivindicar el papel de la mujer en la toma de decisiones y retomar el conocimiento agrícola de los antepasados, impulsando proyectos de agricultura orgánica.

Gaudencio Cirenio Pioquinto, integrante de la Unión de Pueblos Indígenas, fue el encargado de leer un documento denominado Declaración de Chilpancingo, que contiene 26 puntos donde se demanda al Congreso del Estado hacer pública la Ley de Desarrollo Sustentable de Guerrero, aprobada por la anterior legislatura y que hasta el momento no se ha difundido entre los productores.

El documento, avalado por 400 personas que participaron en el foro, plantea desterrar el uso de agroquímicos y exigir a las instancias de gobierno que destinen el presupuesto para el campo al fomento de la agricultura orgánica.

Demandaron al gobierno federal dejar de introducir de manera “intencional” maíz transgénico que se vende a los campesinos en las tiendas Diconsa, que la comunidad se encargue de administrar estos centros de abasto popular y que los productos que se comercialicen sean de la región para reactivar la economía local.

En el aspecto académico se propuso modificar los planes de estudio para abordar la complejidad del campo y capacitar a profesionistas en biomonitoreo. Impulsar la formación de profesionistas comprometidos con el campo y que desarrollen investigación junto con las comunidades campesinas.

Cirenio Pioquinto pidió que las universidades se pronuncien públicamente en defensa del campo y por un cambio de políticas públicas. “Exigir un mayor presupuesto para la ciencia y tecnología al servicio del pueblo”.

Durante la clausura del foro, realizado en el auditorio de Rectoría, se reiteró que “es falso” el discurso que manejan las trasnacionales y algunos gobiernos que promueven el consumo de los productos transgénicos, los que aseguran que de esta forma se terminará con la hambruna en el mundo.

“Esto es un falso debate, cuando hoy en día se produce alimento suficiente para todos los seres humanos. El hambre no se resolverá con políticas neoliberales ni con los transgénicos, sino con la distribución equitativa de la riqueza”, expresó Gaudencio Cirenio.

Nos oponemos –indicó– a que liberen en el ambiente y en nuestros platillos productos que no han demostrado ser saludables, que no representan ninguna ventaja para México.

Para las trasnacionales el acaparamiento y control del mercado de alimentos y semillas significa rentabilidad, uniformidad, producción, mercancía, “pero para los pueblos” es identidad, raíces, cosmovisión y tradición.

Luego alertó: “quieren utilizarnos a nosotros y nuestros campos como laboratorio, los riesgos son para todos, los beneficios para ellos”.

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