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No informa el gobierno a los padres de los normalistas desparecidos de los hallazgos en Iguala, se quejan

*Lanzan estudiantes y activistas desde la calle cohetones y bombas molotov a la residencia oficial del gobernador

Lourdes Chávez

Chilpancingo

Ayer, padres y familiares de los 43 alumnos de la Normal Rural de Ayotzinapa vivieron agobiados por las versiones en redes sociales y medios electrónicos sobre el ubicación de tres fosas con cuerpos de los normalistas desparecidos tras los ataques del 26 de septiembre en Iguala.
Por la noche, cuando exigieron conocer la verdad de las autoridades, se dijeron burlados porque el gobernador Ángel Aguirre Rivero, ni el procurador Iñaki Blanco Cabrera confirmaron ni negaron que los cuerpos hallados —de los que tampoco precisaron número—, son de los estudiantes.
La catarsis del día, fue la quema de cohetones al interior de casa Guerrero, que lanzaron estudiantes y activistas desde la calle, así como algunas bombas molotov que reventaron en el portón principal de Casa Guerrero y dentro de la residencia oficial.
Antes de partir, un grupo de inconformes volteó un carro particular, un Beetle rojo, el único estacionado frente a la casa del gobernador.
Previo a la protesta, el abogado de Centro de Derechos Humanos de La Montaña Tlachinollan, que participó en la comisión de padres y estudiantes que se entrevistó con el gobernador y su fiscal general, informó que la identificación de los cuerpos se haría a partir de investigación forense, porque los restos eran partes de muchos cuerpos y algunos eran solo huesos quemados, y por ello tampoco determinaron cuántos son.
Añadió que los organismos civiles de derechos humanos propusieron que también participe en los trabajos de identificación el Equipo Argentino de Antropología Forense que nació en los años ochenta para identificar a víctimas de la última dictadura militar en su país y se han especializado en el tema, si los padres estaban de acuerdo.
Anticipó que los especialistas podrían estar hoy mismo en el estado, siempre que los padres de familia autoricen su intervención. El tema sería discutido de manera interna.
Desde medio día trascendió que peritos de la Fiscalía General del Estado (antes Procuraduría General de Justicia del Estado) y personal del Servicio Médico Forense (Semefo) se habían trasladado a las fosas clandestinas y llevaban material de excavación, y a las 6 de la tarde ya se mencionaba que eran estudiantes de la normal rural.
A medida que las versiones tomaban forma, la tensión creció pero se mantuvo cierta calma; un padre y madre explotaron en llanto en un instante por la tarde y ocasionalmente alguna abuela recibió consuelo en la incertidumbre.
Luego se informó que las 7 de la noche, habría una reunión con el asesor del gobernador, Ernesto Aguirre Gutiérrez, para que les informara con certeza sobre las investigaciones para localizar a los estudiantes y de los trascendidos.
Pero los atendió el gobernador y el procurador luego de una conferencia de prensa a medios locales de comunicación.
La comisión ingresó a Casa Guerrero a las 8 de la noche, y a los pocos minutos salieron cinco estudiantes que formaban parte de la comisión de 30 personas. Luego, se aclaró que se levantaron de la mesa porque desde el 12 de diciembre de 2011, cuando dos normalistas fueron asesinados en un desalojo a balazos de la Autopista del Sol, la comunidad escolar dejó claro que no se sentarían con el asesino de sus compañeros, porque entonces señalaron como autor intelectual del atentado a Aguirre Rivero.
En este caso, un representante señaló que era trampa para los estudiantes, y ese iba a ser el caso, exigieron que también sienten a la mesa al alcalde de Iguala, José Luis Abarca y a su secretario de Seguridad Pública, los directamente señalados por la agresión a los normalistas “si la situación es dialogar con los asesinos de los camaradas”.
Después ellos salieron dos familiares de los desaparecidos que también abandonaron la mesa, indignados, porque no recibieron información clara de las autoridades y porque ante los reclamos al gobernador, éste amagó con irse de la reunión.
El papá de César Manuel Hernández Contreras, uno de los 43 desaparecidos, denunció que “ya no aguantamos, no sabemos qué hacer, con quién dirigirnos, no sé por qué venimos aquí, por qué tenemos la idiotez de pedir audiencia con el gobernador, ¿por qué no está aquí (el presidente Enrique) Peña Nieto?, porque son 43, no dos las víctimas, y no son delincuentes, son estudiantes”, dijo.
Indicó que cuestionó al gobernador sobre los trabajos de investigación sobre los estudiantes desaparecidos, “porque que si hubiera sido su hijo, en media hora habría dado con su paradero y no tendrían un rasguño, desgraciadamente, nosotros somos pobres y no tenemos el respaldo de sus autoridades”.
Aclaró que su hijo y él son originarios de Tlaxcala y no comprende por qué los guerrerenses son tan pasivos ante las atrocidades de los gobiernos y criminalizan a los normalistas de Ayotzinapa, “llevó nueve días en la escuela y no sé por qué se habla tan mal de Ayotzi, son jóvenes que se quitan el pan de la boca para dárselo a los padres”.
En ese momento, casi a las 9 de la noche, llegó a Casa Guerrero el grueso de los normalista y activistas que acompañaron a la comisión cantando consignas: “vivos se los llevaron, vivos los queremos”, “ahora se hace indispensable, presentación con vida y castigo a los culpables”.
Antes de lanzar cohetones a la residencia oficial, un normalista denunció que se sintieron burlados por las autoridades desde el sábado, tras los ataques a balazos de policías municipales y sicarios, cuando comparecieron ante el Ministerio Público.
Reveló que el agente pretendía que los estudiantes se hicieran pruebas de balística, como para decir que ellos habían propiciado la agresión. Cuestionó la incapacidad de las autoridades para localizar a sus compañeros y recriminó que desde las 2 de la tarde se hablaba de las fosas y que eran compañeros de la normal.
Señaló que los primeros en conocer los alcances de las investigación tienen que ser los padres de familia como primeros afectados, a través de instancias oficiales y no por rumores, opinó que los trascendidos y rumores son otra burla para los estudiantes y los familiares.

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