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Dominga Cadena Gálvez, tejedora de ilusiones

 Ismael Catalán Alarcón  

“Yo quisiera que el gobierno nos enseñara dónde voy a vender más y a mejor precio; también pediría que a los artesanos les den permisos para vender en las plazas públicas para que los inspectores rateros dejen de molestarnos”, pide y denuncia enfática la señora Dominga Cadena Gálvez, artesana tejedora de rebozos, faldas, blusas, vestidos y manteles, originaria de la comunidad de Acatlán, en el municipio de Chilapa de Álvarez.

De tez blanca y estatura bajita, la artesana recuerda que tuvo que dejar los juegos infantiles a los once años de edad para dedicarse por completo al tejido sobre manta, como lo hacen casi la mayoría de los habitantes de la población, distante tan solo a unos diez minutos de la cabecera municipal, que a su vez, es considerada como la puerta de entrada a la pauperizada montaña guerrerense.

Con inocente orgullo menciona que el tejido en ella viene de una ancestral tradición familiar, pues en su casa tejían sus padres, también lo hacían sus abuelos y bisabuelos. No sabe leer ni escribir. Dice: “no quise ir a la escuela porque tenía miedo”. Como respuesta sus padres le dijeron “entonces vas a ir a la cocina a hacer la comida y las tortillas”. Yo les dije que sí. Hoy me arrepiento de no haberles hecho caso”.

La señora cadena de 41 años de edad, menciona que por temporadas ella ha trabajado en el campo y reconoce que los campesinos sufren mucho exponiéndose todo el tiempo a los rayos del sol, a la lluvia y trabajando agachados; “yo preferí trabajar en el interior de mi casa haciendo las telas y bordándolas”.

De acuerdo al censo de 1990, Acatlán tenía una población de dos mil 828 habitantes, de los cuales 849 no sabían leer ni escribir.

–Usted no es vieja, ¿no se ha propuesto aprender a leer y a escribir?

Responde al instante:

–No tengo tiempo, como ya no estoy chiquita, me la paso trabajando duro. Si estudio voy a perder tiempo y ya no voy a acabar mis bordados.

Las artesanías de Acatlán

En Acatlán, además del conocidísimo traje bordado de Acateca formado por el huipil                                     en la parte superior y la enagua en la parte inferior, también se tejen y se bordan rebozos, gabanes y manteles. Algunos lugareños recuerdan con orgullo que en la primera visita que hizo a México el papa Juan Pablo II se le obsequió un hermoso mantel de Acatlán; también al yey Juan Carlos de España, le fue obsequiado por una joven un llamativo traje de acateca.

En el lugar, también es importante la elaboración de olorosas velas, mismas que son utilizadas en el templo católico de la población y en los altares familiares. También son vendidas en la tienditas de buena parte del estado de Guerrero.

Con una marcada timidez en el rostro, la artesana acateca se decide a dejar a un lado el huipil que está bordando y comenta: “todo lo que hago es a mano. A veces hasta la tela la hacemos nosotros”. En otras ocasiones se las vende a un señor chilapeño llamado Emilio. También él trabaja en sus rústicos telares. Enseña que antes de tejer una prenda, tienen que dibujar los motivos absolutamente inventados por ellos sobre la superficie de la pieza, para luego dedicarse a bordarla.

–¿Cuánto tiempo le toma hacer este traje de acateca?

–Si te apuras una falda te demora quince días y la blusa cinco; si no te apuras, te tardas hasta un mes.

–¿Se le gana mucho?

–No. Ya terminadas las dos piezas pedimos 750 pesos. La gente nos regatea y se las venimos dejando en 650. Casi no se le gana. Fíjese, tan solo de tela usamos dos metros con 25 centímetros, son como 90 pesos; de ahí hay que comprar listón e hilo de seda; después a bordar por lo menos durante 20 días.

La señora Cadena Gálvez ha participado en tianguis artesanales en todas las plazas del estado de Guerrero, en la Universidad Nacional Autónoma de México y en el Museo de Coyoacán en el Distrito Federal.

–¿Y donde duerme?

–ahí –señala el piso donde por cama hay sólo un gastado cartón.

–“Cuando tienes ganas de ir al baño, pues le encargas tu puesto a un compañero tianguista y vas a buscar dónde…”.

Otro atractivo digno de ser conocido en Acatlán, son las famosas pinturas Olmecas de Oxtotitlán que tienen una antigüedad superior al los tres mil años. La caverna está solo dos kilómetros  del poblado.

Cuentan los lugareños que en una ocasión se encontró en el interior de la cueva una vasija con una tela antiquísima en avanzado estado de descomposición; probablemente de un traje de Acateca. Este hallazgo viene a confirmar la teoría de que el traje típico de Acatlán es de origen prehispánico. El idioma común de los lugareños es el náhuatl, aunque también hablan español.

En días pasados, la artista popular acateca Dominga Cárdena estuvo vendiendo sus artículos artesanales en la plaza central de Chilpancingo y se quejó de las deplorables ventas.

–Antier vendí dos piezas; ayer nada; hoy nada, francamente no sale ni para los gastos de estar aquí.

–¿Ha pensado dejar este oficio que le dieron sus antepasados y que tanto enorgullece a la clase política estatal?

–No, porque de él vivimos. No puedo dejarlo porque si lo hago ¿en qué voy a trabajar?, ¿a dónde voy? ¿Cómo vamos a comer?

Las respuestas a estas lacerantes interrogantes, las tiene la clase política estatal y nacional como dijera Bob Dylan, “la respuesta esta en el viento”.

 Leyenda de Acatlán

 Canción inédita de Héctor Cárdenas Bello

Y fue una noche de luna

en noche del primer mes

noche en que Mextli la luna

salió a pasear su altivez.

 

Era una noche de luna

era Teotolo nomás

cuando la luna celosa

sintió en el pecho un puñal.

 

En esa noche argentada

en que era de plata el campo

una india se bañaba

entre flores y amaranto.

 

Y fue una noche de luna

tez morena, ojos de estrella

era una india morena

que en desnudez es más bella.

 

Se asombra Mextli la luna

de la india se ha encelado

y fue a ver a su marido

de nubes velo le ha dado.

 

Y se bañaba entre flores,

entre aves y venados

del cielo no hay nada oculto

y la luna se ha cancelado.

 

En esa noche plateada

Mextli dijo a Tonatiuh

recuerda que eres mi esposo

no quiero que la veas tú.

 

Hoy guarda tus rayos de oro

hoy te debes de ocultar

no debes de ver sus pechos

que te vas a enamorar.

 

Mextli cubrió a la doncella

con el manto de la tierra

cubrió de musgo su busto

y con flores de la tierra.

 

Es traje de primavera

aves, conejos, venados

del mes de mayo hizo el traje

con colibríes adornados.

 

Y fue así que Tonatiuh

no vio ni muslos ni pecho

vio lirios y girasoles

de nahua y huipil bien hecho.

 

Mextli tomó de un puñado

alelies y amapolas

la india de 15 abriles

lucía elegante toda.

 

Verso

 

Desde entonces esas indias

lucen el traje de flores

Mextli la luna culpable

por celosos sinsabores.

 

Y esta es la historia que narran

los ancianos de Acatlán

así nació el indio traje

que se hizo internacional.

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