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La PGJE aún no establece las líneas de investigación de los jóvenes ejecutados

 

Los familiares afirmaron que los colombianos Diego Rivilla y Adolfo Escobar no tenían enemigos ni se dedicaban a actividades ilícitas

 Jorge Nava  

La Procuradurías General de Justicia del Estado (PGJE) aún no establece líneas de investigación en la ejecución estilo narco de dos jóvenes el jueves pasado en Acapulco porque el fiscal especial para delitos graves, Fernando Monreal Leyva, dijo que luego de identificar los cadáveres, los familiares afirmaron que las víctimas no tenían enemigos, ni se dedicaban a actividades ilícitas.

Durante el fin de semana familiares de los asesinados acudieron con el Ministerio Público (MP), para reclamar los cuerpos que hasta el viernes en la tarde habían permanecido en calidad de desconocidos. Revelaron que ambos son de nacionalidad colombiana, que eran amigos y que uno era acompañado por su pareja cuando unos individuos a la fuerza los subieron a un vehículo, después de que salían de la discoteca Palladium.

El jueves de la semana pasada un joven amaneció muerto en la avenida Veladero de la colonia Praderas de Guadalupe, asentamiento cercano a la colonia Carabalí, sus familiares lo reconocieron el sábado como Gustavo Adolfo Escobar Escobar. El otro cadáver se encontró en la colonia Jardín, cerca de la estación Tehuacán del fraccionamiento Costa Brava, en una bajada; el viernes este cuerpo lo reconoció la viuda, Sara Yulet López Castro como Diego Fernando Rivillas Hoyos.

Este domingo Paula de Escobar, familiar de Adolfo Escobar, se llevó el cadáver. Ambos asesinados nacieron en Tuluá Valle, Colombia.

De la investigación de ambos crímenes, el fiscal Monreal Leyva dijo, sobre las averiguaciones previas por homicidio TAB/JAR/153/2004 y TAB/ZAP/I/478/2004-3, que busca contactar con más familiares de las víctimas para establecer una línea a partir de los nexos que tengan.

Monreal Leyva declaró que en el caso de Diego Fernando Rivillas, encontrado en la colonia Jardín amarrado de pies y manos con un mecate, con una bolsa negra que le cubría la cabeza y varios disparos, fue despojado de alhajas y 4 mil dólares en efectivo.

Monreal Leyva señaló que Diego Rivillas, de 29 años, era propietario de un establecimiento de telefonía celular en Colombia, y tenía planes para poner otro negocio en México, a un año de vivir en este país, sin embargo su situación migratoria lo impedía, pues arreglaba su estancia legal para comenzar un negocio de estética donde se dan masajes.

En el caso de Gustavo Adolfo Escobar, de 25 años, indicó que vino a México para tratarse un problema de parálisis facial, donde ya tenía ocho meses de encontrarse de visita. Agregó que Gustavo Adolfo, era propietario de un autolavado en Tuluá.

La tarde del miércoles 15 de septiembre, Diego Rivillas y su esposa Sara Yulet, y Gustavo Adolfo, llegaron a este puerto a descansar. En la noche decidieron ir a la discoteca Palladium, donde al salir para abordar su camioneta Crossover, modelo Murano, unos desconocidos los sometieron para llevárselos.

Sara Yulet declaró al agente determinador del Ministerio Público del sector Jardín, Pedro Loyo Malabar, que pensó que tanto su esposo como el amigo fueron plagiados, por eso regresó a la ciudad de México, donde avisó a los familiares.

Dijo que por los noticieros se enteró que a su esposo y a Gustavo los habían matado.

Sara Yulet y su esposo Diego Rivillas vivían en ex Hacienda de Las Palmas, colonia Interlomas.

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