Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Ramón Sosamontes Herreramoro

Atreverse a pensar

“5º que la soberanía dimana inmediatamente del pueblo, el que sólo quiere depositarla en el Supremo Congreso Nacional Americano, compuesto de representantes de las provincias en igualdad de números.”

“6º que los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial estén divididos en los cuerpos compatibles para ejercerlos.”

“12º que como la buena ley es superior a todo hombre, las que dicte nuestro Congreso deben ser tales, que obliguen a constancia y patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia, y de tal suerte se aumente el jornal del pobre, que mejore sus costumbres, alejando la ignoracia, la rapiña y el hurto.”

( 14 de septiembre de 1813, Chilpancingo).

Después de 191 años los Sentimientos de la nación en gran parte siguen estando vigentes para nuestro país, estos son necesarios y no es una palabra más o menos, sino la necesidad de que los mexicanos reencuentren un camino propio, independiente, con un Estado revitalizado y desde luego laico.

Los 20 puntos de Andrés Manuel López Obrador y la propuesta del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas y la que hagan otros, pueden ser el inicio del programa que se necesita para un nuevo México. Espero que éstos no se queden en los enunciados, sino que se elaboren en las propias calles y no mediatizados por las crisis de los partidos.

Se puede decir que la etapa de un solo partido dominador del Estado terminó con la alternancia producida por la derrota de Francisco Labastida –candidato del PRI a la presidencia– y el triunfo de Vicente Fox, entonces con un apoyo nacional y mundial que dejó ir. Ya no será igual incluso si el PRI                           logra el triunfo en el 2006. Lo que sí es cierto es que esta alternancia y el nuevo sistema de partidos que no acaba de nacer ni de morir, y la política dominante del neoliberalismo produjeron una profunda descomposición en los partidos políticos y en las organizaciones representativas de los mexicanos.

A lo anterior le aunamos la descomposición en las organizaciones gremiales antes oficialistas y también en las “independientes” ya sea en las sindicales, las campesinas, populares, las reivindicativas de vivienda y otros servicios. La CTM, CROC, CNC, entre otras, han dejado de representar en su conjunto a nivel nacional a los trabajadores de México. La UNT no acaba de tomar fuerza nacional y se reducen a unas fuertes pero pocas. El SNTE, FESTE son casos aparte en permanente crisis. Con problemas de legitimidad.

Crisis profunda en el sistema representativo mexicano, en el que los poderes de la federación no se acostumbran a ser independientes y ser iguales. El Legislativo se hace bolas a sí mismo, se enfrentan por separado al Ejecutivo federal y el Judicial se convierte en gran árbitro. Pero la ley se sigue sujetando a las presiones del capital económico y político. Ya se habla con más fuerza de la necesidad de un régimen parlamentario sin haber concluido                           históricamente el régimen presidencial.

Los estados de la federación siguen siendo igual, aquí, en los demás, no se aceptan poderes iguales, siguen los legisladores desfilando por las casas de gobierno y el judicial pregunta a la procuración de justicia sobre su proceder, los jueces estatales siguen dependiendo de los ejecutivos. Desde luego estoy generalizando, porque hay ejemplos positivos en cada uno de los poderes y de los partidos.

En este momento no hay contrarios al cien por ciento o compañeros al cien por ciento; en todos lados se tienen contras, en sus propias casas. Quién es quién.

Los guerrerenses votarían por el mejor programa de cada uno. Hay coincidencias que harían posible nuevos tiempos para el Estado y para el país. Ya no es igual el año 2000 que cuatro o seis años después.

Las crisis puede producir agentes benignos pero también malignos, y es aquí donde todos tienen que poner su parte para un gran acuerdo positivo y se vislumbre un mejor camino equitativo, democrático y pacífico, para no quedar igual o peor.

Los Sentimientos de la Nación pueden ser base para un gran acuerdo, por ejemplo, no se vería mal para el bien de Guerrero, para sus habitantes, que independientemente de quién gane en febrero de 2005, Zeferino y Astudillo firmen una carta de intención, por un lado las discrepancias y por el otro el compromiso para un nuevo Guerrero. ¿Se podrá?, ¿es mucho pedir? Se pudo en España y en Sudáfrica. Desde luego sería un paso para que se hiciera en México.

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