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Erwin Flores Contreras

José María Morelos, terror de los realistas y estratega independentista del sur

Es común por estas fechas patrias recordar al cura de Carácuaro José Maria Morelos y Pavón.

La instalación del Primer Congreso de Anáhuac como suceso y los Sentimientos de la nación como documento, son dos factores que el saber común ó la historia oficial han convertido en sinónimo de uno de los jefes guerrilleros del siglo XIX más resueltos en cuanto a la idea de priorizar la vía armada como una necesidad y un medio político, así como la única alternativa para lograr de manera contundente la independencia de la Nueva España.

Recordemos que España a princios del siglo XIX había sido invadida por Francia y su monarca Fernando VII fue exiliado; debido a tal acontecimiento el debate surgió en el seno del gobierno virreinal de la Nueva España y de los grupos políticos más influyentes (la jerarquía católica, comerciantes y hacendados así como autoridades indígenas) en torno a la posición que deberían jugar las colonias españolas en América, las cuales habían quedado en un estado de orfandad.

De esta manera se abrían varias opciones que eran acceder a permanecer bajo el dominio francés (una alternativa imposible de aceptar), invitar a Fernando VII a venir a reinar a la Nueva España mientras se resolvía el conflicto en el país ibérico (conveniente para seguir manteniendo el régimen) o la independencia (imposible de aceptarse por parte de la clases privilegiadas, pero bien vista por la clase media).

Mientras esto sucedía en lo alto del virreinato, en la Nueva España grupos de personas letradas principalmente criollos que se reunían clandestinamente veían como una oportunidad la invasión francesa a España para lograr un cambio social y político que diera más oportunidades a la clase media, y librarse al fin de la hegemonía que los peninsulares mantenían en el gobierno y otras áreas prominentes, así que se dieron a la tarea de conspirar contra el gobierno; descubiertas estas juntas clandestinas en donde se involucraban militares, eclesiásticos y profesionistas, el gobierno novohispano se dio a la tarea de socavarlas, mandando al calabozo a sus integrantes y pasándolos por las armas.

La junta de Querétaro en la que participaba Hidalgo fue descubierta por lo que el afamado cura de Dolores se levantó en armas contra el gobierno el 16 de septiembre de 1810, justificando su levantamiento armado al grito de ¡Viva Fernando VII!

De inadvertido seminarista a reconocido estratega bélico

Mas allá de su vida personal y glorias militares, se tiene conocimiento que la vida de Morelos antes de tomar su lugar en la revolución de independencia era el de una persona inadvertida ante la gente que lo rodeaba, tanto en su tiempo de seminarista como en el colegio de San Nicolás, de tal manera que cuando se presentó ante Hidalgo se ofreció servir                                     en el movimiento como confesor de los soldados insurgentes; sin embargo Miguel Hidalgo le encomendó hacer campaña en el sur del país y tomar el puerto de Acapulco, iniciando así la primera de cuatro campañas militares en las cuales a excepción de la última, Morelos sorprendió en estrategia y política al gobierno realista ganándose así el temor y rabia de quienes mantenían la idea de consensuar con el régimen virreinal o quienes defendían el estado actual de servidumbre en que se sostenía el sistema.

Después de que Hidalgo ungiera a Morelos, de Carácuaro parte a cumplir con su tarea encomendada con un puñado de indígenas (en el folleto titulado Homenaje a Morelos editado por la UNAM, Fernando Arroyo Monroy maneja la cantidad de 25 hombres armados de manera improvisada); a su paso por las primeras poblaciones, el cura de Carácuaro obligó a los pobladores que formaban las milicias civiles llamados “Los fieles realistas de Fernando VII” o “Patriotas de Fernando VII”, a entregar sus armas, cosa que no sólo hicieron sino que también se uneron a las fuerzas del sacerdote, sumando así más hombres.

En su primera campaña se le unieron los Galeana y los Bravo, estos últimos se negaron servirle a la corona para acabar con la insurrección.

En su primer intento de tomar Acapulco a principios del año de 1811, Morelos no lo logra y sólo sitió el puerto, ganando otras poblaciones; ya para mayo de 1811 precisamente el día 24 toma Chilpancingo y el 26, Galeana tomaba Tixtla. Ante el avance militar de Morelos, en Zitácuaro –y como antecedente– Hidalgo antes de iniciar su huida a los Estados Unidos dejó la jefatura del movimiento a Ignacio López Rayón; el 30 de julio Hidalgo, Allende, Aldama y Jiménez son ajusticiados y no es hasta el 18 de agosto en que se crea la Junta Suprema de Zitácuaro, primer órgano que daba forma a la idea de crear un gobierno independiente, con Rayón como presidente y un tiempo después Morelos como cuarto vocal. Así iniciaba una nueva etapa en la lucha revolucionaria.

El 2 de enero de 1812 los realistas dirigidos por Calleja tomaban Zitácuaro con la intención de disolver la Junta Suprema por lo que los miembros de dicho organismo se separaron para cumplir con sus funciones pero no tardó en haber diferencias entre ellos: Rayón destituyó a Liceaga y Berdusco de sus vocalías por insubordinación y estos a su vez habían destituido a Rayón de la jefatura de la Junta. A partir de ahí hubo enfrentamientos militares vergonzosos entre los propios insurgentes.

Ante este clima de divisionismo Morelos quien iba sumando victorias militares, debatía y ponía en tela de juicio las propuestas de Rayón, el primero argumentaba que la nueva nación debería ser libre de España y de otra nación, gobierno o monarquía, mientras que Rayón disponía una nación bajo el gobierno de Fernando VII, igual en derechos tanto España como América.

Ante tal divisionismo y después de haberse enterado Morelos de la muerte de Hidalgo, inició entre estos dos personajes una disputa por la jefatura del movimiento, en donde Morelos veía muy peligroso el divisionismo entre los integrantes de la Junta para los fines de la revolución.

El Congreso de Anáhuac

La instalación del Congreso de Anáhuac profundizó más esas diferencias. El 14 de septiembre de 1813 se instaló el Primer Congreso de Anáhuac integrado por nueve diputados, en el que Rayón no asistió. Antes de la fecha de instalación, Morelos había anunciado a Rayón en su papel de vocal presidente de la Junta Suprema, la intención de convocar a una asamblea constituyente en Chilpancingo en el mes de septiembre, cosa que Rayón no aceptó; el 24 de julio Rayón le respondía a Morelos: “hoy se han contestado los pliegos del señor Morelos en los que insta por la erección de la nobilísima junta en Chilpancingo, solicitando que me aproxime a ese punto sin excusa. La respuesta ha sido enérgica y decidida. Es una justa reclamación de los derechos y facultades de su presidente, vulnerados sin otra justicia que la preponderancia de las bayonetas”. Ante el temor de verse rebasado por Morelos, Rayón no aceptaba tal convocatoria; Morelos le respondía: “por los dos últimos (oficios) de vuestra excelencia de 20 y 23 del próximo pasado julio, veo que, reasumiendo en sí todos los poderes, con el pretexto de salvar a la patria, quiere que ésta perezca, pues mirándola peligrar, trata de atar las manos a todo ciudadano para que no ponga el remedio conveniente, ni aún provisional”.

“Resulta temerario el juicio que vuestra excelencia se ha formado injustamente, imputándome la abrogación de su autoridad valido de la prepotencia de las bayonetas, quod absit, porque éstas las hace desaparecer un revés de fortuna y por lo mismo jamás se me ha llenado la cabeza de viento”.

“La junta se ha de verificar en Chilpancingo, Dios mediante, en el siguiente mes y en el modo posible.

“Yo soy enemigo de fungir, y estaré contento en cualquier destino que sea útil a la religión y al suelo de mis hermanos.                                     No pretendo la presidencia. Mis funciones cesarán establecida la junta y me tendré por muy honrado con el epíteto de humilde Siervo de la Nación”.

El congreso se celebró y una nueva era comenzaba en el afán de organizar la nueva nación que ahí se había proclamado, pero el resultado fue la derrota total de los ideales de independencia proclamados en los Sentimientos de la nación. La Nueva nación se levantaba sin esperar que la muerte y la traición ya esperaba al Siervo de nación quien en su afán de proteger al Congreso, es hecho prisionero el 5 de noviembre de 1815 en                                     Tezmalaca –perteneciente actualmente al estado de Morelos– por Matías Carrasco quien anteriormente había estado en sus filas.

Seguido a su detención se procedió al juicio en donde la inquisición lo acusó de hereje formal negativo, cismático, apóstata, lascivo, enemigo irreconciliable del cristianismo, perseguidor y perturbador de la jerarquía eclesiástica, profanador de los santos sacramentos, traidor a Dios, al rey y al Papa. También se le condenó –por si se daba el caso que no lo sentenciaran a muerte– al exilio en África.

Después de leerse todos los calificativos anteriores como condena, se dio paso a la degradación sacerdotal, quizá el momento mas doloroso para el de Carácuaro. Morelos fue fusilado el 15 de diciembre y con él, fue sepultado el Congreso de Anáhuac.

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