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El estudio sobre La Parota minimiza repercusiones, dicen ambientalistas

En Estados Unidos se cierran más presas de las que se construyen, afirman en una ponencia

 Raquel Santiago Maganda  

Durante la audiencia pública organizada por la Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental de la Semanat, efectuada el 24 de agosto en este puerto para analizar la Manifestación de Impacto Ambiental del proyecto de presa La Parota, ecologistas presentaron una ponencia en la que indican que en el mundo hay antecedentes de que la construcción de presas va en sentido contrario a la preservación del medio ambiente.

La postura fue avalada por el representante del Foro Ecologista de la Cuenca de México, Miguel Valencia Mulkay; del Pacto de Grupos Ecologistas, Ignacio Peón Escalante; de Tecnología Apropiada, José Arias Chávez; y de Defensa del Ambiente, Francisco Valdés Perezgasga.

Asimismo, por 12 representantes de grupos ecologistas que incluyen a ambientalistas-investigadores como la presidenta de la Academia Mexicana de Derecho Ambiental, Elena Ruth Guzmán.

La ponencia El proyecto La Parota contra las comunidades y los recursos naturales informa que hay un cuestionamiento mundial hacia las presas con características como la que se pretende construir en el estado.

En la ponencia se asegura asimismo que los estudios para solicitar la autorización del Manifiesto de Impacto Ambiental “ocultan aspectos o minimizan” las repercusiones ambientales, además de que hay sigilo respecto a la información básica con el objetivo de imponer la obra que califican de “enemiga del equilibrio ecológico y social”.

Los ambientalistas señalaron que el proyecto es para apoyar la instalación de maquiladoras y negocios turísticos en la costa del Pacífico mexicano, a pesar de que en el mundo se informa de los efectos devastadores de presas con la magnitud de La Parota.

Mencionaron como referencia que ante los daños ecológicos que la Organización de Naciones Unidas formaron la Comisión Mundial de Presas, para enfrentar este grave problema.

Aseguraron que en Estados Unidos se desmantelan cada día más presas de las que se construyen, y se realizan vigorosas campañas nacionales contra la construcción de presas con el lema: “El verdadero costo de una presa nunca aparece en los estados financieros”.

Precisaron que las grandes variaciones de nivel que tienen las presas, especialmente las que se encuentran en trópicos secos, semidesérticos, como es el caso de la costa de Guerrero, impiden el desarrollo de nuevos ecosistemas de importancia.

Por otra parte, con la deportación de más de 25 mil habitantes de la cuenca del río Papagayo, como consecuencia de este megaproyecto, se viola el derecho al arraigo y a la diversidad cultural.

La propuesta de los inconformes fue que el gobierno federal apueste a un real sistema de ahorro de energía para evitar dañar el medio ambiente con la construcción de nuevas plantas generadoras de electricidad.

Los opositores mencionan que el modelo de desarrollo que implica el proyecto La Parota ha demostrado ya su formidable insustentabilidad y su engañosa bondad: la participación de la población es ignorada, únicamente se toman en cuenta las instrucciones de “expertos” extranjeros al servicio de grandes financieros, las autoridades locales quedan sometidas al capricho de los inversionistas extranjeros, la población pierde todo control sobre su futuro y la inestabilidad social y ecológica se desata.

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