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De gran proyecto, a elefante blanco

 

 Breve historia del Centro de Convenciones de Acapulco

 Textos de Xavier Rosado  

El 21 de octubre de 1973 el entonces presidente de la República, Luis Echeverría Álvarez, inauguró el Centro de Convenciones de Acapulco, el primero y el mas grande del país, construido por su gobierno con un costo de 555 millones de pesos de aquellos días.

El proyecto nació a instancias del entonces presidente del Consejo Nacional de Turismo, Miguel Alemán Valdez, ante la necesidad de un amplio salón en un lugar turístico de México, para el 13 Congreso Internacional de la Sociedad Americana de Agencias de Viaje (ASTA por sus siglas en inglés).

En enero de ese mismo año se comenzó la construcción del enorme lugar, con la tecnología e infraestructura más completa y moderna de la época: capacidad para recibir a más de 20 mil personas al mismo tiempo, más de 10 salones diferentes, dos teatros, circuito cerrado de televisión, una nómina de más de mil 500 empleados y un presupuesto anual de 400 millones de pesos. Todo con el propósito de atraer eventos todos los días del año.

Poco mas de 30 años después, entregado en comodato al gobierno del estado, tras seis cambios de nombre y cerca de 10 directores entre interinos y oficiales, con apenas 12 o 13 congresos al año, del Centro de Convenciones sólo queda una solitaria y vacía estructura, que sólo ve su más fuerte actividad en el cada vez más debilitado Tianguis Turístico; en la época de las clausuras de generación de escuelas locales; y en la feria popular de diciembre, cuyo principal atractivo son los juegos mecánicos.

Un “elefante blanco”, se le ha llamado. Y esta es una parte su historia.

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