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Cuauhtémoc Sandoval Ramírez

Las alianzas políticas

En esta primera quincena de septiembre, los partidos políticos guerrerenses tendrán la oportunidad de tejer sus alianzas electorales de cara a los comicios para gobernador del estado el 6 de febrero de 2005, que podrían tener continuidad en el siguiente proceso electoral de octubre para renovar los 76 ayuntamientos y los 46 escaños del Congreso local.

El PRD aprobó en su última sesión plenaria del Consejo Estatal tanto su plataforma electoral que fue registrada en tiempo y forma en el Consejo Estatal Electoral, así como una resolución sobre las alianzas electorales que debieran ser estructuradas en esta campaña.

Aprobó proponer a todos los partidos políticos opositores una amplia alianza electoral, que también incluiría a diversos sectores sociales que han manifestado su decisión de participar en este proceso, como distintas corrientes de la CETEG, universitarios, indígenas, así como las secciones guerrerenses de los sindicatos nacionales que realizaron movilizaciones en estos últimos días, destacadamente este primero de septiembre.

El acuerdo sobre las alianzas del PRD tiene nombre y apellido. Se trata de estructurar una alianza del PAN, PT, PRS, Convergencia y el grupo encabezado por el diputado Carlos Sánchez Barrios, que se presente bajo una plataforma electoral mutuamente convenida y una coalición que adopte un símbolo y una denominación electoral.

Asumamos que en Guerrero existe prácticamente un empate electoral. En las últimas elecciones tanto el PRD como el PRI tienen un voto duro de un 40 por ciento del electorado, si bien a partir de las elecciones de octubre de 1993 el voto priísta ha ido en declive, mientras que la votación perredista se ha ido incrementando. (Tomás Tenorio, La desesperación del PRI, El Sur. 30 de agosto). En este panorama de una votación pareja, cualquier punto adicional puede ser decisivo.

El tema más conflictivo es el que se refiere a la alianza con el PAN. La marcha del pasado domingo en el DF en apoyo del jefe de Gobierno capitalino, y las protestas en el Palacio Legislativo de San Lázaro durante el informe presidencial, tenían un claro mensaje antipanista, toda vez que el gobierno foxista se ha empeñado en que los diputados panistas voten en la Cámara de Diputados el desafuero de Andrés Manuel López Obrador.

Asimismo, las alianzas que se han tejido con el PAN han tenido malos resultados políticos, lo que ha llevado al PRD nacional a acordar su negativa a realizar nuevas alianzas con este partido. Sin embargo, tratándose de una elección estatal, lo que está en juego no son las contradicciones nacionales sino las coincidencias estatales.

Y las coincidencias estatales se dan con el PAN y con otros partidos políticos guerrerenses en la posibilidad de que haya una auténtica alternancia política en el gobierno estatal, después de 75 años de predominio de un solo partido que ha monopolizado a su antojo las riendas del estado de Guerrero. Es bienvenida la iniciativa de Sánchez Barrios de construir una nueva mayoría parlamentaria, ya que el PRI era la primera minoría y ahora está totalmente desfondado.

El PRI aunque se vista de alianza electoral, PRI se queda. En las ultimas elecciones estatales ha simulado alianzas, pero sólo el Verde y en algunos estados el PT lo han secundado. Ha cambiado su estrategia publicitaria, usando las camisas rojas mussolinescas y adoptando distintos nombres: en Aguascalientes, En alianza contigo; en Oaxaca, Nueva fuerza oaxaqueña; en Veracruz, Fidelidad por Veracruz y en Guerrero tratarán de inventar algún nombre que oculte el verdadero rostro del PRI.

La candidatura del senador Héctor Astudillo enfrenta todo tipo de dificultades. Desde las internas, que se manifiestan en los rumores de que van a “enfermar” a Astudillo, ya que no levanta su candidatura, y                           sustituirlo por otro candidato (¿Vicario?), que muchos han señalado como el síndrome Colosio, guardando todas las distancias, hasta el fantasma de las traiciones que hoy                           recorre al priísmo guerrerense.

Lo que se advierte a todas luces es que está haciendo crisis el pacto de Huitzuco que originó la candidatura de Héctor Astudillo. El grupo de Ángel Aguirre Rivero nombró a Manuel Añorve como coordinador de la campaña priísta; Rubén Figueroa Alcocer designó a Vicario en la presidencia del PRI y René Juárez Cisneros se sintió representado con Astudillo como candidato. Cada grupo busca conservar sus posiciones políticas y proteger sus intereses económicos y personales.

Figueroa lo que busca es mantener sus propios negocios entre los que se incluyen los del fertilizante, de la madera, de los transportes, e impedir que se reabra el expediente de Aguas Blancas. Por si esto fuera poco, quiere abrirle el camino a su hijo Rubén Figueroa Smutny para la gubernatura dentro de seis años. Por eso optó por sacrificar a Vicario.

René Juárez por su parte, quiere irse tranquilo a disfrutar de sus jugosas ganancias económicas que ha acumulado en estos últimos años. Los priístas le reprochan que el gobernador no apoya decisivamente a Astudillo y de que es responsable de las sucesivas derrotas en Acapulco, donde el PRI no ha podido ganar ninguna elección, ya sea de alcalde, o de diputados locales y federales.

Ángel Aguirre Rivero va en caballo de hacienda. Se vanagloria de que obtuvo una alta votación en su distrito, que según el IFE tiene uno de los más altos índices de abstencionismo del país. Hasta ahora, su cacicazgo está intacto y a nivel nacional, dentro del PRI juega tanto con Elba Esther Gordillo como con el equipo de Madrazo. En la campaña actual ha jugado un papel de bisagra entre Figueroa y René Juárez.

Lo que juega a nuestro favor es que la candidatura de Zeferino Torreblanca salió muy legitimada internamente, lo que ha potenciado nuestras posibilidades de triunfo, así como el hecho de que algunos advenedizos y oportunistas finalmente regresan a su hogar materno, del cual no debieron haber salido nunca. Me refiero al caso de Zótico García Pastrana, siniestro personaje que momentáneamente apoyó al senador Armando Chavarría.

Con nuestro candidato, con la plataforma electoral que se aprobó y con una audaz política de alianzas, nuestro triunfo estará asegurado.

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