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El Ejército estuvo en Iguala y no evitó el ataque y la desaparición de los normalistas, dice un testimonio

El Ejército y la Policía Federal tuvieron conocimiento de los ataques de la Policía Municipal de Iguala y sicarios del narcotráfico a estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, lo que se evidencia en que acordonaron el área para impedir la presencia de civiles, mientras en la ciudad ocurrían las acciones represivas, la noche del 26 de septiembre.
Un ciudadano que viajaba por la carretera declaró que efectivos militares y de la Policía Federal retuvieron a todos los autobuses de pasajeros y vehículos particulares en la entrada a Iguala por la autopista.
En contra de este testimonio, el comandante del 27 Batallón de Infantería del Ejército, coronel José Rodríguez Pérez, dijo que al momento del ataque en contra de los jóvenes, “teníamos conocimiento de lo que estaba sucediendo al último, cuando el Ejército salió fue porque nos habían manifestado que había gente civil en el área”.
El Ejército no se presentó en el lugar donde los policías municipales de Iguala tenían sometidos a normalistas a los que se llevaron detenidos en patrullas, y siguen 43 desaparecidos. A menos de 2 kilómetros del cuartel del 27 Batallón, los policías atacaron a balazos dos veces, a las 9 de la noche y pocos minutos después, y dejaron estudiantes heridos.
Ninguna autoridad, Ejército y policías, llegaron al lugar tras los primeros ataques. Con esto permitieron que sicarios llegaran al mismo sitio después de las 12 de la noche y dispararan nuevamente a los normalistas de Ayotzinapa, y en ese ataque dejaron dos muertos en el mismo lugar y varios heridos.
La declaración de que el Ejército se enteró “al último” fue hecha por el coronel José Rodríguez Pérez el domingo 28, a integrantes de una comisión de padres de estudiantes desaparecidos que acudió al cuartel donde también estuvo el presidente de la Codehum, Ramón Navarrete Magdaleno, a preguntar si en esa instalación militar se encontraban detenidos los jóvenes, y el jefe militar les dijo que no.
Probablemente Rodríguez Pérez estuvo encubriendo la participación del alcalde y de los policías de Iguala en los hechos del 26 y 27 de septiembre. El domingo 28, el comandante de la Novena Región Militar, general Martín Cordero Luqeño, declaró en Acapulco que el Ejército mantiene un despliegue en todo el estado para las labores de seguridad en las que participa.
Sin embargo, dijo que no podía asegurar que hayan participado personas de la delincuencia organizada en los ataques a los normalistas de Ayotzinapa, al equipo de futbol Los Avispones y a civiles.
Consultado después de la premiación del segundo medio maratón en Acapulco, a una pregunta sobre de la participación de la delincuencia organizada en los hechos, Cordero Luqueño respondió que “eso yo no se los puedo decir, no, definitivamente no”.
Al preguntarle su opinión sobre la participación de la Policía Municipal en los hechos dijo que “soy del Ejército mexicano, y no puedo opinar porque no me corresponde, yo nada más la seguridad que me corresponde y tenemos un despliegue en coordinación con los tres órdenes de gobierno vamos a darle seguridad al estado de Guerrero”.
Según el informe de la Fiscalía General del Estado, que presentó el fiscal Iñaky Blanco el 29 de septiembre, “a las 02:40 horas del 27 de septiembre de 2014, personal del 27 Batallón de Infantería de la ciudad de Iguala de la Independencia, informó al agente del Ministerio Público que entre el Periférico Norte y la calle Juan N. Álvarez, se encontraban los cuerpos sin vida de dos personas del sexo masculino, a quienes se les apreciaban múltiples impactos de  arma de fuego”.
El domingo 28, a pregunta de los padres, entre ellos Margarito Guerrero, papá de Jhosvani Guerrero de la Cruz e Hilda Legideño Vargas, mamá de Jorge Antonio Tizapa Legideño, el coronel les dijo que no tenía a ninguno de los jóvenes desaparecidos y que fuerzas castrenses no habían participado en el ataque y detención de los normalistas, “tampoco nosotros hemos dicho que los municipales sean los que dispararon”, deslindó.
“No sabemos si la Policía Municipal disparó y tampoco participamos en la detención de los policías, ni de sus compañeros”, insistió el mando militar.
Los padres pidieron la colaboración de la institución militar para que coadyuve en la búsqueda de sus hijos, y el coronel les pidió que una relación de los jóvenes desaparecidos para ayudar en la búsqueda. “Nosotros tenemos gente en diferentes partes del estado y pudiéramos buscarlos y ayudarles”, dijo.
Pero los militares, que estaban a poco más de un kilómetro de los ataques, no ayudaron para impedirlos.
Un lector de El Sur narró que salió de Chilpancingo a Taxco a las 8 de la noche en autobús Costa Line, Llegó a Iguala a las 9:45. En la entrada, en el crucero con la autopista, había un retén de militares y policías federales que no dejaban entrar ni salir de la ciudad. El autobús en que viajaba se detuvo ahí. Los efectivos, identificados porque estaban en patrullas de la Policía Federal y del Ejército, no le permitieron entrar, los retuvieron entre media hora y 40 minutos, algunos pasajeros que iban a Iguala pedían que el autobús los llevara a la terminal, como siempre, pero el chofer les explicó que no se podía, y se bajaron en ese crucero.
El autobús tuvo que desviarse por la autopista de Iguala a Cuernavaca, para después tomar hacia Taxco. En ese tramo los pasajeros vieron entre 10:30 y 10:40 de la noche movilización de más patrullas del Ejército y la Policía Federal.
La observación del pasajero es que a las 9:45, después de las primeras balaceras de policías a los estudiantes de Ayotzinapa, la entrada a Iguala ya estaba bajo control de Ejército y la Policía Federal. (Redacción / Chilpancingo).

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