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Marchan en silencio padres y normalistas en la capital para exigir la presentación de los 43 desaparecidos

*Participan en misa en la catedral de la Asunción de María. Acuden normalistas de la FECSM, policías comunitarios de Tixtla y maestros de la CETEG

Jacob Morales Antonio

Chilpancingo

Más de mil ciudadanos marcharon en silencio en Chilpancingo para exigir la presentación con vida de los 43 estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa detenidos-desaparecidos el 26 y 27 de septiembre en Iguala. El acto culminó con una misa en la catedral de la Asunción de María, en el centro de la ciudad.
En las manos, los familiares de las víctimas de Iguala, estudiantes, maestros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (CETEG) y policías comunitarios de Tixtla, llevaban flores blancas y veladoras como señal de una luz de esperanza para encontrar vivos a los jóvenes desaparecidos por policías y sicarios del grupo criminal Guerreros Unidos.
Eran las 5 de la tarde y el sol se desvanecía en el horizonte cuando el silencio de la marcha fue interrumpida por el toque fúnebre de la banda de guerra de Ayotzinapa, que encabezó la marcha. Desde la salida del contingente en el monumento a Vicente Guerrero hasta la catedral de la Asunción, los estudiantes no pararon de tocar.
Se veían rostros de esperanzas que no denotan cansancio tras 17 días de protestas, mítines, marchas, declaraciones a medios y llanto por los desaparecidos.
Los padres y las mamás caminaron en la capital del estado y al frente Mario César Gonzáles Contreras, padre de  César Manuel Gonzáles Hernández de 22 años, originario de Huamantla, Tlaxcala agarró la manta principal que decía “Nuestros hijos no se venden, exigimos que los devuelvan con vida”.
Los alumnos llevaban otra que decía “Una oración para nuestros compañeros caídos y desparecidos”. Además de un mapa con las imágenes de los estudiantes asesinados Julio César Ramírez Nava y Daniel Solís Gallardo, y de Julio César Mondragón que apareció un día después con el rostro desollado. Los tres asesinados en Iguala.
A lo largo de las aceras de la avenida Benito Juárez, decenas de personas vieron pasar la marcha, algunos dieron su apoyo a los estudiantes, quienes entregaban una hoja informativa de la demanda de aparición de sus compañeros y justicia para los seis asesinados.
Los estudiantes portaban el uniforme de la escuela y en esta ocasión caminaron con los rostros descubiertos. Fueron acompañados por un contingente representativo de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM) que han llegado de las 16 normales que aglutina la organización.
Luego de caminar media hora llegaron al Zócalo de la ciudad, y siguieron hasta la catedral donde el 14 de septiembre de 1813 se realizó el Primer Congreso Constituyente del país. Ahí el general José María Morelos proclamó los Sentimientos de la Nación entre los que destaca la libertad e independencia del país, la abolición de la esclavitud, la tortura y la opresión al pueblo.
Para el descanso de los seis muertos y la aparición con vida de 43 estudiantes, se ofreció una misa. El padre a cargo de la homilía, Víctor Manuel Aguilar recordó a las familias de los estudiantes desaparecidos que a nombre de las cuatro diócesis en el estado, el Obispo de Acapulco Carlos Garfias Merlos condenó la violencia en el estado y de los estudiantes desaparecidos pidió justicia.
Asombrado por la presencia de los estudiantes, quienes al entrar colocaron las veladoras y flores frente al altar de la virgen de la Asunción, el padre pidió la pronta aparición de los estudiantes, con vida.
Las mamás de los normalistas alzaron las manos y cerraron los ojos, en sus rostros se vio reflejada la fuerza que imploraba el regreso de sus jóvenes mientras rezaban el padre nuestro.
Al terminar la misa todos salieron de la Iglesia, afuera se informó a los padres de las declaraciones del procurador General de la República, Jesús Murillo Karam, quien minutos antes afirmó que ninguno de los 28 cuerpos encontrados en las primeras seis fosas en Iguala pertenecía a los estudiantes.
Entre lágrimas de felicidad por la noticia, Mario César Gonzáles Contreras, quien desde un día después de la desaparición de sus hijo se encuentra en el estado, expresó su felicidad y afirmó “siempre tuve las esperanza de que están con vida, con esto nos los tienen que entregar vivos”.

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