Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Silvestre Pacheco León

El pasante

(Séptima Parte)

¿También responderán las autoridades por los cadáveres enterrados sin cruz que los identifique?

¿Llegaremos a saber si hacen más para encontrar a los desaparecidos, aparte de la palabreríacon la que quieren ocultar
evidencias?

Las mujeres valientes

Después de celebradas las fiestas patronales de finales de junio, que para el médico fueron como un viaje al México profundo que lo enganchó con la magia del prehispánico baile del Ocoxúchitl, todo agosto el médico lo dedicó a planear la fundación de la escuela secundaria, que sería por cooperación y se registraría con el nombre de quien también fue fundador del Instituto Politécnico Nacional, Lázaro Cárdenas.
La protesta y movilización de los padres de familia de Quechultenango, en septiembre de 1959 en contra de la directora de la escuela, tuvo el mismo origen que vivieron en Atoyac de Álvarez, ocho años después, los maestros y padres de familia contra la directora de la primaria Juan Álvarez, Julia Paco Piza, encabezados por su líder, Lucio Cabañas Barrientos, durante el gobierno de Raymundo Abarca Alarcón.
La directora de la escuela primaria de Quechultenango era una mujer solterona que vivía más para la política local que para atender la educación de los niños y jóvenes.
Provenía de una familia acomodada y era dueña de varias parcelas de siembra que le redituaban grandes cosechas de maíz.
La directora era de carácter fuerte, a pesar de ser una mujer menuda. Usaba el pelo corto y labios pintados. Sus alumnos la recuerdan por su costumbre de sentarse con las piernas cruzadas, y era común verla fumando un cigarro o saboreando un gis.
Llevaba 20 años en el cargo y se le había hecho costumbre cobrar toda clase de cuotas para que los jóvenes pudieran estudiar, por eso cada vez eran menos los alumnos que tenía, y muchos padres de escasos recursos optaban mejor por sacar a sus hijos de la escuela.
El caso más patético de la inoperancia de la primaria era que en el municipio había dos pueblos insignificantes que contaban con plantilla completa de profesores mientras que en la cabecera la directora no movía un dedo para conseguir siquiera el apoyo del ayuntamiento para contratar un maestro.
El caso es que la población estaba harta de esa situación y convencida de que podía atacar el problema de raíz.
Al médico le había llamado la atención en ése conflicto que las personas más interesadas en buscarle una solución eran mujeres, y lo atribuyó al hecho de que se trataba de una mujer también con la que se habían de enfrentar.
Con los años el pasante habría de cambiar su opinión sobre lo observado entonces, convencido de que la valentía era de por sí uno de los atributos de las mujeres de ése pueblo.
Como el médico había sido advertido de que el día de la toma de la escuela no debería aparecerse en el lugar para evitar que alguien esgrimiera el argumento de que gente ajena se andaba inmiscuyendo en el movimiento, permaneció en su consultorio particular esperando las noticias para dar el paso siguiente.
La toma de la escuela

Esa mañana de septiembre se formó un grupo numeroso de mujeres que llegó a la escuela mucho antes que la directora y los maestros. Pusieron candado a la gran puerta de madera y luego la rojinegra bandera de huelga.
Después hicieron una cadena humana que cubría todo lo largo del viejo edificio hecho de gruesas paredes de adobe y alto techo de teja, cuyas amplias ventanas daban a la plaza.
En cuanto la directora se hizo presente con la intención de ingresar al edificio, las madres de familia cerraron filas y comenzaron a gritarle con voz enérgica su repudio, coreando que se fuera, que no la querían un día más al frente de la escuela.
Ninguna autoridad local intervino en el conflicto, y tampoco hubo necesidad porque la maestra al mirarse en desventaja y sin partidarios que la apoyaran, no quiso exponerse, y optó por retirarse a su casa, no sin antes amenazar de que pondría su queja ante las autoridades educativas acusando a las mujeres de ser promotoras de violencia y haciéndolas responsables de lo que pudiera pasar con los bienes y documentación que se encontraban dentro del edificio.
La respuesta fueron los gritos de júbilo de quienes se habían dispuesto a dar el primer paso para corregir el problema de la educación.
El mismo día en que fue cerrada la escuela, una comisión de padres de familia salió hasta la ciudad de Tixtla, donde se encontraba la sede de las autoridades educativas. Por supuesto, en la comisión de padres de familia se encontraba el médico en calidad de asesor, quien a propósito había redactado el documento que exponía la situación de la educación que prevalecía en Quechultenango, firmado por la Sociedad de Padres de Familia y apoyados por el Comisariado Ejidal.
La argumentación de los padres de familia contra la directora de la escuela, leída ante el supervisor de la zona escolar y el director de Educación, en la que también se exhibía el solapamiento de sus superiores, resultó tan contundente, que los funcionarios involucrados buscaron inmediatamente la manera de curarse en salud, encontrando milagrosamente la jubilación de la directora como la justificación a modo para separarla del cargo, y calmar así el enojo de los padres de familia que parecía enderezarse contra ellos.

La fundación de la escuela secundaria

Aprovechando la nueva situación que se creaba en la negociación con las autoridades, el médico solicitó que como parte de la solución al conflicto planteado, se incluyera el compromiso de la SEP de dar las facilidades necesarias para la fundación de la escuela secundaria, entregando en seguida la documentación que justificaba ampliamente dicha solicitud.
–El número de jóvenes egresados de la primaria que carecen de opciones para estudiar es muy alto; los padres de familia ofrecen un local para que funcione la escuela y están dispuestos a cooperar para el pago de los maestros –decía el escrito.
Luego se firmó una minuta en la que se establecía el compromiso de las autoridades de que en una semana darían posesión del cargo al nuevo director.
En lo que no hubo acuerdo fue en la exigencia de que los padres se retiraran inmediatamente de la escuela para dar oportunidad de que la directora sacara sus pertenencia. El argumento del médico fue convincente.
–Lo que nos pide la autoridad educativa es improcedente porque el único mandato que traemos de la asamblea es para exigir la salida de la directora y que autoricen ustedes una plantilla completa de profesores para la escuela. Para otra cosa la comisión se declara incompetente pues no estamos en condiciones de regresar al pueblo para pedir a los padres de familia que liberen la escuela.
Manteniendo la postura inicial del edificio cerrado y resguardado, los padres de familia permanecieron en guardia hasta el lunes siguiente que llegó la comisión de la SEP, con una plantilla completa de profesores jóvenes que incluía un nuevo director.
Ése día fue de fiesta en el pueblo porque el director de la escuela se mostró dispuesto a trabajar con su equipo en la primaria completa y de cooperar con la fundación de la escuela secundaria comprometiendo en ello la participación de sus jóvenes colaboradores.
La única persona que no pudo mantenerse tranquila ante la nueva situación, a pesar de su jubilación, fue la ex directora, quien se contó entre las primeras invitadas que llegaron a la reunión de los caciques que se realizó en el curato, a convocatoria del cura.
La coyuntura política entonces estaba marcada por la renovación de las autoridades municipales cuyas elecciones se realizarían al año siguiente. De ahí que la reunión del curato se viera como un cónclave de quienes realmente tomaban las decisiones.

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