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Oran en la Basílica de Guadalupe padres y compañeros de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos

*Acompañaron a los familiares y estudiantes los luchadores sociales Javier Sicilia, Alejandro Solalinde, Miguel Álvarez Gándara y Miguel Concha, y miembros de organizaciones sociales y estudiantiles

Jacob Morales Antonio

Ciudad de México

Familiares de los 43 estudiantes detenidos-desaparecidos por policías municipales de Iguala y estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa oraron en la Basílica de Guadalupe para encontrar vivos a los estudiantes.
Unos mil familiares y estudiantes partieron de la Normal alrededor de las 11 de la mañana de ayer en 20 autobuses hacia la ciudad de México para pedir a la virgen de Guadalupe la aparición con vida de sus compañeros, amigos e hijos, de los que nada se sabe desde la noche del 26 de septiembre, luego de los ataques de policías municipales y sicarios de Guerreros Unidos en Iguala contra estudiantes de Ayotzinapa.
El contingente, donde también iban integrantes del Frente Unido de Normales Públicas del Estado de Guerrero (FUNPEG), Estudiantes de la Universidad Autónoma de Chiapas, integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y del Frente Popular Francisco Villa, caminó de la avenida San Juan de Aragón hasta la Basílica para estar en la misa para pedir por los normalistas.
El contingente fue encabezado por los familiares de los estudiantes desaparecidos que entonaron La Guadalupana. Policías de la ciudad de México resguardaron la marcha. Decenas de personas que vieron pasar a los papás y mamás de los estudiantes mostraron su apoyo con aplausos y palabras de aliento, algunos comerciantes, ante los cantos pusieron música religiosa.
Los asistentes llevaban margaritas blancas y velas que al término de la misa colocaron en el altar de la Virgen. A su llegada a la entrada principal, guardias de seguridad de la Basílica que esperaba al contingente pidieron doblar una manta que decía “Madre mía, tú que fuiste madre y sabes el dolor de perder a un hijo, las madres te rogamos e imploramos que cuides y hagas que regresen con vida nuestros 43 hijos desparecidos”.
Al llegar al atrio, los guardias de la Basílica trataron de impedirles el paso con una manta en la que estaba impresa la imagen de la Virgen y una plegaria para que los normalistas aparezcan con vida, pero ante los reclamos de los familiares y del director de Servicios y Asesoría para la Paz (Serapaz), Miguel Álvarez Gándara, lograron entrar.
El poeta y activista Javier Sicilia y el padre Alejandro Solalinde Guerra también reclamaron a los guardias de seguridad su actitud hacia los familiares de los estudiantes desaparecidos. Pero los guardias argumentaron que debían seguir los protocolos de seguridad.
Entre reclamos a los guardias de seguridad y empujones accedieron al atrio de la Basílica, y ya en el interior caminaron hasta el frente de la Iglesia, cada uno de los familiares cargando el retrato de su hijo impreso en una lona.
En su camino hacia el altar, la gente que se encontraba en los pasillos abrió el paso a los familiares y aplaudió. Las mujeres, entre lágrimas se arrodillaron y rezaron por sus hijos desaparecidos. Fue a las 6 de la tarde cuando el padre Roberto Cendejas dio la bienvenida al contingente y pidió por los 43 normalistas desparecidos. “Vivos se los llevaron, vivos los queremos”, exclamaron los familiares.
A la misa también llegó el padre Miguel Concha Malo, que encabeza la Comisión de Impulso para la búsqueda de los normalistas desaparecidos, acompañado por otros sacerdotes. Durante la misa el padre Cendejas se limitó a elevar plegarias para los familiares y desaparecidos, pero no habló del asunto en la homilía. Se supo que hubo una misa especial para los normalistas a las 4 de la tarde.
Antes de terminar la misa, los estudiantes y familiares exclamaron, “Ayotzi, vive, la lucha sigue”, seguido de “Vivos se los llevaron, Vivos los queremos” y los asistentes gritaron “no están solos”, en tres ocasiones.
Después, los familiares pasaron frente a la Virgen, depositaron las flores y velas en los altares, y regresaron a la Normal en Ayotzinapa.

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