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Octavio Klimek Alcaraz

La reunión pública de información de La Parota

El pasado martes 24 de agosto se llevó a cabo la Reunión Pública de Información del Proyecto Hidroeléctrico La Parota, por la importancia de este evento trataré de expresar algunos comentarios al respecto.

Empecemos por lo más positivo. Un auditorio repleto en donde los asistentes en todo momento se comportaron de una manera pacífica y en general hubo respeto al pensar diferente. Hubo es cierto, en algunos momentos gritos u aplausos a favor en contra de la expresión vertida, pero hasta ahí.

Sin embargo, la reunión fue conducida conforme al programa propuesto, en los momentos en que la pasión amenazaba con desbordarse, la experiencia y buen modo de Regina Barba, titular de la Unidad Coordinadora de Participación Social y Transparencia de la Semarnat, logró siempre encauzarla.

Es necesario buscar un formato de mayor tiempo pues cinco minutos para los ponentes son insuficientes para sintetizar observaciones a un Manifiesto de Impacto Ambiental de la relevancia y complejidad del Proyecto Hidroeléctrico La Parota. La conclusión es que, un día es insuficiente para eventos de tal importancia.

Preocupa el autismo de los académicos guerrerenses. Sólo siete de un total de 60 ponencias provienen del sector académico, es decir una de cada diez ponencias fue de ese sector. Contrasta con el sector social, donde se registraron 49 participaciones. Otras cuatro participaciones provinieron de ONG.

Creo que quedó claro, desde el punto de vista social, que hay una enorme preocupación por los ciudadanos afectados de lo que será su futuro. Hay un conflicto social, que debe abordarse con gran prudencia en la zona donde se pretende realizar el proyecto.

Sin embargo, mi mayor temor se cumplió: poca participación técnica cuestionando el proyecto en sí. Pocos del lado, a favor o en contra del proyecto, conocen realmente su Manifestación de Impacto Ambiental (MIA). No dudo de la calidad de las opiniones de los que tratamos de revisar la MIA, sabemos que es un buen trabajo, pero con conclusiones equivocadas, información insuficientes y demasiada incertidumbre en muchos de sus escenarios ambientales, su lógica es pretender vía medidas de mitigación y compensación atenuar los daños ambientales evidentes del proyecto.

Finalmente, un consultor comprometido con su promovente difícilmente va a decir al final que su proyecto es malo, aunque sea evidente que es inviable social y ambientalmente.

Parto del peor de los escenarios. El escenario, que veo a futuro es de que el 27 de septiembre fecha límite para emitir la resolución de la MIA, la Semarnat resolverá como viable el proyecto. Su análisis, será de que fue tomada en cuenta nuestra opinión en la reunión pública, sin embargo dichas opiniones son insuficientes y poco sustentadas para modificar las conclusiones del consultor, en este caso el Programa Univesitario de Medio Ambiente (PUMA) de la UNAM.

Mi aseveración pesimista se debe a que el biólogo Ricardo Juárez, responsable de la firma del resolutivo como Director General de Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental de la Semarnat, al finalizar la reunión, públicamente al saludársele con toda cortesía frente a funcionarios del gobierno del estado, de la Semarnat y otros asistentes, hizo un comentario grosero y despectivo sobre el valor de la reunión, calificándonos de tajo a los asistentes de faltos de conocimiento sobre el tema. Con ese gesto innecesario echó por la borda el trabajo de Regina Barba de generar credibilidad para la Semarnat.

Algo en lo que quisiera hacer énfasis es que la CFE tiene un objetivo primordial: hacer la hidroeléctrica, y por tal motivo algunos de sus empleados están utilizando todo su poder para ello, incluyendo la represión como instrumento de negociación.

Ahí siguen las ordenes de aprehensión, hasta con o sin intención, dividir pueblos y pretender sustituir a otras entidades públicas como agencia de desarrollo social.

De una u otra forma los representantes de la CFE en la reunión pública, así como algunos participantes insistieron en los beneficios del desarrollo económico y social del proyecto, que es por cierto una de las partes más débiles de la MIA, por sus insuficiencias de información, generalidades y problemas en la valoración económica del territorio y sus recursos naturales.

En un área abandonada casualmente durante décadas por los distintos gobiernos, los compromisos de servicios e infraestructura hechos por la CFE están generando división en los pueblos, con todos los riesgos que esto implica.

El gobierno estatal y los municipales están sacando las manos y se mantienen a la expectativa, están siendo permisivos y cómplices de un conflicto, bajo el lema de aplaudir la inversión benefactora de la CFE. No se vale que se pretenda vender la idea entre los ciudadanos de que la CFE les debe resolver sus problemas. Si este proyecto se hubiera pretendido hacer en un territorio más desarrollado como el de un país europeo, los promoventes del proyecto estarían discutiendo sobre su viabilidad ambiental, los enormes costos de reparación económica a los posibles perjudicados, y se hubieran indignado por la tomadura de pelo de que una agencia eléctrica pretendiera sustituir a las responsabilidades de sus gobiernos.

¿Para qué están nuestras instituciones públicas? ¿Acaso los guerrerenses somos incapaces de generar nuestro propio desarrollo sostenido? En ese contexto, se requiere de una discusión sobre la gestión de la cuenca del río Papagayo con relación a los trasvases de agua para Acapulco, pero no condicionemos a futuro la disponibilidad de agua para Acapulco a la realización de una hidroeléctrica, esto suena a chantajear a la opinión pública.

Finalizo con otro tema, que fue recurrente en la reunión pública, el de nuestra xenofobia local. Durante la reunión se trató de descalificar a personas participantes por su origen no guerrerense. Regina Barba les aclaró que todos los mexicanos tenemos el derecho a participar.

Es cierto que con relación a muchas decisiones de carácter agrario y social las comunidades y sus integrantes deberán decidir por sí mismas lo que a su juicio les sea más conveniente.

Sin embargo, por la importancia de la presa hidroeléctrica La Parota en un contexto nacional e incluso internacional, tendrá que atenderse y escucharse las opiniones de tirios y troyanos al respecto. Finalmente, muchos de los que impulsan este proyecto y deciden su destino se encuentran en la ciudad de México, así como en centros financieros y empresariales del mundo, ahí estuvieron en la reunión y a ellos no se les cuestionó.

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