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La Parota no es sinónimo de desarrollo social para la región, coinciden analistas

 

Úrsula Oswald destaca que Chiapas es el estado con más presas y sin embargo es donde hay más comunidades sin energía eléctrica. Klimek: no se vale querer vender la idea de que al no estar la CFE, no puede haber desarrollo

 Karina Contreras  

La secretaria general del Consejo Internacional de Investigadores por la Paz, Úrsula Oswald Spring, manifestó que la comisión mundial de represas ha descubierto que éstas “hacen más daños que beneficios, además de que los que producen energía no son beneficiados”,

“Observemos Chiapas, el estado de mayores presas, y es donde hay más comunidades sin luz, lo cual es una paradoja. Entonces las presas no son detonadoras de desarrollo sino al contrario, las marginan. Además la CFE nunca han cumplido sus compromisos, y un claro ejemplo es la presa La Venta”, dijo Oswald.

Por su parte, el ex delegado de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Octavio Klimek Alcaraz, mostró su preocupación de que a pesar de todos los cuestionamientos “se califique como viable el MIA debido a que éstos fueron construidos por una institución de reconocido prestigio como es la UNAM”.

Ambos personajes fueron entrevistados al finaliza su participación de la consulta pública de la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) de la presa La Parota llevada a cabo el martes pasado.

La investigadora Úrsula Oswald dijo que está preocupada por la situación que se da en Guerrero, pues en la zona no se han hecho los estudios hidrogeológicos necesarios.

Explicó que a 70 kilómetros del vaso del Papagayo está un encuentro de dos placas muy complicadas que son la marítima de Los Cocos y la continental Norteamérica que forman parte de la gigantesca falla de San Andrés. Agregó que la zona es de “altos terremotos que normalmente se dan por la inestabilidad”.

Entonces dijo en la MIA no se ha explicado qué va a pasar con esta falla, qué pasa con las placas cuando de repente se le meten 8 mil millones de toneladas de agua encima, y que –insistió– no está calculado.

Oswald Spring solicitó que se haga un estudio de lo más detallado en ese punto, es decir, estudios más precisos de por lo menos dos años para poder calcular y simular todos los posibles daños que pudieran ocurrir.

La investigadora dijo que en la MIA no hay un estudio de ese riesgo, porque no se le pidió al PUMA, por lo que insistió en que se prevenga ese aspecto con estudios adicionales. Resumió entonces que La Parota: “Es un riesgo en términos sísmicos que se tiene que estudiar más a fondo”.

Se preguntó que no ve por qué razón se tenga que arriesgar a Acapulco cuando hay un conjunto de alternativas para generan energía como micropresas. “No es necesario un proyecto de destrucción sino microproyectos concensados con las comunidades que no están contra el desarrollo, sino se quieren un desarrollo sustentable. Ahí es donde la Comisión Mundial de Represas ha descubierto que las presas hacen más daño que beneficios”.

Preocupa a Octavio Klimek que a pesar de los cuestionamientos se acepte la MIA

Por su parte, el ex delegado de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Octavio Klimek Alcaraz, manifestó su preocupación de que a pesar de todos los cuestionamientos “califique como viable el MIA, debido a que éstos fueron construidos por una institución de reconocido prestigios como es la UNAM”.

Previó que esta situación traerá para el próximo gobierno muchos dolores de cabeza que se deben prevenir, pues lo que menos se quiere es que se avasalle a la gente. Dijo que se está hablando de un “asunto de soberanía del estado de Guerrero”.

Opinó que la presa debe ser rechazada, debido a que es inviable socialmente no nada más ambientalmente como se vio en la consulta pública de la MIA. Precisó Klimek Alcaraz que no hay un consenso, pues es un proyecto sumamente conflictivo.

El ex funcionario de la Semarnat especificó que los vecinos de la zona en conflicto no se oponen al desarrollo, sino que están planteando que se haga un manejo de la cuenca del río Papagayo donde se les tome en cuenta.

Klimek dijo que se tiene que analizar un plan para ver si habría la posibilidad de construir una hidroeléctrica, pero no de este tamaño. “No queremos el tamaño de esas hidroeléctricas por todos los costos que se han expuesto. Lo que nos preocupa es que en esta dinámica de escalada de todo o nada se insista en autorizar esta presa”.

–¿Cree que se pueda avaluar el proyecto con los estudios del PUMA?, se le preguntó.

–Bueno, el estudio mismo dice en la conclusión que es viable porque con las medidas que ellos argumentan de mitigación y compensación es posible hacer la presa. Sin embargo, nosotros decimos que los riesgos son demasiados a pesar de las medidas de mitigación y compensación. No se debe jugar con la naturaleza a través de modelos que se aplican en el estudio.

Klimek agregó que por eso se está cuestionando desde el punto de vista técnico y ambiental, pero lo más grave –dijo– es el hecho de que socialmente hay división en las comunidades.

Agregó que una de las cosas que más preocupan es que se considere que la CFE es una agencia de desarrollo, cuando todos sabemos que su principal objetivo es producir energía eléctrica, cuando el desarrollo se debe dar por las propias comunidades con el apoyo, obviamente, de instituciones públicas. “Pero no se vale querer vender la idea de que al no estar la CFE, no puede haber desarrollo en el río Papagayo, por lo que insistió en un replanteamiento de la presa”.

Consideró que la consulta de la MIA se dio en condiciones de desmovilización y persecución contra los campesinos. “Lamentablemente se descabezó el movimiento a través de órdenes de aprehensión contra los opositores y eso trajo desequilibrio que hizo que los inconformes llegaran con desventajas a la consulta pública”, finalizó Klimek.

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