Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Presenta periodista un retrato humano de García Márquez hecho por quienes lo conocieron

La vida, decía Gabriel García Márquez, no es lo que uno vivió sino lo que recuerda. La frase fue epígrafe de sus memorias y atraviesa todo el libro de Silvana Paternostro: Soledad & compañía, un retrato a voces del escritor.
El colombiano no es aquí sólo lo que ya se sabe, periodista, Nobel, un genio, sino lo que se cuenta.
“Mi mamá dice que Gabito salió tan inteligente porque cuando estaba embarazada de Gabito tomó mucha emulsión de Scott. Fue en el único de sus 12 embarazos que se alimentó con eso. Y que Gabito salió tan inteligente porque tomó puro aceite de bacalao. Que nació oliendo a emulsión de Scott”.
Es lo que dice su hermano Eligio, el menor de la familia, para el libro de Paternostro.
En 2001, la revista Talk le pidió a la autora –quien había publicado en The Paris Review una crónica de un taller tomado con el novelista– una historia oral sobre Gabo, pero la edición cerró antes de que concluyera.
Le quedaron 20 cintas de 90 minutos cada una. Una selección se publicó en 2002 y 2003, pero fue hasta 2010 cuando retomó el libro. El resultado, publicado por Debate, acaba de llegar a librerías. “Me gusta pensar que es el último libro escrito por Gabo”, dice Paternostro en entrevista.
Acepta que no resume la vida real del novelista fallecido en abril, sino un retrato humano de quienes lo conocieron. “García Márquez es grande sin tener que condicionarnos a las historias acomodadas del que no tuvo errores, defectos, derroches, amores ni desamores”, anota en el prólogo, lo único escrito por ella. El resto son entradas de 46 entrevistados.
Mentiras. Verdades. Una mezcla de las dos cosas: García Márquez tenía dos cerebros. El título original de su tercera novela, La mala hora, era Este pueblo de mierda. La idea del El general en su laberinto se la robó a Álvaro Mutis. Si en Estocolmo usó un traje liqui liqui fue porque el frac le daba mala suerte. Fue él quien revisó en 1991 la versión final de la Constitución colombiana.
Entre las voces de hermanos, conocidos, amigos de parranda, están también la editora Carmen Balcells; el traductor al inglés de Cien años de soledad, Gregory Rabassa; la mujer a quien está dedicada esa novela, María Luisa Elío, o su hermana Margot, quien de niña vivió con él: “Yo me acuerdo de oírlo todas las noches, tac, tac, tac, con la máquina de escribir”. (Jorge Ricardo / Agencia Reforma / Ciudad de México).

468 ad