Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Cuauhtémoc Sandoval Ramírez

Valió la pena la espera en el PRD

Valió la pena el compás de espera a fin de permitir que la militancia perredista decidiera su candidato a la gubernatura del estado de Guerrero, que se convertirá en el primer gobernador democrático y de izquierda, tras 75 años de dominio de un solo partido que nos coloco en el triste penúltimo lugar de las entidades federativas de menor Índice de Desarrollo Humano, según datos de la ONU.

Ya sea por un acuerdo político procesado en el Consejo Estatal del PRD, o como resultado de las elecciones internas, este fin de semana Zeferino Torreblanca Galindo se convertirá en el candidato de los perredistas guerrerenses y de amplios sectores de la sociedad civil y de los partidos que decidan establecer alianzas electorales con el PRD, a fin de permitir que a partir del primero de abril de 2005 se comience a aplicar el programa de gobierno que encamine a Guerrero en un sendero democrático y con el contenido humanista de la izquierda.

Valió la pena, ya que permitió a lo largo de esta campaña preelectoral, construir una nueva mayoría al interior del PRD guerrerense, que tendrá la responsabilidad de darle sustentabilidad al nuevo gobierno democrático y de izquierda, así como dirigir al PRD en nuestro estado, ahora en su calidad de partido gobernante, a partir de la renovación de sus direcciones nacional y estatales que se realizará en la primera mitad del próximo año, casi paralelelamente a nuestra campaña electoral.

Valió la pena, ya que permitió una movilización preelectoral sin precedentes en la historia política guerrerense que abarcó a la combativa militancia perredista y a amplios sectores de los ciudadanos guerrerenses. Simplemente habrá que revisar las notas publicadas en El Sur de las masivas movilizaciones que se dieron en las siete regiones de Guerrero en apoyo a Zeferino Torreblanca, cuyo acto mas significativo se dio en Acapulco el sábado 12 de junio, con 35 mil asistentes.

Valió la pena, porque los otros precandidatos también aportaron su esfuerzo en esta precampaña. Félix Salgado Macedonio movilizó a diez mil guerrerenses el 28 de marzo en Acapulco. Armando Chavarria repitió ese número el 23 de mayo en Acapulco y unos días después, 4 mil en Chilpancingo. Ángel Pérez Palacios también aporto su grano de arena a este esfuerzo de movilización de los perredistas.

Valió la pena, porque Félix Salgado Macedonio aportó su experiencia producto de sus dos últimas candidaturas, ya que sufrió en carne propia en 1999 el trago amargo de que le robaran el triunfo electoral. Contra todos los pronósticos y en un contexto adverso, Félix pudo demostrar que sí se podía derrotar al viejo partido de Estado que se niega a fenecer. Félix se ha colocado ahora como un líder serio, maduro y confiable, superando episodios pasados que le restaron credibilidad política.

Valió la pena, ya que ante la consigna de “la Universidad es nuestra” expresada por Armando Chavarria, se generó una amplia movilización de la comunidad universitaria que se niega a ser tratada como parte de una estructura corporativa al servicio de una corriente del perredismo guerrerense. En las movilizaciones de apoyo a Zeferino participaron tanto catedráticos y trabajadores administrativos, así como miles y miles de estudiantes universitarios. En la UAG tan bien se ha conformado una nueva mayoría.

Valió la pena, ya que los movimientos sociales hoy en lucha en Guerrero manifestaron su respaldo a la candidatura de Zeferino. Destacadamente, los combativos profesores de la CETEG conformaron comités de apoyo magisteriales, sin repetir los esquemas corporativos del elbismo en el SNTE. El movimiento indígena, que tiene uno de sus bastiones en La Montaña Roja de Guerrero hizo auténticas movilizaciones, como las que permitieron el triunfo de nuestro diputado indígena Javier Manzano en 2003.

Valió la pena, ya que surgieron por todo el estado, frentes cívicos como el de Acapulco, que hoy son valiosos aliados del perredismo, ya que han aglutinado a diversos sectores y personajes de la vida política y social de Guerrero que debido a la difícil estructura del PRD no habían encontrado canales de participación ciudadana.

Valió la pena, ya que el PRI al apresurarse a designar a Héctor Astudillo como su candidato a gobernador, como resultado de las componendas internas de los grupos caciquiles que han dominado la vida política de Guerrero, provocó la salida de un importante grupo de priístas lidereados por Carlos Sánchez Barrios y por otro lado, el hecho inédito de que ningún otro partido político guerrerense ha manifestado su intención de aliarse con el PRI. La peor carta de presentación de Astudillo es el presidente estatal del PRI, Héctor Vicario, personaje que representa la corrupción y el figueroísmo.

Valió la pena, ya que ante el monumento erigido a Lucio Cabañas Barrientos en Atoyac, el pasado 6 de agosto, Zeferino Torreblanca reiteró su compromiso de que nunca más se volverán a repetir violaciones masivas a los derechos humanos como las que representaron la matanza de Aguas Blancas y El Charco. El respeto irrestricto a los derechos humanos será una norma fundamental del nuevo gobierno de izquierda.

Valió la pena, ya que existe el compromiso de Zeferino y de todos los precandidatos, de   formar un gabinete mayoritariamente integrado por los cuadros perredistas, que se han formado a lo largo de estos quince años y muchos de ellos fogueados en diversos movimientos políticos y sociales afluentes del PRD. No sobra decir que las instancias partidarias propondrán y decidirán los perfiles de los cuadros que se incorporarán a la nueva administración.

Valió la pena, ya que en todo este último periodo flotaron aires nuevos en el perredismo guerrerense. La nueva mayoría que se ha conformado al interior del PRD ha asumido el compromiso de cumplir las resoluciones de su último Congreso Nacional de desaparecer las antiguas corrientes y transformarlas en auténticas corrientes de opinión, como la que naturalmente se ha conformado en Guerrero en torno a la candidatura de Zeferino Torreblanca Galindo.

Por último pero no menos importante, este compás de espera permitirá incorporar nuevos temas en el programa de gobierno de izquierda que ya han surgido y se debatirán en los foros temáticos de la campaña electoral. Quiero destacar dos de ellos.

Necesitamos retomar la ventaja geográfica que tuvo Acapulco como el puerto de entrada del comercio con Asia desde la época de la colonia y que simboliza el galeón español denominado la Nao de China. Hoy podemos impulsar junto con el gobierno perredista de Michoacán   proyectos de infraestructura marítima en el puerto Lázaro Cárdenas, vecino a Zihuatanejo, y mediante un ferrocarril rápido que cruce el territorio guerrerense transporte hacia el DF, las mercancías que provienen del área Asia-Pacífico.

Un segundo tema se refiere a los migrantes guerrerense. Hoy, cerca de un 25 por ciento de los guerrerenses viven en Estados Unidos, y aportan 835 millones de dólares a la economía de nuestro estado (traducido en pesos es casi el equivalente al presupuesto estatal). Tenemos el compromiso de crear una Secretaria de atención a los migrantes y darles derechos políticos plenos para que elijan diputados migrantes al Congreso guerrerense.

En fin, valió la pena este compás de espera. Lo que sigue es cerrar filas y desarrollar una campaña seria, responsable y propositiva, que mucha falta hace a Guerrero.

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