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Indignación mundial por matanza de 120 civiles en Siria; culpa la ONU al gobierno

DPA

Nueva York  / El Cairo

El Consejo de Seguridad de la ONU condenó ayer fuertemente la masacre de casi 120 civiles en la ciudad siria de Al Hula y responsabilizó de la misma al gobierno del presidente Bashar al Assad.
Los miembros del Consejo condenaron “con las palabras más duras posibles” el baño de sangre con decenas de hombres, mujeres y niños muertos “en un ataque en zonas residenciales”, en el que “hubo varias veces ataque de artillería y tanques de parte de tropas del gobierno”.
La formulación de los diplomáticos no contiene una condena directa del gobierno sirio, porque habría fracasado ante la resistencia de Rusia.
Sin embargo, el documento, de apenas veinte líneas, figura entre las declaraciones más claras que el Consejo de Seguridad dio en esta crisis que se extiende ya 14 meses y costó la vida a más de 10 mil personas. Sólo el régimen dispone de tanques y artillería.
Además, la constatación de que el gobierno utilizó armas pesadas en zonas residenciales es además una dura acusación respecto de que el régimen del presidente Bashar al Assad no se atiene al plan de paz. También se niegan así por parte de la ONU las afirmaciones hechas por el gobierno en Damasco, que una y otra vez dice que replegó las armas pesadas tal como se les solicitó.
“Este atroz uso de la violencia contra la población civil representa una violación determinante a la ley internacional”, indicó la declaración, que añadió que además contraviene las obligaciones asumidas por el gobierno sirio para suspender toda forma de violencia, inclusive el uso de armas pesadas contra centros poblados.
El Consejo de Seguridad, reunido este domingo en sesión especial tras la masacre de Al Hula, reiteró su demanda de frenar inmediatamente la violencia a todas las partes en conflicto. Asimismo consideró que aquellos que sean responsables por hechos de violencia deben rendir cuentas por ello.
La masacre de civiles con casi 120 muertos, más de 30 de ellos niños, provocó la indignación internacional y avivó los llamados para que el presidente Al Assad deje su cargo.
El jefe de la misión de observadores de la ONU, general Robert Mood, había informado previamente que en el baño de sangre en la localidad de Al Hula, cerca de Homs, murieron al menos 108 personas, un tercio de ellos niños.
Los expertos de la ONU no sólo hallaron municiones de tanque, sino que vieron edificios que fueron destruidos por esas armas pesadas.
El embajador de Siria ante la ONU, Bashar Dshaafari, en cambio, defendió la versión de su gobierno según la cual fueron “terroristas” los responsables de la masacre.
“Ellos quemaron la cosecha, las casas e incluso un hospital”, dijo Dshaafari, quien acusó a otros embajadores ante el Consejo de Seguridad de “engañar al mundo y contar mentira”. Cuando se le preguntó cómo se explica las municiones de granada en las zonas residenciales, sólo respondió: “El embajador alemán y el británico lo interpretaron mal”.
El régimen en Damasco asegura no haber sido responsable de la matanza y acusa de la misma a “bandas terroristas”. Testigos manifestaron en cambio haber encontrado cartuchos de granadas de artillería y de tanques. Las tropas del régimen son las únicas que cuentan con este tipo de armas pesadas.
En una carta confidencial del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, al Consejo de Seguridad se dijo previamente que los representantes de Naciones Unidas vieron 85 cadáveres en una mezquita del lugar, entre ellos los de 34 niños.
En la misiva se apuntó asimismo que la causa de la muerte de los civiles no podía establecerse siempre con seguridad, pero que además de verse lesiones por perdigones había también algunos con heridas provocadas por granadas de cañones y de tanques. De todas formas, aseguró, los daños en los edificios fueron provocados por armas pesadas.
.Las autoridades sirias negaron ayer que el Ejército haya sido el responsable de la matanza de 92 civiles en la ciudad de Al Hula, en la provincia de Homs, según dijo el portavoz del Ministerio del Exterior, Yihad Makdisi.
Los observadores de la ONU constataron el sábado la masacre de los civiles, 32 de ellos niños, en la localidad de Al Hula, que según las denuncias de la oposición y de testigos se produjo por un bombardeo de las tropas gubernamentales. Según testigos, después miembros de la milicia Shabiha del régimen fueron casa por casa asesinando con pistolas y cuchillos con total arbitrariedad.
Makdisi afirmó sin embargo que ni tanques ni vehículos militares entraron en Al Hula y que tampoco se emplearon armas pesadas o artillería. Además, aseguró que los militares se mantienen en sus puestos en situación de “autodefensa”.
El funcionario acusó de los crímenes a terroristas, de los que dijo que usan “armas avanzadas y misiles”. Medios estatales aseguraron que la masacre era obra de terroristas de Al Qaeda.
Según Makdisi, los grupos terroristas han cometido más de 3 mil 500 violaciones de la tregua declarada a partir del 12 de abril con la mediación del enviado de la ONU y la Liga Árabe, Kofi Annan, a quien se espera esta semana en Siria.
“La inestabilidad es un buen entorno para los terroristas (…) Son de Al Qaeda y no les permitiremos usar este entorno, no importa cuánto dure la confrontación”, dijo Makdisi en una conferencia de prensa en Damasco.
El jefe de los observadores en Siria, Robert Mood, describió los hechos como “una tragedia brutal”, pero no se atrevió a señalar a los responsables. Mood dijo en una entrevista con Al Yazira que su equipo está conmocionado por lo que ha visto, pero evitó hablar de masacre. “Es demasiado temprano para determinar las circunstancias exactas que llevaron a estas trágicas muertes”, señaló, y añadió que pese a disponer de pruebas, formulará sus conclusiones en un informe.

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