Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Jorge Camacho Peñaloza

Qué sigue

 

*No hay peor tragedia que saber lo que es correcto y no hacerlo. Nelson Mandela.

Los sucesos de Iguala han puesto al descubierto la caducidad de la forma de gobernar en México gestada en la etapa del corporativismo, de la línea política, del uso de los recursos públicos para fines particulares, que no se acaba de ir con la salida del gobernador Ángel Aguirre, todavía está en muchos espacios gubernamentales municipales, estatales y federales.
El desafío es claro, iniciar un gobierno que se interese en gobernar con la sociedad, que no deje espacios para la omisión, que actúe ante la mínima sospecha de estarse atentando contra las leyes, la justicia, los derechos humanos, políticos y civiles, de corrupción, simulación e incapacidad.
La prioridad es encontrar a los estudiantes de Ayotzinapa, aplicar la justicia a los responsables, sanear todas las policías municipales y estatales, preventivos y ministeriales, creados desde el esquema del poder autoritario son el peligro número uno de la sociedad.
Necesitamos empezar una época de gobernabilidad basada en el diálogo con razón y no con presión, en la utilización de la atribución y no la omisión, escuchar y ofrecer lo posible y no lo imposible, advertir y no dejar ir.
Se requiere distribuir el poder, un gran acuerdo, sentarse los tres niveles de gobierno, tres poderes, instituciones y sociedad para distribuir tareas, acciones y objetivos en un gran acuerdo por Guerrero.
Se requiere conciliar, dar respuestas francas y sinceras a la sociedad, defender sus intereses, aplicar la justicia, supervisar a los gobernantes y responsables de las instituciones públicas.
Se necesita gobernar sin miramientos políticos o doctrinarios, conducir los asuntos con ética de responsabilidad mirando los problemas y las necesidades de la sociedad más allá de intereses partidistas, ideologías y proyectos personales.
Sentarse a dialogar, dar la cara, ofrecer salidas, encontrar juntos puntos de coincidencia social hacia la solución de nuestros problemas, no encerrarse en el cálculo político, en los intereses personales, en los privilegios y frivolidades del poder.
Una nueva forma de entender y practicar la política y el gobierno, que la salida de ayer sea un sacudón a nuestros paradigmas y creencias sobre la política y el gobierno, renovarse o salir.
Lo que sigue, sí es hacer justicia, pero no la guerra, es la paz, la reconstrucción política, la reconciliación entre la sociedad y gobernantes, dar el paso para ser mejores políticos, gobernantes y ciudadanos, la barbarie no puede ser el camino.
Lo que sigue debería ser una revisión de las omisiones en las que hemos caído todos como gobernantes y ciudadanos, una auscultación de cada quién para asumir la responsabilidad ética de las fallas en las que hemos caído como gobierno y sociedad.
Vuela vuela palomita y ve y dile: A todos los gobernantes, que yo lo sabía desde andenantes, que gobernar ya no es como antes.

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