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Resguardan antimotines el Congreso ante rumor de la llegada de normalistas

*Trabajadoras del recinto legislativo guardaron documentos y equipo y desalojaron las oficinas. Finalmente no hubo ninguna movilización de los estudiantes

Carlos Navarrete

Chilpancingo

Ante la presunta amenaza de que maestros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación en Guerrero (CETEG) y estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa irrumpieran en el Congreso, policías antimotines resguardaron la sede del Poder Legislativo.
A las 11 de la mañana, entre trabajadoras del Congreso se difundió el rumor de que el magisterio disidente y estudiantes de Ayotzinapa se dirigían al edificio para apoderarse de él, como lo hicieron ya con 22 palacios municipales.
Esta situación motivó la preocupación de las trabajadoras, toda vez de que tenían miedo de que sucediera lo que pasó en el Palacio de Gobierno, la dirigencia del PRD o el Ayuntamiento de Iguala, destrozados e incendiados por manifestantes que exigen la presentación con vida de 43 estudiantes desaparecidos.
No se supo quién difundió el rumor, sin embargo el miedo invadió a decenas de trabajadoras de base que optaron por guardar documentos, recoger sus pertenencias y abandonar por varios minutos el edificio.
Por ejemplo, la secretaria del diputado panista Jorge Camacho Peñaloza, escondió su computadora de escritorio y una impresora para evitar que fuera afectada en caso de que los supuestos manifestantes arremetieran contra el edificio.
Se vio también que empleados del Congreso bajaron del segundo piso, donde se encuentran las oficinas de los diputados del PRD, dos frigobares para resguardarlos en otra área.
La salida de las trabajadoras se realizó sin el permiso que requieren de la Dirección de Recursos Humanos.
“Es por precaución, pero no hay ninguna instrucción”, le dijo una mujer a sus compañeras.
“Manita, nosotras ya no vamos a esperar ninguna instrucción, también nos vamos antes de que esos lleguen”, respondió otra que tomó su bolso, documentos y abandonó su escritorio.
Ante la posibilidad de que maestros y estudiantes de Ayotzinapa llegaran al Congreso, la Secretaría de Seguridad Pública envió 50 policías antimotines para impedirlo.
Ya con la presencia de los agentes, algunas personas aprovecharon para sacar sus vehículos del estacionamiento y evitar que fueran vandalizados.
“Son unos salvajes, ya no se puede vivir así, no nos dejan trabajar”, señaló otra mujer mientras se dirigía a las escaleras para llegar a la planta baja.
Los antimotines se plantaron en la explanada del Congreso con escudos, toletes y cascos, preparados para un posible enfrentamiento, pero no fue necesario el uso de la fuerza pública.
Todas las trabajadoras que abandonaron sus escritorios regresaron media hora después al percatarse de que no pasó nada, pese a esto los efectivos permanecieron ahí varias horas hasta que concluyó la jornada laboral, esto a las 3 de la tarde.

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