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CARTAS (El de Salvador Aguilar, un mamotreto para párvulos, dice Rubén Padilla)

 

Señor director:  

Agradezco de antemano su gentileza de publicar la presente en su sección de cartas.

Leo con detenimiento a los articulistas que se han convertido en detractores (ignoro si gratuitos) de Zeferino Torreblanca y le han tildado de todo. A pesar de que él mismo lo ha dicho hasta el cansancio –“no soy Mesías, soy un hombre de carne y hueso con muchos defectos y muy pocas virtudes, que aspira a armonizar el esfuerzo de todos los guerrerenses”– insisten en convertirlo en Dios y un exabrupto ha dado pie a todo tipo de especulaciones e interpretaciones.

Es el caso del señor Salvador Aguilar quien cita a los que él llama analistas que le permiten comprender mejor algunos hechos en la historia o el comportamiento de ciertos políticos, sin embargo eso solo es el pie que le permite convertirse de pronto en psicoanalista a través de leer a Santiago Ramírez, psicólogo que escribió Infancia es destino y traspola su lectura para analizar al hombre que le ha sido encargado como blanco de sus artículos y encontrarle todo lo negativo que pueda con la obvia finalidad de reducir la confianza           que la gente le da y por lo que encabeza la lista de preferencias entre todos los aspirantes a convertirse en gobernador del estado.

Le sucede lo mismo que a los dueños o encargados en las farmacias, que contraviniendo la ley, toman un vademécum y se atreven a prescribir a cuanto incauto llega a la farmacia, pensando que quien está detrás del mostrador es un profesionista de la medicina o al menos farmacobiólogo y le confía su salud o la de su familia. Quien así actúa está sujeto a la acción de la ley por suplantación.

Con seguridad que si el autor de dicho tratado de psicología leyera el mamotreto que para párvulos escribió el autor de Política de diván, que se puede leer en la pagina 18 de este prestigiado diario con fecha 4 de agosto 2004, actuaría en consecuencia y además de analizarlo con conocimiento de causa probablemente lo denunciaría.

 Atentamente
Dr. Rubén Padilla Fierro

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