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CARTAS ( La libertad de expresión no incluye difamar y calumniar, dice a Tomás Tenorio)

 

Señor director:

Por alusión personal le agradecería muchísimo que publicara esta respuesta, agradeciéndole como siempre de antemano por su generoso espacio.

Mal hace el señor Tomás Tenorio en invocar a la libertad de expresión consagrado en la Constitución y el derecho a la crítica para hacerse ahora la víctima de la intolerancia al afirmar que él no mantiene una “guerra sucia” contra el contador Zeferino Torreblanca.

La libertad de expresión tiene como límite de acuerdo con la legislación la difamia y la calumnia, que dice el señor Tomás Tenorio que nunca ha cometido porque jamás ha presentado “un dato que no tenga un respaldo público”, cuando todos sabemos su insistencia –que hoy retoman en sus gritos las huestes que le acompañan– de un compadrazgo que sólo se documentó mediante un apócrifo, una falsificación de acuerdo con la arquidiócesis de Acapulco, filtrado a los medios por Manuel Añorve Baños, coordinador general de la campaña de Héctor Astudillo.

El que firme sus artículos no exime al señor Tenorio de la crítica a la que también los ciudadanos y lectores de El Sur tenemos derecho –como Tenorio la tiene para criticar a Zeferino como persona pública–, por la utilización de su espacio en este medio de comunicación plural y democrático para una campaña permanente de denostación, que según él es de “análisis de la alternancia”, la cual sólo envilece al arte de la política y la convivencia social.

Por ello Zeferino Torreblanca no le ha contestado ni lo hará. Él no puede estar prestándose a su juego –o al de su otro compañero, Jorge Salvador Aguilar, que ya se siente psicoanalista porque cita unos párrafos de un libro– porque su empeño está dirigido a elevar el nivel de las relaciones políticas y sociales en Guerrero, a pesar de que de vez en cuando, acorralado para la provocación como lo hicieron en la radio, tenga que decirles lo que la mayoría de los guerrerenses pensamos de su actuación y fines políticos, lo que explica el alto número de cartas de ciudadanos que apoyan a Zeferino y que al señor Aguilar le parece excesivo. Pues sí, es excesivo el número de quienes aún sin conocernos apoyamos a Torreblanca a diferencia de ustedes dos, como en los actos de Chavarría, siempre los mismos, que se empeñan en estarlo atacando cotidianamente.

 Marco Antonio Morales

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