Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Héctor Manuel Popoca Boone

¿De qué los felicita?

A la memoria de José Manuel Armenta Villegas, hombre probo. Mártir de la honestidad gubernamental.

El ingeniero agrónomo Félix Salgado Macedonio felicita a los “compañeros de Tierra Digna” de hacerme ver, a fuerzas, cómo se vive en una colonia precarista y cómo luchan por conseguir fertilizante para hacer parir la tierra. Los felicita, en pocas palabras, por usar formas de lucha como el secuestro y el golpear a personas, el amago violento a ciudadanos con fines de extorsión económica, por bloquear carreteras federales lesionando el derecho de terceros para transitar libremente por los caminos de Guerrero. ¿Acaso los felicita por haber vapuleado y destrozado una camioneta del Ayuntamiento de Acapulco que pasaba por ahí? Porque de que la perra es brava, hasta a los de la casa muerde.

Convengamos que no porque las demandas populares sean justas y legales, deban buscarse la satisfacción de las mismas, por medios ilícitos y violentos. Una vez más confirmamos que el fin, por más legítimo, noble y justo que sea, no justifica el uso de medios rudos e ilegales para conseguirlo.

Efectivamente, me dieron un baño de pueblo forzado y conocí la vida en una favela de la ciudad de Coyuca de Benítez. Debo decirle a Félix Salgado que no vi a ningún colono trasladarse a sus labores en auto deportivo de colección o en motocicleta de más de 100 mil pesos; tampoco los vi en reventones desbordados de alcohol y mujeres. No les conocí ninguna manifestación artística frívola, ni tiempo que tuvieran para ello. En fin, no dedican su tiempo de responsabilidad laboral a francachelas o placeres fatuos, ni mucho menos hacen ostentación estentórea de los mismos.

Ciertamente la vida nocturna en la colonia Tierra Digna no se asemeja en nada a la existente en la avenida Costera de Acapulco, que conoce demasiado bien el ingeniero agrónomo de referencia, así como el que esto escribe. La única diferencia es que yo no pregono ni me asumo como adalid de los pobres.

Félix Salgado Macedonio da a entender que endilgo peyorativamente el adjetivo lumpen a los jóvenes golpeadores de la colonia Tierra Digna. No es así, lo uso como categoría de análisis social para identificar un proletariado sin trabajo en condiciones de extrema pobreza. Le recuerdo que jóvenes lumpen de los barrios bajos del Distrito Federal, fueron reclutados por los matarifes del Presidente Luis Echeverría, para conformar a los tristemente célebres Halcones, que el 10 de junio del 71, golpearon y mataron estudiantes, cerca de la Escuela Normal Nacional para Maestros. En esa época, fuimos víctimas los estudiantes, de jóvenes lumpen comprados, fanatizados y drogados. El domingo 25 de julio de este año, volví a ver a este tipo de jóvenes en acción, bajo el manto protector del sol amarillento de la Costa Grande.

Tiene razón Salgado Macedonio cuando afirma que si los del gobierno nos empeñáramos más en trabajar con responsabilidad y equidad, sin burocracia, engaños, negligencias o corrupciones y sin estarnos dando de puntapiés por debajo de la mesa, los campesinos no tendrían necesidad de bloquear puentes o carreteras.

Existen en Guerrero ciertos dirigentes sociales, políticos y gobernantes, de todas las ideologías, que quieren fertilizante no precisamente para sembrar granos básicos; desplegando amplia panoplia de toda laya para conseguir sus finalidades: de clientelismo político o compra de votos; en forma gratuita para revenderlo módicamente a sus seguidores; en forma inmediata cuando apenas depositaron su cuota de recuperación; lo quieren del gobierno estatal en forma adicional cuando ya lo obtuvieron de los ayuntamientos; desean obtener cantidades extras para dedicarlo a los cultivos de estupefacientes; conseguirlo para luego revenderlo a campesinos vecinos o en las colindancias de Michoacán, Estado de México, Morelos y Oaxaca; lo codician también para almacenarlo y, en el mismo o próximo ciclo agrícola, lucrar con él. Por todo eso, es imperativo ponerle orden al programa. Si esa ingrata tarea está bajo mi responsabilidad, la asumo con entereza, así concite enojos desfondados de todos.

Las finalidades protervas mencionadas en el párrafo anterior, son las que atentan contra la existencia y permanencia de este buen programa para los campesinos; que por lo demás, soy el principal convencido que debe transitar al abono orgánico y a la biofertilización, para no seguir dañando los suelos; y para que también ya no sea un negocio redondo de las empresas oligopólicas fabricantes del fertilizante químico y de la transportación del mismo.

Sea de ello lo que fuere, a Félix Salgado Macedonio lo reconozco como un luchador social, de gran carisma popular, pero que se volvió político perfumado y frívolo. En estos últimos años ha dilapidado su capital político acumulado, al dedicarle más tiempo a veleidades banales; a ser actor de churros cinematográficos y cantante parrandero; descuidando atención y tiempo, a los que dice por los que lucha. Es tiempo de reflexión y compromiso también para él.

Lo felicito por su hombría y valor para aceptar, con sencillez y honestidad, que en esta ocasión no cuenta con las preferencias mayoritarias de la ciudadanía y de los militantes del PRD para ser gobernador del Estado. Esta conducta responsable, políticamente hablando, indica que Félix Salgado Macedonio es regenerable, rehabilitable y rescatable para ponerse, de tiempo completo y no ocasionalmente, al servicio de las mejores causas del pueblo guerrerense.

PD1. Un principio de equidad popular dice que cuando la cobija es rala, al menos que cubra una ala, pero de todos.

PD2. Decía Sor Juana Inés de la Cruz: Cuando es hora del puchero; al puchero. Cuando es hora del rezo; al rezo. Agregaría yo: Cuando es hora del deber; al deber y cuando es hora del placer; al placer. Todo esto observarlo, para que la gimnasia no se nos haga magnesia o viceversa.

PD3. En una reunión con presidentes municipales perredistas, el de Benito Juárez-San Jerónimo, Jaime Torreblanca García, soltó la brillante idea de secuestrarme para forzarme a entregar la última ministración de recursos económicos estatales para el programa de fertilizantes sin que me dieran el padrón de beneficiarios. Sin mayores comentarios a las limitaciones mentales que padecen algunos gobernantes municipales. ¡Uff!

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