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De San Miguel Totolapan suplica por ayuda: “solos no podemos, ellos son más que nosotros”

Redacción

Chilpancingo

Él caminó 14 horas desde su comunidad, enclavada en la sierra de San Miguel Totolapan, hasta el municipio de Tlacotepec. Lo hizo entre montes y veredas, escondiéndose entre ramas secas y barrancas, “rogando a Dios” no ser interceptado, junto a tres acompañantes, por sicarios al servicio de la Familia Michoacana o de los Guerreros Unidos, grupos criminales que se disputan el control de esa zona de la entidad, y que a su paso han dejado a niños huérfanos y hogares enlutados.
Él tiene nombre, pero le gana el miedo y prefiere no identificarse. Desde hace dos meses se desató una guerra en comunidades de la sierra de Tierra Caliente que ha obligado a familias enteras a abandonar sus pueblos. Las que tuvieron menos suerte quedaron ahí, atrapadas, encerradas en sus casas esperando a que el gobierno las ayude antes de que el narco les arrebate lo único que aún les queda, sus vidas.
Son 32 comunidades de San Miguel Totolapan sitiadas por sicarios de los dos grupos del narcotráfico dominantes en Guerrero que tienen presencia en la región Centro, Norte y Tierra Caliente del estado.
Quien relató la situación que priva en ese lugar explicó que cientos de familias están atrapadas. Asegura que es imposible abandonar los pueblos. En la carretera que comunica con Arcelia y la que lleva a Tlacotepec –las únicas salidas de San Miguel– hay retenes de sicarios de ambos grupos que impiden el paso de cualquiera que intente viajar por esas vías.
Recordó que en esta semana, desde la noche del lunes hasta la tarde del martes, la comunidad de Piedra Concha estuvo sitiada por sicarios. En esa ocasión arremetieron contra todo.
“Le dispararon a las casas y a los pocos vehículos que hay ahí, todos se escondieron. Desde el lunes hasta el otro día, el martes, las familias estuvieron encerradas, cubriéndose con lo que podían, a cada rato los rafagueaban y no les importó que hubiera niños; ya después se fueron”.
Él llegó a Chilpancingo junto con otras tres personas con la encomienda de buscar a las autoridades estatales y federales para pedirles auxilio, suplicar que ingrese el Ejército mexicano a las comunidades de San Miguel Totolapan y estén ahí permanentemente, no como lo saben hacer, que suben ocho días y regresan. Cuando ya no están vuelven los enfrentamientos.
Hace dos semanas, en Tehuetla, Puerto del Coco, las Garzas, Barranca de Iguala y Los Pericos, sicarios de la Familia Michoacana y de los Guerreros Unidos se enfrentaron durante ocho días. Hubo muchos muertos, pero no saben cuántos. Asegura que es imposible determinar el número de personas que han sido levantadas y ejecutadas por la disputa de ese territorio.
En gran parte de las comunidades de San Miguel ya no tienen médicos ni maestros porque se niegan a subir a la sierra. Si son interceptados por la delincuencia, son pocas las probabilidades de que regresen.
Santa María de las Flores, Querengue, Carrizal, las Tunas, los Encinos, Huerta Vieja, Pericotepec, San Nicolás del Oro, Petlacala, Linda Vista, Plan Verde y El Escombro son algunos pueblos que enfrentan esta situación.
Las familias beneficiarias del programa Prospera no han recibido sus últimos pagos porque los encargados tienen miedo de subir. Los proyectos productivos que les habían aprobado a los campesinos desde hace dos meses, así como recursos para la aplicación de obras públicas no se han ejecutado tampoco.
Quien ofreció este testimonio explicó que gran parte de las familias en los pueblos de San Miguel Totolapan dependen de  sus cosechas y  ganado. Pero ya no es posible subsistir de eso. Todo lo que cosechaban para ellos ahora lo destinan para alimentar a pistoleros.
“De repente, llegan los Guerreros (Unidos) y nos exigen que les demos de comer. No nos queda de otra, hay que alimentarlos, si les negamos el alimento nos puede ir mal. La bronca es que después llegan los de la Familia (Michoacana) y te reclaman por darles de comer a sus rivales. Una de dos, o te matan por traidor o te golpean hasta casi dejarte muerto”.
Puerto del Progreso, Piedra Concha, Huerta Vieja, Jinotla y San Miguelito son algunas comunidades donde ya no hay nadie, son pueblos fantasma. Familias enteras fueron desplazadas por la violencia, pero en el resto hay cientos de personas atrapadas. Ya no es posible cosechar, y cuidar el ganado es difícil. Si salen de sus casas corren el riesgo de ser levantados o ejecutados bajo cualquier pretexto. Subsisten con lo que les queda de maíz en sus casas, y cuando pueden salen a los pozos por agua.
Él y sus tres compañeros salieron de sus comunidades a escondidas, no utilizaron la carretera ni caminos de terracería. Se escabulleron por entre los cerros, a pie, para evitar los retenes que tienen instalados los sicarios.
A través de El Sur hizo un llamado de auxilio a las autoridades, ya que no es la primera vez que piden la intervención del gobierno federal. Exige la presencia permanente del Ejército y la posibilidad de que en todos los pueblos de San Miguel Totolapan se conforme la Policía Rural, como sucedió en pueblos de Leonardo Bravo, pero para ello requieren del respaldo de las autoridades.
San Miguel Totolapan era territorio de la Familia Michoacana, sin embargo, ante los operativos que hace el gobierno federal en Iguala, tras la ejecución de seis personas y la desaparición de 43 estudiantes de Ayotzinapa, aseguran que sicarios al servicio de los Guerreros Unidos se refugian en el municipio calentano, lo que recrudeció la violencia en sus pueblos.
San Miguel Totolapan es uno de los 12 municipios de Guerrero en donde el Ejército mexicano y la Policía Federal asumieron el control de la seguridad pública, desarmaron a los policías locales y los desplazaron de sus responsabilidades por presuntos nexos con la delincuencia organizada. Pero en el caso de San Miguel, las fuerzas federales permanecen en la cabecera y se niegan a subir a los pueblos de la sierra.
Los comisarios dicen no conocer al alcalde, Saúl Beltrán Orozco, porque nunca ha visitado sus pueblos, y por la presencia del narco ellos tampoco bajan a la cabecera a realizar gestiones.
–A este alcalde lo impuso la delincuencia organizada, no sé cuál grupo, si la Familia o los Guerreros, pero a él no lo eligió el pueblo, lo puso la maña.
–¿Qué es lo que piden?
–Ayuda, nosotros solos no podemos, ellos son más que todos nosotros.

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