Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Renato Ravelo Lecuona

Perversión

 

Codirigida por Larry Ckark y Edward Lachman esta coproducción de Estados Unides, Países Bajos y Francia de 2002, se desarrolla en algún lugar de California, entre familias más cercanas a los trabajadores y jubilados de barrios pobres al estilo y nivel estadunidenses.

Aunque su título y la propaganda nos sugiere una película que oscila entre lo pornográfico y lo erótico, resulta un video de sexo super explícito, en close up, que delibera o intencionalmente está desprovisto de toda pretensión de erotismo, de explotación comercial o de dramatización de conductas o costumbres degenerativas de la sexualidad, que se les tiene calificadas de “perversas” y lo muestra con su crudeza y un                                         “desangelamiento” común y corriente.

La exposición en primer plano y a toda luz del sexo oral, la masturbación masculina con su eyeculación respectiva, el sexo entre tres jóvenes, escenas todas desprovistas, por un lado, de cualquier tipo de romanticismo y por otro de falsos éxtasis o de experiencias vivificantes, que tampoco responden a algún vínculo sentimental entre los jóvenes que lo practican, permiten a los directores mostrar a la sexualidad precisamente como una práctica compulsiva en una situación cultural específica, usando términos algo trillados pero explicativos, como crisis de valores o proyecto social existencial.

Lo que se nos quiere mostrar es esta sexualidad compulsiva precisamente dentro del contexto desintegrador de las relaciones familiares de los jóvenes –la parte más ampliamente desarrollada de la película–, que en cierta manera se convierte en lo central, tratando de abordar varias situaciones que podrían inferirse como particulares de una situación social y cultural en las que se desarrolla la familia estadunidense de este status.

La práctica de la sexualidad así se puede ver como una instancia de comunión entre jóvenes, pues en varias escenas, alternativamente a la cogedera, hay comunicación entre ellos de sus situaciones existenciales, realista y por momentos hasta con la frialdad de un documental.

Por desgracia esta intención que es clara, deliberada, no alcanza una finura y credibilidad en la dirección de actores y resulta, por su intención expositiva, algo burda en muchas partes.

Y para esto tiene sus escenas o episodios clave, o simbólicos. La película comienza con un joven que se traslada tranquilamente por las calles, se dirige a un parque especial para el ejercicio de la patineta, se sienta en una parte elevada, saca una cámara de video se supone para filmarse, casi sonríe, saca una pistola, se da balazo en la sien, le sale el borbollón de sangre por el otro lado y queda muerto. No se dice más del suicida y sólo al final, se explica que había embarazado a su novia y esta quería tener al hijo. El preludio y el epígrafe están claros.

En uno de los casos de desintegración familiar, un joven también en patineta, llega a la casa de su novia cuando esta no se encuentra, la hermanita de ella, de seis o siete años, ve la televisión en la sala con escenas de nalgas femeninas en desfile de tangas y en ello se entretiene. Se sugiere que la televisión vista en completo abandono e indiferencia de ambos padres, moldea una forma de percibir el mundo, reducido a las imágenes del cuerpo y las conductas humanas.

Este mismo joven, interroga a la niña y enterado que no está ni su novia ni el padre, sube a la recámara de la madre, rubia y guapa como una modelo, que lo recibe con una complicidad establecida ya por la costumbre de practicar el sexo oral y realizar con él alguna búsqueda melancólica del erotismo sin lograrlo. Los diálogos que establece con el joven, que son fríos, incluyen la práctica sexual de él con su propia hija, sin que ello le represente algún conflicto. El marido de ella y padre de su novia, ex jugador gigantón de futbol americano, no le inspira a la madre mayor interés que la convivencia y evade sus invitaciones al sexo.

Las otras historias familiares de tres jóvenes que establecen una comunidad sexual, que incluyen a este último, giran en torno a un padre machista y alcohólico que siente que su hijo es afeminado y la joven hija de una fanático religioso, quien al descubrirla chupándole el pene a su novio, los golpea. Así todo por el estilo. Asuntos tan gruesos y complicados de mostrar, requieren desde luego de mayor calidad en la dirección y en el propilo guión que es de los mismos directores.

El talento es algo que no define a este director, al que la crítica señala como irregular.

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