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Ninguna política tendrá éxito sin la sociedad: Fernando Ortiz Monasterio

 

Hay necesidad de impulsar programas en los que participe la comunidad, dice el integrante de la Academia Mexicana de Derechos Humanos

Incorporar a las comunidades en el diseño de las políticas públicas, pues de no hacerlo ningún programa tendrá éxito, planteó Fernando Ortiz Monasterio, integrante de la Academia Mexicana de Derechos Humanos, en la mesa Desarrollo Sustentable y Cultura de paz ante los retos de la globalización, de la Conferencia Mundial de la Asociación Internacional de Educadores para la Paz.

Ortiz Monasterio planteó la necesidad de impulsar políticas sostenibles mediante programas en los que participe la comunidad. Advirtió que ninguna política tendrá éxito si no incorpora a la sociedad, “si no reeduca a la sociedad en la participación social”.

Como ejemplo de políticas de participación, citó el caso de las comunidades indígenas de Oaxaca y Michoacán, donde estos han diseñado programas para preservar la riqueza de nuestro país. Afirmó que todas las instituciones y ONGS deberían trabajar para fomentar esa participación.

No obstante, hizo una crítica al concepto de desarrollo sustentable. Dijo que es lamentable que este concepto permee las políticas de la ONU, porque detrás de acciones están los intereses de grandes economías, aunque dijo que antes que rechazarlas hay que analizarlas.

Las escuelas de primer mundo

En la conferencia Educación de los Derechos Humanos y la educación de los derechos humanos como una de las bases para la democracia y la cultura de paz, Catalina Ferrer, educadora de la Universidad de Moncton, Canadá, y de origen chileno, habló de los problemas que se tienen en las escuelas de primer mundo para concienciar a los jóvenes en el tema de los derechos humanos y la paz, de lo difícil que es hacerlos entender los problemas de los países latinoamericanos.

Afirmó que uno de los objetivos de las cátedras, en cuanto a derechos humanos, es provocar en los jóvenes el imaginar cómo se siente y se vive en otras culturas, decirles que los países ricos lo son gracias a los países pobres, cosa que ellos no entienden, pues la idea es de que son ricos por ser organizados, y no conocen de la explotación de mano de obra ni de recursos naturales en los países pobres por parte de las potencias.

Augustino Reis Monteiro, de la Universidad de Lisboa, habló de la importancia, fines y valores que deben inspirar la educación.

Contó que en 1994 se creó una primera Relatoría para la Educación, que tuvo problemas con sus informes porque no fueron atendidos y algunos censurados por el Consejo de la UNESCO para no molestar a algunos países miembros.

En 1995, la UNESCO creó un Plan Integral para la Educación, la Paz y los Derechos Humanos, que actualiza una recomendación de 1974.

Reis Monteiro explicó que un concepto de educación global incluye la importancia de la educación para los derechos humanos, la paz y el desarrollo sustentable. Explicó que el centro de gravedad del derecho para la educación es aprender lo necesario para desarrollar todas las percepciones de la personalidad humana.

Sostuvo que los derechos humanos son parte de la proclama de la Carta General de las Naciones Unidas, y que estos son el fundamento de la democracia, de la paz y el desarrollo justicia.

Horst Betghe, de una organización de educadores para la paz en Alemania, originario de Hamburgo, una zona industrial pobre, de mayor desempleo y de inmigrantes, recordó que desde el 2002 la estrategia de los Estados Unidos es luchar contra el terrorismo, basado en que primero es su seguridad y después la del resto del mundo.

Afirmó que así, Estados Unidos impone las reglas de Derechos Humanos al mundo, lo que además ha sido una de las características del capitalismo global. Así, en un contexto en el cual Estados Unidos se autoproclama para ellos mismos el monopolio de la autodefensa, llamó a buscar nuevas formas de desobediencia civil para enseñar subversivamente.

En esa mesa participó de Senegal, Africa, Mamado Diop, quien habló de la paz como una de las condiciones para el desarrollo, y de la violencia como una de las estrategias de los países desarrollados para el control de los países en desarrollo (Aurelio Peláez).

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