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El tianguis de Chilapa podría desaparecer por falta de promoción, lamentan

 

Un centro comercial con casi 450 años de antigüedad

 

Urge que el gobierno estatal lo apoye como una opción turística, indica el presidente de los comerciantes

 Teresa de la Cruz Chilapa de Álvarez

Considerado como el centro comercial indígena “más antiguo” de Guerrero, y a casi 450 años de empezar a funcionar, el tianguis dominical de Chilapa está en riesgo de “desaparecer” si el gobierno municipal y el estatal siguen sin promoverlo como opción turística, advirtió el presidente de la Asociación del Tianguis Dominical de Artesanías, Gastronomía y Varios, Carlos Téliz Abarca.

Ubicado en la región Centro de la entidad, y a poco más de una hora de Chilpancingo, Chilapa –cuyo nombre proviene del vocablo náhuatl Chilapan, que significa “Chilar en el agua”– es un municipio que “ha dado vida no sólo a compositores, escritores y fotógrafos de la Revolución, también al tianguis indígena más antigüo y grande” de Guerrero.

De acuerdo con Téliz Abarca, el tianguis dominical nació con la llegada de los frailes agustinos –el 5 de octubre de 1533–, fray Jerónimo Jiménez, de San Esteban, y fray Agustín de Coruña, quienes “al ver que los indígenas tenían buenas cosechas y no sacaban sus productos los llamaron a tener un domingo de plaza para poder vender, comprar o intercambiar todo lo que había en las comunidades”.

Lo que se empezó a vender en el tianguis –dijo Téliz Abarca– “fueron las verduras, el maíz, semillas, animales de todo tipo, y posteriormente fueron saliendo las artesanías que los mismos frailes enseñaban a fabricar a los indígenas mientras evangelizaban, y que proponían para que éstos no sólo dependieran de la siembra”.

Téliz Abarca contó que a raíz de la concentración de los indígenas Chilapa se convirtió en el centro de acopio “más importante de esa época”, en el que destacaba el trueque “práctica que aún prevalece debido a que los tiempos son difíciles, y como la mayoría de las veces no tienen dinero pues intercambian productos”.

Los productos que siguen con mayor demanda                                               para el trueque entre los indígenas de Chilapa “son el maíz y las semillas, así como las verduras; eso es lo que con mayor frecuencia intercambian” según, Téliz Abarca.

Refirió que además de las verduras, semillas y el pan, las artesanías “han dado un toque especial al tianguis, porque los indígenas demuestran que sus manos no sólo sirven para sembrar, sino también para hacer arte”.

Mencionó que varias de las comunidades se caracterizan por moldear cierto tipo de artesanía “misma que a su vez le da cierta importancia como pueblo, como es el caso de Atzacualoya, donde todos saben que manejan el barro para hacer ollas, cazuelas, jarros, comales, entre otros”.

Téliz Abarca indicó que hay otros casos como San Angel, donde hacen artesanías de hojas de Totomoxtli –hojas de elote–; en                                               Acatlán hacen trajes de acateca; en Ayahualulco tejen petates, canastotes de palma, o Cuadrilla Nueva donde hacen sombreros y bolsas de palma.

Hay otras comunidades –según Téliz Abarca–, donde no fabrican artesanías en particular, “hacen trabajos de palma o barro pero sólo por temporada y de acuerdo con su necesidad”.

Tres etnias unidas

A partir de la “gran aceptación y participación” de los indígenas, Téliz Abarca indicó que el tianguis, que recientemente fue reubicado en la entrada de Chilapa, “logró reunir a tres etnias –nahua, mixteca y tlapaneca– de las cuatro que existen en la entidad, y de las cuales actualmente dos siguen dándole vida”.

Los factores que “hicieron a los tlapanecos dejar de venir fue la creación de su propio tianguis. Ellos ya no vienen desde hace unos 10 años”.

Fue entre los años ochenta y noventa cuando el tianguis dominical logró alcanzar un “gran auge”, pero a principios de 2000 “fue decayendo debido a la poca importancia de las autoridades y al capricho de dos grupos de comerciantes del mercado central, quienes pedían que nos sacaran del zócalo, lugar en donde se había ubicado desde que comenzó”.

Téliz Abarca dijo que esa reubicación que hizo el Ayuntamiento en 2003, sin considerar su opinión, “nos afectó bastante, y por ello hoy el tianguis artesanal decae, desde que nos venimos ya no vendemos igual, bajaron bastante las ventas”.

Advirtió que de seguir la “falta de interés de las autoridades creo que este tianguis desaparecerá en unos 10 años, se va deteriorar y ya no será un tianguis artesanal sino un mercado cualquiera, ya no habrá cosas hechas con las manos, todo será industrializado”.

Los indígenas sí pagan pisaje

Aunado a la falta interés de las autoridades –resaltó Téliz Abarca– los cerca de cinco mil indígenas que componen el tianguis “somos los más amolados al ser los únicos que pagamos pisaje, mientras que los comerciantes fijos del mercado central –que se encuentra rodeado por el tianguis– no pagan un solo peso”.

Téliz Abarca indicó que previo a la reubicación del tianguis y a los “abusos que se comenten con nosotros” todos los indígenas estaban dispersos, “pero hace unos dos años decidimos formar la Asociación del Tianguis Dominical de Artesanías, Gastronomía y Varios para evitar que a los indígenas se nos prohíba vender y que haya una posición de egoísmo por parte de los comerciantes fijos”.

Consideró que la “crisis” que enfrenta ese centro comercial indígena, desde hace dos años, “se resolvería solo si la autoridades le dan su lugar al tianguis regional artesanal. Necesitamos que alguien lo rescate”.

Luego pidió al gobernador René Juárez                                               “que vuelva sus ojos a Chilapa, que no se olvide de nosotros porque Chilapa es igual de importante que Acapulco, Iguala, Zihuatanejo y Taxco, también tiene lo suyo y es la artesanía”.

Citó que la artesanía “se vende en todos lados, incluso el 80 por ciento de la artesanía que se vende en Acapulco la llevan de aquí. En todo el país valoran nuestra artesanía y también la gente de Canáda, de Estados Unidos, de Japón”.

“Nosotros necesitamos que se difunda nuestro trabajo, hemos pedido al Ayuntamiento de Chilapa un módulo de información al turista, pero tenemos más de un año esperándolo y solo nos dicen que ya casi, pero cuando nosotros intentamos hacerlo por cuenta propia la autoridad nos cierra el paso”, lamentó.

Téliz Abarca advirtió que de no hacer caso a la situación                                               “Chilapa se muere, porque Chilapa depende mucho del turista, vive del comercio”.

“Las ventas se fueron para abajo”

Procoro Morales Sandoval, vecino de Cuadrilla Nueva desde hace 20 años, vende bolsas de palma en el tianguis; “de aquí mantengo a mis cinco hijos, pero ya nada es igual, las ventas se fueron para abajo”.

Dijo que cada domingo, y durante las casi ocho horas que permanece en el tianguis junto con su esposa, logra vender 400 pesos, dinero que “ocupamos para sobrevivir y para invertir en material”.

Precisó que aprendió a coser las bolsas desde que tenía 12 años, incluso “trabajé un tiempo en el Fidepal –Fideicomiso de Palma, que fracasó hace unos años– pero me corrieron por interés de los encargados”.

El artesano resaltó que en Cuadrilla Nueva todos se dedican a coser bolsas y sombreros, “nosotros no tejemos la palma como antes, ya utilizamos una máquina para coser, pero nuestro trabajo sigue siendo arte, le sigue gustando a la gente”.

Mencionó que debido a la escasa venta que tienen “debemos buscar otro modo de vender las bolsas o los sombreros, tratamos de conseguir gente que nos compre por pedido pero aún así es difícil,                                               antes de que Verónica Muñoz Parra –secretaria de Salud– llegara a ser presidenta municipal nos prometió buscar un mercado, pero ella llegó a alcaldesa y se fue, mientras nosotros seguimos esperando ese mercado”.

Carmen Juanico Nava, vecina de Atzaculoya, y quien se dedica a elaborar productos de barro –ollas, casuelas, molcajetes, jarros–, coincidió en que las ventas “son menores ahora, hay días en que sólo sacamos para el pasaje”.

Juanico Nava contó que llega por la mañana del sábado y trae consigo la mercancía que en ocasiones tarda hasta dos meses en elaborar “porque todo lo hacemos más rustico, todo es a mano, no utilizamos máquinas”.

Para Indalecio Sánchez Jerónimo, quien viene de Ayahualulco, y vende maíz y frijol, este domingo “fue un mal día” porque sus clientes no lo ubicaron debido a que el lugar –atrás del mercado– que les fue asignado para vender “estaba lleno de charcos de agua y no podemos estar allá”.

El pan de Chilapa, un arte

Años atrás, cuando el tianguis se ubicaba en zócalo de Chilapa, el pan también formaba parte de ese intercambio comercial, sin embargo hoy sus pioneros decidieron quedarse en sus hogares para venderlo, mientras que otros decidieron establecerse en el mercado central.

Edgar Villanueva Hernández, hijo de unas de las pioneras en la elaboración del pan Francisca Hernández –quien vive a dos cuadras de la catedral–, enfatizó que a pesar de que existen un gran número de panaderías en Chilapa “nosotros seguimos haciendo el auténtico pan de Chilapa”

Citó que el secreto está en que “todo se hace manual, aquí no utilizamos batidoras ni hornos de gas, aquí cocemos el pan con leña y utilizamos huevos de gallina, eso es lo que nos distingue, y como todo es manual decimos que también es todo un arte”.

Dijo que la técnica de la elaboración del pan, que les enseñaron siglos atrás los frailes agustinos, la aprendió de su madre, y resaltó que por “el sazón vienen de todas las comunidades, particularmente de Acatlán y Zitlala, a comprar un pan especial que dan cuando piden a las novias”.

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