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Son una vergüenza los sucesos en Guerrero, lamenta Francisco Toledo

Yanireth Israde / Jorge Ricardo / Agencia Reforma

Ciudad de México / Guanajuato

El creador juchiteco Francisco Toledo consideró una vergüenza los sucesos en Guerrero.
Al inaugurar la exposición Fábulas de Esopo en el Centro de Artes de Iztapalapa, espacio que replica el modelo formativo del Centro de las Artes de San Agustín Etla (Casa), en Oaxaca dijo “Es muy triste, es una vergüenza”.
El artista el miércoles pasado marchó en Oaxaca para exigir justicia en Guerrero.
Durante un recorrido por los salones del inmueble –de fotografía, de música y de cerámica, entre otros–, el artista recordó que en Iztapalapa radican muchos oaxaqueños, 300 mil, calculó más tarde la diputada Aleida Alavez, promotora del centro ubicado en la calle Nautla, en la colonia Casablanca.
“Siempre se ha dicho que los dos hijos de Toledo son el IAGO y el Casa, pero ya tiene otro más”, dijo Alavez.
Dedica Jan Fabre su debut a Ayotzinapa

Las 400 personas que llenaron el viernes al Teatro Principal encontraron una tira de papel en sus asientos con el siguiente mensaje: “A nombre del director Jan Fabre, de la Compañía Troubleyn, de los cantantes y bailarines, queremos dedicar la presentación de esta noche a los 43 normalistas desaparecidos en Ayotzinapa, en el estado de Guerrero”.
Ese era el debut en México de uno de los directores y artistas plásticos más innovadores y polémicos de este tiempo. Con El poder de la locura teatral, un homenaje de cuatro horas sin interrupciones, Jan Fabre (Amberes, 1958) se volvió el artista más citado en el Festival Internacional Cervantino.
“Dediqué la función a Ayotzinapa porque creo en el arte de impacto”, dijo al día siguiente en conferencia un Jan Fabre de buen humor, paciente y verbo afilado: “Creo en el poder del arte, creo que el arte que yo hago niega el cinismo y es una esperanza para creer en la humanidad y es una celebración de la vida”.
Fabre dijo también que sus cuatro horas sin intermedio para descansar la atención, era una defensa ante la comercialización y el mundo virtual.
“El teatro es un lugar de encuentro, donde el público aún puede mirar el cuerpo. El teatro aún es un mundo real”, afirmó.
Mezcla de teatro y danza, con proyecciones de pintura clásica y referencias a Vigilar y castigar, de Michel Foucault y El traje nuevo del emperador, de Andersen, El poder de la locura teatral, se estrenó originalmente en 1984. Pero Fabre dijo que ninguna obra está nunca terminada.
“Hay ensayos, correcciones y un trabajo físico poderoso, extenuante, en los actores, siete mujeres y ocho hombres, que interpretan fragmentos de la historia del teatro titulados en inglés, alemán y francés. Hay una presión física muy fuerte en los actores, hasta la extenuación que hace que lo que expresan sea también una sensación interna?, dijo sobre la obra que se presentará la próxima semana el Teatro Julio Castillo de la ciudad de México.

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