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A 30 días de la agresión a normalistas, en Iguala los vecinos comienzan a hablar de su experiencia

Eduardo Albarrán Orozco

Iguala

A 30 días de la agresión a estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, en la cual hubo seis muertos, más de 25 lesionados y 43 desaparecidos, en Iguala, la UPOEG continúa sus trabajos de búsqueda; mientras que los vecinos comienzan a relatar sus experiencias de esa noche.
Por la mañana, practicantes de diversas religiones se apostaron en la calle Hidalgo esquina con Guerrero, a unos metros del Palacio municipal que fue incendiado y saqueado hace unos días, con cartulinas y llamando a orar por la paz en Iguala. Colocaron en la plaza de la Tres Garantías, sobre el piso, la figura de un globo, con flores blancas, y en el centro la palabra paz.
En la calle de Álvarez, por la que fueron perseguidos los normalistas por patrullas de la policía municipal de Iguala, cerca del periférico, en una esquina están colocadas sobre la pared dos cartulinas blancas. En una se lee “Si sabes algo de nuestros hijos: llámame. 744 178 76 26”, y abajo otra que dice “Vivos se los llevaron, vivos los queremos”. Abajo de las cartulinas, sobre la banqueta hay 10 veladoras, un vaso con agua y flores blancas, amarillas y moradas, y una cruz metálica.
Sobre la pared, a un lado de las cartulinas, encerrado en un círculo se puede ver un impacto de bala. Hay otros dos sobre una cortina metálica de un negocio, en donde fueron acorralados y baleados a dos fuegos por policías municipales de Iguala, y posteriormente por sicarios del grupo delincuencial Guerreros Unidos.
En la plaza de las Tres Garantías, la UPOEG tiene instaladas dos carpas donde preparan alimentos y pasan la noche. Se pueden ver algunos carros con las siglas de la UPOEG; la mayoría recorre los cerros cercanos a los lugares en los que han encontrado fosas. Durante el día se pueden ver los helicópteros de la Policía Federal y del Ejército sobrevolar la zona, mientras se nota el aburrimiento de los policías federales y de la Gendarmería que tras la marcha y el incendio del Palacio municipal estacionan sus vehículos en el Zócalo y calles aledañas.
Poco a poco hay más gente que dice algo sobre esa noche del 26 al 27 de septiembre. Los muchachos fueron perseguidos desde el mercado por policía municipales. Por lo menos dos patrullas circularon en sentido contrario sobre la calle de Altamirano con la finalidad de bloquear sobre Bandera Nacional a los normalistas. No les fue posible.
Sobre la calle de Álvarez, cruzando la calle de Maya se escucharon más de 20 detonaciones de arma de fuego, según se escucha en una grabación hecha por un vecino. En ésta se escuchan gritos de una mujer que le pide a su madre que se agache, entre las detonaciones. “Ya se fueron mamá, ya se fueron”.
Más adelante, pasando el río San Juan, a la altura de una tienda Oxxo, hay quienes dicen que también escucharon la persecución y los disparos en contra de los normalistas. La gente se encerró en sus casas esa noche.
Poco después de las 10 de la noche, sobre la calle de Álvarez, los camiones estaban acorralados. Había varias motocicletas de la policía municipal y, en una esquina dos calles antes de la tienda Aurrera de Álvarez, estaba la camioneta de Protección Civil del municipio, comenta un vecino.

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