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Presentan predecible pero bien actuada versión de El motel de los destinos cruzados

 

Jorge Blancas

El dramaturgo Víctor Hugo Rascón Banda se preguntó en 1993, en vísperas de la publicación de El motel de los destinos cruzados de Luis Mario Moncada: ¿Qué motel es éste y qué propone el autor?

Y la pregunta no era para menos, pues El motel… de Moncada está dotado de una exquisita complejidad, que ensalza la grandeza del teatro antiguo, con una historia intrincada pero reveladora, directa, concisa y efectiva.

Pero, El motel de los destinos cruzados, en la versión del grupo Caracoles del Dromedón –reestrenada en el Teatro Domingo Soler el pasado sábado– es aburridamente predecible, al grado que, lo único que libra a la puesta en escena de las agudas críticas son las excelentes actuaciones de los jóvenes estudiantes del Colegio Nacional de Matemáticas.

Sólon Vargas Barrera, director escénico de la obra reconoció: Esta versión del Motel de Moncada es una adaptación muy libre, nos dimos muchas libertades en el planteamiento y hasta le cambiamos el final.

Tales fueron los cambios que en el cuerpo de la puesta hubo momentos en los que identificamos ciertos rasgos –sin extrañarnos– de la famosa cinta de Hollywood Un angel enamorado.

El motel de los destinos cruzados: narra la historia de un ángel caído que es tentado por el placer carnal. Se enamora de Margarita, mujer que derrocha sensualidad y que también lo ama pero a través de sus sentidos, aunque no está muy segura de que realmente exista. En cambio él si la ve, quiere amarla, pero su condición divina se lo empide, por eso sustrae los sentimientos y pasiones de los hombres para entenderlos, tener virilidad y poseer a Margarita.

Solón Vargas explica: Es un juego escénico, lleno de erotismo, plantea lo absurdo del ser humano al intentar cambiar su destino.

Lo cierto que, aún en la versión “Acapulco” la puesta en escena se debate entre un drama onírico y una pesadilla, en un lugar donde los pensamientos se materializan.

La obra está hecha en un espacio irreal y que a pesar de ello los elementos escenográficos son reconocibles. Están ausentes las realidades concretas o presencia de personajes irreales.

Existe un evidente cruce de destinos de personajes, cuyas palabras se convierten en visiones que son sus obsesiones.

Habrá quien se atreva a proferir que el intento de Moncada y Solón Vargas en esta adaptación “libre”, es un último pataleo de las búsquedas del absurdo o que es un nuevo absurdo para un teatro viejo que se quiere renovar, o que es la síntesis de las vanguardias últimas o que el posmodernismo también contagió a la dramaturgia.

A pesar de las nostalgias y defectos que pueda conllevar la realización de este tipo de teatro experimental, El motel de los destinos cruzados es una verdadera alternativa contra el realismo gastado.

El motel de los destinos cruzados tendrá cuatro presentaciones más en el Teatro Domingo Soler, el 24 y 31 de julio, y 7 y 14 de agosto. Luego realizarán tres funciones más en la Plancha de la Casa de la Cultura de la UAG, y finalmente todos los jueves de septiembre estarán en el Centro Cultural.

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