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Abelardo Martín M.

La invaluable cátedra de Ángel Heladio

Como hoy ex funcionario universitario, el gobernador sustituto de Guerrero, Rogelio Ortega Martínez, valora la importancia de contar con un buen maestro, pero más aún la que tiene un alumno atento y achispado que entienda y, sobre todo, aprenda.
El principal riesgo del nuevo mandatario guerrerense es que desprecie el enorme y rico legado que le heredó su antecesor: unos cuantos aciertos, pero un cúmulo de graves errores cuya paternidad es, ni dudarlo, la soberbia, una plaga que azota no sólo a Guerrero, sino a todo el país y a la gran mayoría de los políticos. Este mal es tan peligroso y ha causado más daños que ni el ébola, tan temido en la actualidad.
El gobernador sustituto Ortega Martínez no puede ser omiso y menos aducir que no asistió a las clases que todos los días impartió con incontables ejemplos su antecesor Aguirre Rivero. Cómo no aprender que la pérdida de los sentidos de la vista, el oído y el tacto provocan incontables equivocaciones. O ver cómo la distorsión del paladar puede producir que el vino se beba como agua y que la glotonería –no nada más de comida– se convierta en una forma de alimentación.
El gobernador Ortega sabe muy bien que la teoría convence, pero que el ejemplo en la enseñanza arrastra y su hoy predecesor dio constantes, repetidos e incontables ejemplos de equivocaciones nunca detectadas. Por eso pasó lo que tenía que suceder y hoy hay nuevo gobernador en Guerrero, quien si mantiene los sentidos atentos y la mente lúcida podrá evitar muchas equivocaciones cometidas por el ex gobernador.
Su primera tarea es formar su equipo con gente que tenga sentido común y si, además, están acotados a su especialidad, podrán controlar el hundimiento del barco y, sólo como un milagro, evitar que se hunda hasta perderse por completo. Guerrero no es Michoacán, ni Tamaulipas, Oaxaca o Guanajuato. Sus problemas son aún más graves porque hay una crisis institucional a la que varios de sus antecesores le dieron, de plano, la vuelta.
La crisis que detonó la desaparición de jóvenes estudiantes mexicanos que ha conmovido a la opinión pública mundial, lleva más de un mes. Al igual que la del Instituto Politécnico Nacional (IPN), cuya directora, igual que Aguirre, tuvo que renunciar.
A 28 días de la desaparición de 43 normalistas en Iguala, el ex gobernador Aguirre aseguró que, a tiempo advirtió al gobierno federal acerca de ese grave problema.
“Resalto que información sobre los antecedentes de estos hechos ya habían sido compartidos oficialmente, en el seno de la colaboración institucional con las fuerzas federales”, dijo a modo de justificación. Es decir, su enseñanza es que cuando no puedas, no repartas. “Estos hechos nos deben de llevar a una reflexión nacional que permita construir una nueva estrategia de seguridad efectiva que evite tragedias como la que sucedió en Iguala, y que estas tragedias no se vuelvan a repetir no sólo en Guerrero, sino en cualquier parte del país”. La lección es: después del niño ahogado, quiere tapar el pozo.
“El día de hoy presento un informe detallado sobre las actuaciones que desde el primer momento realizamos para atender la tragedia”, dijo. Excelente lección: no dejes para mañana lo que debió hacerse hace un mes.
El gobernador sustituto Or-tega Martínez tiene un problema adicional que no puede despreciar ni menospreciar: el tiempo. En lo que le malinforman o se entera de la realidad, ya debe organizar las elecciones para que los ciudadanos elijan a su sucesor. Es decir, no puede darse el lujo de perder el tiempo como bien le enseñó su antecesor.
Aunque anunció que pediría el apoyo federal, tampoco puede creer que con eso se resuelven los problemas. Ahí está el claro ejemplo de Guerrero Seguro, una campaña publicitaria que, como la gran mayoría de las que se hacen para dar fama al gobernante, en nada contribuyen a la gobernabilidad.
Guerrero –dijo– “vive una crisis de gran magnitud”, pero señaló que como representante del estado prevé restituir la gobernabilidad a través del diálogo social. Ortega Martínez explicó que su gobierno se encargará de entender las necesidades del pueblo de Guerrero, y añadió que respecto a la desaparición de 43 jóvenes en Iguala, el día de ayer se reunió con normalistas y padres de familia de los desaparecidos.
Empieza con el pie derecho si, con humildad, reconoce que la situación no se resolverá ni aunque ganara, para él, las próximas elecciones. Sólo si abandona la actitud del maestro que enseña y en cambio asume la del estudiante responsable que quiere aprender y se dedica a ello, sólo así podrá sobrevivir y, en una de esas, salir con la dignidad y la frente por delante, y no como advierte el dicho popular con la cola entre las patas. Tuvo un buen maestro, le enseñó con el (mal) ejemplo. Ahora le toca demostrar que sí puede ser un buen alumno. Ojalá sea en lo bueno, aunque sea poco.

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