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Misa por los estudiantes asesinados en Iguala; exigen la presentación de los 43 desaparecidos

*El gobernador Rogelio Ortega no se ha comunicado con los padres ni alumnos, lo que es una mala señal y “ofende a la Normal”, dice Tlachinollan

Jacob Morales Antonio

Iguala

Familiares de los 43 estudiantes detenidos-desaparecidos y alumnos de la normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa ofrecieron una misa a los tres estudiantes asesinados por policías y sicarios la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre en esta ciudad.
Los padres y la dirigencia estudiantil, además del abogado del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, Vidulfo Rosales Sierra informaron que el gobernador Rogelio Ortega Martínez no se ha comunicado con ellos.
En la homilía el sacerdote llamó a la paz y al diálogo con el nuevo gobierno, demandó la presentación de los 43 estudiantes desaparecidos, vivos o muertos.
Mientras, los familiares reiteraron su reclamo al gobierno de la incapacidad que han mostrado en la búsqueda de sus hijos.
Las familias de la ciudad volvieron a salir a las calles a regalar comida, agua natural y de sabores a los normalistas, porque “son gente buena” y no asesinos como los que los atacaron y demandaron castigo a los responsables de los asesinatos y desapariciones.
La misa fue en lugar donde cayeron los estudiantes, en la esquina de la calle Juan Álvarez y la avenida Periférico Norte, justo a un mes de los ataques de policías y sicarios de Guerreros Unidos.
En la calle en donde asesinaron a Daniel Solís Gallardo y a Julio César Ramírez Nava y en el lugar en donde fue encontrado Julio César Mondragón fueron colocadas tres cruces en su memoria.
La caravana de los estudiantes y los familiares salió de la Normal en Tixtla al medio día, y llegó a la ciudad de Iguala dos horas después bajo los fuertes rayos del sol y un cielo sin nubes.
Al frente del contingente tres grandes cruces de madera de un metro de altura eran cargadas por estudiantes y familiares de los desaparecidos. Las mamás de los estudiantes desaparecidos caminaron orando y cantando alabanzas, y en sus manos las imágenes de cada uno de sus hijos de los que no saben nada desde hace 31 días.
Los asistentes portaron margaritas blancas y velas, y entre lágrimas caminaron unos 300 metros de donde los dejaron los autobuses hasta el punto que marcó un antes y después de la historia reciente de México.
Personal de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) acompañó el contingente.

Llama sacerdote a la paz y
al diálogo

Las oraciones Ave María y el Padre nuestro fueron exclamadas una y otra vez por las mamás de los estudiantes desaparecidos. Al llegar al lugar de los ataques los asistentes se congregaron en el punto donde cayeron muertos Daniel Solís y Julio César Ramírez, para escuchar la misa que ofreció el padre Santiago López.
Durante su homilía el sacerdote nombró a cada uno de los 43 estudiantes desaparecidos, de quienes exigió que fueran presentados por las autoridades, vivos o muertos a sus familias porque el sufrimiento para ellos era terrible, “ya no tiene caso que los tengan escondidos”.
Llamó a la paz, exhortó a los estudiantes a la no violencia, e invitó a los familiares y estudiantes al diálogo con el nuevo gobierno interino del estado.
Pidió a las autoridades que luchen para conseguir la paz en el estado y el país.
Nombró uno por uno a los estudiantes desaparecidos y a los tres estudiantes caídos y para ellos y sus familias pidió paz y resignación.

Reclamos a la incapacidad del gobierno

La mamá de Julio César Ramírez, originario de Tixtla, reclamó a las autoridades la falta de interés en aplicar la ley y hacer justicia para los asesinados, “nos los mataron, queremos justicia y que devuelvan a los demás que se llevaron”.
Recriminó a las autoridades del estado en especial al gobernador con licencia Ángel Aguirre Rivero y al presidente Enrique Peña Nieto su tardía actuación tras los ataques a los jóvenes.
Por su parte, los papás de Magdaleno Rubén Lauro Villegas, originario de Tlaxcala, Tlapa de Comonfort, señalaron que ellos no querían que cambiaran al gobernador Ángel Aguirre Rivero porque él tenía que entregar a los estudiantes vivos.
“Malditos, por qué se los levaron, si ellos no deben nada, si los asesinos andan sueltos” reprochó la mamá de Magdaleno.

Las cruces del recuerdo para Los Tortugos

Tras la misa los estudiantes y familiares colocaron las primeras dos cruces de madera con los nombres de Daniel Solís y Julio César Ramírez en la esquina de la calle donde fueron abatidos. Todos dejaron las flores y velas en el lugar.
Después se trasladaron al lugar donde fue encontrado el cuerpo de Julio César Mondragón con el rostro desollado. Los estudiantes desde que salieron de la escuela llevaron cemento, arena y gravilla para dejar fijas las cruces de los hijos y hermanos de los normalistas de Ayotzinapa.
Las cruces fueron cubiertas de flores de cempasúchil y margaritas blancas. Los estudiantes dejaron para cada uno de sus compañeros caídos una playera y en una libreta anotaron “Querido amigo, siempre estarás en nuestro corazón, no importa cuánto tiempo pase siempre serás nuestro amigo. A nuestros muertos no los enterramos, los sembramos para que florezca la libertad”.
En su intervención el dirigente estudiantil Pedro David García López  expresó que estudiantes caídos siempre serán Tortugos, como se reconoce a los estudiantes de Ayotzinapa ya que el vocablo náhuatl que da nombre a la escuela significa Lugar de tortugas.
Entre, lágrimas, el estudiante reclamó al gobierno que los trate de vincular a la delincuencia organizada, afirmó que ellos no tienen nada qué ver en la Guerra contra el narcotráfico desatada por el gobierno federal, “el único error y delito que cometimos es ser estudiantes” y recordó que todos vienen de familias pobres.
Reiteró la exigencia de justicia para sus compañeros asesinados y castigo para los culpables de los ataques.

Exigen saber de quiénes son los cuerpos hallados en las fosas clandestinas

En su participación los integrantes del Frente Igualteco demandaron al gobierno federal que informe de quiénes son los cuerpos que han encontrado en las fosas clandestinas en Iguala y las comunidades cercanas.
Se preguntaron si no son los normalistas ¿quiénes son?, llamaron a la unidad para que los estudiantes aparezcan con vida porque no aceptan que los estudiantes estén muertos.
Señalaron que durante años fueron presa del miedo en la ciudad, pero ahora con el valor de los estudiantes y familiares de salir a protestar a las calles ellos también lo hacen, porque familias enteras de Iguala fueron desaparecidas y hoy las están buscando con la ayuda de la Policía Ciudadana de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG).
A los estudiantes les dijeron que no están solos y que tiene el respaldo de los Igualtecos que salen del miedo. Exigieron pronta justicia para los asesinados y la aparición con vida de los 43 normalistas desaparecidos.

No hay diálogo con el gobierno del estado

El abogado de Tlachinollan, Vidulfo Rosales Sierra dijo que el gobernador interino Rogelio Ortega Martínez no se ha comunicado con los estudiantes ni los padres de los desaparecidos desde que sustituyó a Ángel Aguirre este domingo.
El dirigente del comité estudiantil Ricardo Flores Magón, García López y los padres de los asesinados y de los desaparecidos lamentaron que a pesar de que el gobernador en su discurso anunció que habría un acercamiento inmediato, no lo ha hecho.
El abogado afirmó que el gobierno de Ortega inicia con una mala señal que no ayudará al diálogo, “eso ofende a la Normal y a la memoria de los estudiantes caídos y desaparecidos”.  Sin embargo dijo que lo principal es la aparición de los normalistas.

La solidaridad abraza a
los normalistas en Iguala

Desde la llegada de los familiares de los estudiantes desaparecidos y normalistas, los pobladores salieron a las calles a ofrecer aguas de diversos sabores, helados y comida al contingente.
Vecinos de la calle Juan Álvarez siguieron al contingente de estudiantes hasta el lugar donde fue dejado el cuerpo de Julio César Mondragón, quien apareció un día después con el rostro desollado, regalaron mole de pollo, agua natural y de Jamaica a los estudiantes.
Las familias que por temor a la delincuencia que opera en Iguala a pesar de la llegada de la Policía Federal y de la Gendarmería, no quisieron dar sus nombres, pero afirmaron que Iguala es tierra de gente buena y no de asesinos.
Indicaron que quieren demostrar a los estudiantes y al mundo que ahí existen valores, y que quienes cometieron una injusticia deben de ser encarcelados, porque el mundo no ve a la ciudad como la cuna del lábaro patrio, sino como una tumba de muertos en fosas clandestinas.

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