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Hace dos meses reciben clases en la cancha y bajo los árboles los niños de una primaria en Apango

Lourdes Chávez

Apango

Alumnos de la primaria Pablo L. Sidar, de la cabecera municipal de Mártir de Cuilapan, reciben clases a la intemperie hace más dos meses, en condiciones inapropiadas para el trabajo docente, lo que llevó a que padres de familia cambiaran a unos 50 estudiantes a otras escuelas de Atliaca y de Tixtla, denunció el director Marcos Navarrete Saldaña.
Explicó que la vieja estructura de la primaria, que tiene 90 de servicio, se afectó con el sismo del 20 de marzo y para resguardar la integridad de la comunidad escolar, se acordó tomar clases en la cancha de básquetbol, bajo los árboles del parque y en el quiosco de la cabecera municipal, frente a la escuela y Ayuntamiento, como han funcionan hasta ahora.
Sólo tres grupos reciben clases en toldos de plástico que envió la Secretaría de Educación Guerrero (SEG), y que se instalaron en el patio de la escuela, pero adentro los niños se quejaron de que cuando les da el sol, hace mucho calor, mientras los que toman clases bajo los árboles, declararon que no quieren recibir clases en las aulas de lona, porque sólo tienen una entrada de aire en la puerta, y no cuentan con ventiladores.
El presidente de la asociación de padres de familia, Ariel Arteaga Camacho, denunció que la secretaria de Educación, Silvia Romero Suárez, minimizó este problema porque están esperando hace 15 días una audiencia con ella para atender este caso.
Adelantó que los padres de familia van a sacar hoy los tres toldos de lona, porque en la escuela ya no hay áreas de seguridad, las aulas provisionales están ubicadas precisamente en el sitio donde deberían resguardarse.
Sobre la seguridad del plantel tras el sismo del 20, Navarrete Saldaña informó que recibieron dos dictámenes, uno de Protección Civil del estado, que recomendó el desalojo inmediato del edificio, y del Instituto Guerrerense de Infraestructura Física Educativa (IGIFE), ordenó seguir ocupando la planta baja, pero también dijo que se debe construir la escuela en otro sitio, porque ahí no hay suficientes espacios para la recreación de los niños.
Ante esto, los padres resolvieron no exponer la integridad de los 345 alumnos y en asamblea acordaron que se quedaran a trabajar a la intemperie, a pesar de la distracción de los niños en clases.
Sobre la escuela, el director explicó que es una construcción de abobe que se inauguró en 1922, se reforzó con pilares de concreto hace 20 años, se le colocó un techo de loza y,  cuatro años después se construyeron encima un segundo nivel; las obras fueron construidas por el gobierno municipal, pero no cumplen con las especificaciones de construcción que de acuerdo al IGIFE debe tener un edificio escolar, y que confirmaron los dictámenes de las dos dependencias que urgieron la reconstrucción de la escuela en otro lugar.
El director indicó que con los padres de familia están pensando comprar una hectárea de terreno para reubicar la escuela, y hasta ahora sólo han recibido la promesa del IGIFE de que se construirá la obra en 2013, pero no tienen ninguna garantía.
En este sentido, pidió al gobernador Ángel Aguirre Rivero observar las necesidades de las escuelas afectadas por el sismo del 20 en la región Centro que, como en Costa Chica, resultaron dañadas pero que no recibieron apoyos del Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden).
Señaló que los padres se están llevando a sus hijos a otros municipios. Antes del sismo tenían una matrícula de 406 y ahora de 345 alumnos, porque unos 50 alumnos fueron cambiados a escuelas de Tlixta y Atliaca.
Incluso dijo que acordaron con otra escuela de la misma comunidad que no aceptaría niños de la Pablo L. Sidar, para evitar una deserción masiva, pero insistió en que los que se quedaron tienen derecho a tener un mejor espacio de trabajo.
En tanto, Arteaga Camacho declaró que los padres decidieron no regresar a la escuela porque no saben si el viejo edificio pueda tolerar otro sismo como el del 20, porque,  aunque el IGIFE dice que sí se puede  utilizar la primera planta, también dice que se debe construir otro edificio cuanto antes.
En un recorrido, el padre de familia mostró las grietas en las paredes de adobe de la primera planta, en el piso del segundo nivel, así como las varillas de acero corroídas por la oxidación al descubierto.
Asimismo, dijo que algunas columnas que sostienen la loza no tienen soporte, se colocaron sobre paredes de adobe, los pasillos de la segunda planta son de 80 centímetros de ancho, inapropiados para una evacuación, y las aulas no tienen las dimensiones adecuadas para recibir clases, según la norma de construcción de escuelas.
Añadió que el IGIFE ya les advirtió que no podrán construir en el mismo lugar, porque es un espacio muy pequeño, no tienen cooperativas, ni espacios para canchas deportivas, y ahora buscan un terreno, pero ante posibilidad de compra del gobierno del estado, los vendedores están elevando los precios de terrenos de 200 y 300 mil pesos a 8 o 9 millones.
Añadió que siguen negociando para conseguir un terreno en mejor precio o considerar la expropiación de las tierras.
Por otro lado, demandó para la atención inmediata de los alumnos, que envíen 15 carpas de lona y ventiladores, para resguardarlos de la lluvia y de las distracciones “en la calle no captan nada de lo que les están enseñando”.

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