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CARTAS (Responde el director de Filosofía a señalamientos de la FEUG )

Señor director:

En la edición del pasado jueves 8 de julio de El Sur, aparece la noticia (pag. 10) con el encabezado “Cierra ‘arbitrariamente’ dos grupos el director de Filosofía y Letras: FEUG”.                   Como se trata de información inexacta y tendenciosa por parte de los dirigentes de esa Federación, ruego se sirva dar cabida en su prestigiado medio de comunicación a las siguientes aclaraciones.

  1. El suscrito no ha cerrado la admisión de grupo alguno de aspirantes a ingresar a la Unidad Académica de Filosofía y Letras (UAFL). Como se les explicó en detalle a los dirigentes de la FEUG que nos visitaron el 5 de julio, las decisiones fueron tomadas responsable y colegiadamente por las cuatro academias de nuestros programas educativos de licenciatura: Filosofía, Historia, Literatura Hispanoamericana y Sociología. El gobierno de esta Unidad no es unipersonal, y ese tipo de determinaciones no las toma la Dirección sino cada academia en particular, en función de las posibilidades de atención real a los alumnos, la disponibilidad de maestros, infraestructura y otros recursos así como de la observación de las normas oficiales para la acreditación de los programas impartidos. Esta situación se le explicó en detalle a los representantes de la FEUG, hasta el punto de que se les invitó a dialogar con los profesores de cada academia para considerar los argumentos y consideraciones de la organización estudiantil. Ignoro por qué no lo hicieron. Decir ante la prensa otra cosa es distorsionar lo sucedido.

2. Se afirma que el suscrito no consultó al Consejo Académico y menos al Consejo Universitario para cerrar un grupo de Historia y otro de Literatura.  La directriz del Consejo Universitario y de Rectoría fue no crear nuevos grupos, adicionales a los existentes, como consta en las actas y oficios pertinentes. Dado el hecho de que la Academia de Historia tuvo el año pasado y anterior dos grupos de nuevo ingreso, se abrieron dos turnos, uno matutino y otro vespertino; por parte de la Academia de Literatura se ofreció un solo grupo, ya que en el ciclo 2003-2004 no hubo los dos turnos, como tampoco los tuvieron las licenciaturas restantes. No desconocí las decisiones del H. Consejo Universitario y los lineamientos de Rectoría, sino que me atuve a ellos.

3. Según el vocero de la FEUG el director es arbitrario al “cerrar las puertas a las opciones educativas”, incluyendo el cierre de dos grupos que jamás se ofertaron en nuestra Facultad. En lo personal no he clausurado grupo alguno. Si apegarse a la normativa del H. Consejo Universitario al respecto es simplemente capricho del suscrito, entonces nos hallamos frente a una invitación a desconocer a la máxima autoridad de nuestra Universidad, lo cual no estoy dispuesto a hacer, aunque reconozca que haya motivaciones por parte de la FEUG que pudieran justificarlo.

4. Se señala también que este servidor quiso cerrar el año pasado el grupo de nuevo ingreso de sociología, pero “no lo dejamos”.  Se trata de otro manejo incorrecto de la información. La decisión de no abrir primer ingreso de estudiantes fue de la Academia respectiva, como consta en las actas correspondientes. La razón aducida por los profesores de sociología fue que dado el plazo máximo otorgado hasta el año 2006 por parte de la SEP a todos los programas educativos de la UAG para acreditarlos, era necesario dar tiempo a los maestros para adquirir el grado de maestría de acuerdo a perfil, uno de los requisitos básicos para acreditar nuestras licenciaturas. Esto se explicó en detalle a los dirigentes de la Federación en su momento, pero no aceptaron los razonamientos. Gracias a la presión de la FEUG se abrió el grupo y los profesores no se fueron a obtener el grado requerido, situación que prevalece a la fecha.

La credibilidad se basa en la honestidad en el manejo de la información, no en su manipulación interesada.  La “verdad” política no necesariamente coincide con la realidad académica. A quién creerle, lo dejamos en manos de los lectores.

Es mucho lo que se puede argumentar en el debate subyacente respecto a cantidad contra calidad en nuestra casa de estudios, pero por razones de tiempo y espacio no lo abordamos aquí. Invito nuevamente a los dirigentes de la FEUG, y en especial a su vocero, a que regresen a platicar con nuestras academias como se les solicitó reiteradamente, en las que podrán exponer sus puntos de vista, y escuchar a las contrapartes. Además, se contaría  con una seguridad adicional: habría demasiados testigos para distorsionar abiertamente lo que con ellos se platique.

 

Cordialmente

Doctor Jesús Samper Ahumada

Director de la Unidad Académica de Filosofía y Letras

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