Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Tomás Tenorio Galindo

El CEN del PRD, un nuevo actor

 

Por la vía del Comité Ejecutivo Nacional del PRD volvió la discusión sobre el método de selección de su candidato en Guerrero, y con ello volvió al escenario el “método” de la encuesta. Pero hay una explicación de ese interés por aplicar una encuesta en el proceso de selección, pese a que existe un acuerdo institucional para realizar una elección abierta el 15 de agosto.

No hay nada democrático en ese interés, sino todo lo contrario, pues según todas las señales de lo que se trata es de conseguir el desplome moral o la derrota de una de las cuatro precandidaturas no en las urnas sino en el escritorio de algún dirigente nacional.

Cuando hace un mes se decidió el método de la elección abierta para designar al candidato, el PRD dejó al mismo tiempo la puerta abierta para que los precandidatos negociaran entre ellos e impulsaran un candidato “de unidad”. Para ello, las dirigencias nacional y estatal realizarían una encuesta indicativa y sin valor obligatorio, para ver cómo se situaban los precandidatos en el ánimo de la población. La encuesta no se daría a conocer y los precandidatos quedarían en libertad de asumir o no sus resultados, que les serían comunicados por las dirigencias. La decisión central, pues, fue y sigue siendo la elección abierta.

Los precandidatos no se han puesto de acuerdo y no se ve cómo podría llegar el PRD a un candidato “de unidad”. Armando Chavarría mantiene su postura estatutaria de la elección abierta. Zeferino Torreblanca es el único que insiste –ya obsesivamente– en legitimar la encuesta como método de decisión. Félix Salgado sigue diciendo que él se acomoda a cualquier opción, aunque coquetea con la posición de Zeferino. Y Angel Pérez Palacios coincide con Chavarría en la elección.

Por ello es casi imposible que cuando faltan 30 días para la elección, se produzca entre los precandidatos un acuerdo que no se ha podido articular en seis meses. Y aquí es donde intervino el CEN perredista. La secretaria de Acción Electoral, Claudia Corichi, convocó para el martes 6 de julio a una reunión en la sede nacional del partido a los cuatro precandidatos para analizar el tema de la encuesta. No queda claro por qué hubieran tenido que estar los precandidatos en una reunión de esa clase, si en realidad la encuesta les sería operativamente ajena. No asistió Armando Chavarría, pero sí los otros tres contendientes. Chavarría declaró que no asistió porque esa reunión estaba “rebasada” y que la dirección nacional no debía insistir en “acuerdos cupulares”. Y como era de esperarse, no hubo ningún acuerdo.

Pero es significativo que al término de la reunión, Pérez Palacios haya informado que “hay una clara inclinación” por parte del CEN del PRD para que se acepten los resultados de la encuesta. Es decir, para que quien figure como delantero sea el candidato sin más trámite. Algo totalmente imprevisto en los acuerdos de junio.

Chavarría y Pérez Palacios han hecho público su rechazo a esta última posibilidad; Félix Salgado continúa jugando, y Zeferino es el único que, curiosamente, coincide con los integrantes del CEN que defienden a la encuesta.

Esta nueva estrategia, que consiste en convertir de facto y por encima de la institucionalidad del partido a la encuesta como método de selección del candidato, sólo puede entenderse a partir de un propósito muy definido: impedir que el candidato sea Armando Chavarría, precisamente el que más posibilidades tiene de ganar la candidatura en la elección del 15 de agosto.

Para eso se requería de su presencia en la ciudad de México, para obtener de él la validación del nuevo valor que pretenden tenga la encuesta. Se busca que de un simple sondeo, la encuesta pase a ser el instrumento de decisión. O lo que es lo mismo: se busca tumbar la elección interna, bloquear el eventual triunfo de Chavarría y darle portazo a la militancia.

Dados los últimos acontecimientos, es imprevisible el curso que tomen las cosas en los siguientes días. No sería sorprendente que, en un acto contradictorio, se quiera acusar de rebeldía a Armando Chavarría, o que repentinamente surja una encuesta en la que se proclame como “vencedor” a Zeferino Torreblanca. Una encuesta en estas condiciones tendría la única finalidad de desmoralizar a los partidarios de Chavarría y crear confusión para frenar o disuadir a sus votantes el 15 de agosto.

En realidad, la iniciativa del CEN perredista es una apuesta sumamente riesgosa. Al tratar de dar marcha atrás a acuerdos de carácter institucional, genera una situación de crisis en el proceso de selección. Y al inclinarse en apoyo a un precandidato en perjuicio de los demás, pulsa los resortes de la división entre las fuerzas perredistas guerrerenses. Puesto que está probado que nadie va a convencer a sus contendientes, lo razonable es que tanto los precandidatos como las dirigencias se concentren en la preparación del plebiscito del 15 de agosto. Si la institucionalidad no se pone por delante, se hace una invitación a la ruptura del orden partidista.

 

[email protected]

468 ad