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Sin Ayotzinapa “seguiríamos en el silencio”, dice la hermana de un secuestrado en 2012

Jacob Morales Antonio

Iguala

Luego de dos años del secuestro de su hermano, Magdalena salió por primera vez a las calles a protestar y exigir justicia para su familia y los 43 estudiantes detenidos-desaparecidos por policías municipales la noche del 26 de septiembre en Iguala, además de seis civiles asesinados; tres de ellos estudiantes de la normal de Ayotzinapa.
“Ellos son mi apoyo, yo no vengo a apoyarlos. Los estudiantes me están apoyando a mí”, dijo Magdalena Vergara Hernández durante la multitudinaria marcha del miércoles en Iguala, convocada por maestros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (CETEG).
La impotencia, rabia y angustia de no saber de su hermano, taxista que tenía 39 años cuando se lo llevaron, la incitó a salir y denunciar el silencio y la impunidad que ha imperado en las investigaciones del secuestro de su hermano.
En sus manos llevaba una foto de su hermano secuestrado el 5 de julio del 2012, en la cabecera municipal de Huitzuco, y una pancarta que decía “Justicia, Justicia. Las familias de personas desaparecidas en manos del crimen organizado, también exigimos justicia, aún lloramos y esperamos su regreso”.
Y en forma de reclamo a las autoridades por la falta de justicia para su hermano secuestrado, se leía en el cartel, “Oh a caso sólo hay –justicia– para desapariciones masiva. A dos años aun te espero, seguiré buscando”.
Vestida de blanco, calzado rosa, y un sombrero que la cubría del fuerte sol y del calor característico de la ciudad cuna de la bandera nacional, caminó las cinco horas que duró la marcha, junto a los familiares de los 43 estudiantes desaparecidos.
Ella, en una sola expresión se unió a las voces que exclamaron “Vivos se los llevaron, vivos los queremos”. Acompañó a los manifestantes hasta el lugar donde fueron asesinados los dos normalistas en el ataque de la madrugada del 27 de septiembre a manos de sicarios de Guerreros Unidos.
Entre lágrimas de dolor e impotencia, expresó, “la misma pregunta que se hacen las mamás –de los estudiantes desaparecidos– me las hago yo… si los de Ayotzinapa no hubieran desaparecidos nosotros seguiríamos en el silencio, porque nosotros hemos luchados solos”, y reiteró que seguirá buscando a su hermano.

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