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Reclaman a López Obrador por el gobierno de Guerrero

 

*Javier Sicilia le reprocha que autoridades perredistas golpeen a campesinos de Michoacán y Chiapas y repriman a estudiantes guerrerenses

 

 

El candidato presidencial de las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador, y el poeta Javier Sicilia tuvieron un desencuentro este lunes en el Alcázar del Castillo de Chapulpetec, luego de que el poeta acusó al perredista de autoritario y soberbio, así como de dar cobijo a figuras emblemáticas de la represión, como Manuel Barlett, actual candidato al Senado por el Partido del Trabajo (PT).
López Obrador respondió a Sicilia que no lo podía meter en el mismo saco que otros políticos corruptos y represores porque él tiene más de 30 años luchando por los derechos humanos.
También advirtió al dirigente del Movimiento de Paz con Justicia y Dignidad (MPJD) que su posición de invitar al voto nulo o en blanco sólo beneficiaría al régimen y al PRI.
Molesto, Sicilia exigió al tabasqueño no levantarle falsos, y dijo que él no encabeza ninguna campaña para anular el voto.
Así, del minuto de silencio con que empezó al mediodía el encuentro entre el aspirante presidencial del Movimiento Progresista y las víctimas que integran el Movimiento de Paz con Justicia y Dignidad, al final se impuso un muro de mutismo entre los asistentes al alcázar del Castillo de Chapultepec por el desencuentro registrado entre López Obrador y Sicilia.
Sin embargo, desde el arranque del acto se presagiaba la diferencia de posiciones: López Obrador no aceptó el beso en la mejilla que Sicilia le iba a plantar a su ingreso al Alcázar. Con una sonrisa forzada, el aspirante presidencial sólo aceptó un abrazo fuerte y luego se dirigió a su asiento acompañado del presidente nacional del PRD, Jesús Zambrano.
Antes, los integrantes del MPJD estaban extrañados con López Obrador porque hasta última hora confirmó su asistencia.
De hecho, minutos antes de la cita se enteraron de que ya había llegado el candidato acompañado apenas de su jefe de prensa, el líder del PRD y su jefe de escoltas.
Luego del minuto de silencio en memoria de las víctimas, la joven Coral Rojas, hija de Eva Alarcón, desaparecida en noviembre del año pasado, junto con Marcial Bautista, ambos de la Organización de Campesinos Ecologistas de la Sierra de Petatlán, cuestionó al tabasqueño:
La joven reclamó que gobiernos perredistas la han amenazado y hostigado para que dejen de exigir justicia y la aparición de los activistas.
“Le preguntamos candidato, ¿a qué se va a comprometer aquí ahorita? Las víctimas no han aparecido en su agenda, o es que los desaparecidos no importan porque miden votos”.
Enseguida Sicilia fijó el posicionamiento del Movimiento.
“Para muchos, usted significa la intolerancia, el resentimiento político, la revancha sin matices, el mesianismo, la incapacidad autocrítica para señalar y castigar las colusiones de su partido que, incluso contra la mejor tradición de la izquierda mexicana, no han dejado de golpear a comunidades indígenas de Chiapas y Michoacán y a estudiantes de Guerrero”, soltó el poeta  en alusión a la represión a los normalistas de Ayotzinapa en diciembre pasado, en la que murieron dos alumnos a un López Obrador quien, molesto, observaba a Sicilia golpeando con los dedos la mesa y meciendo el pie derecho.
Insistió en su discurso en que el país se enfrentaba a una encrucijada en estas elecciones y que cualquiera que gane tendrá un país desgarrado en su tejido social.
En respuesta, López Obrador exigió en tono duro que no lo consideraran un político soberbio ni mesiánico y se comprometió a resolver la violencia en el país desde sus causas: el desempleo, la corrupción y la impunidad.
El aspirante presidencial también recalcó que ha defendido los derechos de la gente desde antes de que existiera la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y las organizaciones sociales que hoy enarbolan esa bandera.
López Obrador dijo que no es un burócrata de la política porque desde joven ha luchado al lado de los indígenas y, en los últimos meses, se ha dedicado a recorrer el país para escuchar a la gente.
Aprovechó el momento para sostener que no ve otra salida para el país que la vía electoral y que le parecía inaceptable que descalificaran a todos los políticos por igual, profiriendo que no hay alternativas.
A partir de ahí el desencuentro se profundizó. Sicilia replicó a López Obrador, le dijo que entre los miembros de su partido, el PRD, hay hostigadores y fascistas. Le recordó que también ha habido casos de corrupción y que no se ha hecho nada al respecto.
Antes de salir del acto, López Obrador asumió las propuestas del MPJD, como abordar el problema de la drogadicción como un asunto de salud; cambiar la estrategia militar en el combate al crimen organizado, y atacar la raíz el fenómeno investigando el lavado de dinero. (Redacción con información de Agencias Proceso y Reforma).

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