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Toman normalistas radios de Chilpancingo para denunciar intentos de criminalizarlos

*Ocupan también la caseta de Palo Blanco, y desde las cabinas de ABC Radio y Capital Máxima exigen la presentación de sus compañeros desaparecidos, que no queden impunes los asesinatos de Iguala hace 33 días, y llaman al público a apoyarlos y a desoír los rumores difundidos por el gobierno

Lourdes Chávez

Chilpancingo

Estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa tomaron radiodifusoras en Chilpancingo y permitieron el paso libre en la caseta de Palo Blanco, en la autopista de El Sol, como parte de las acciones para exigir la presentación con vida de 43 estudiantes desaparecidos hace 33 días, y denunciar la criminalización de su lucha por parte de las autoridades federales.
En la autopista, uno de los dirigentes señaló que el gobierno quiere desacreditar el movimiento popular lanzando rumores de que van a agredir a particulares, pero aclaró que esta lucha no va a dañar a los ciudadanos, a comerciantes ni pequeños productores, “en ningún momento vamos a entrar en confrontación con la sociedad”.
Precisó que todas las acciones están dirigidas al gobierno estatal y federal para que localicen a sus compañeros detenidos por policías municipales en Iguala el 26 de septiembre, y que a la fecha no dan indicios de su paradero.
Ayer a medio día, trascendió que los normalistas de Ayotzinapa irían a cerrar escuelas privadas de Chilpancingo, lo que provocó que muchos padres de familias sacaran a sus hijos antes de la hora de salida. El normalista, que se reservó sus datos, insistió en que la intensión de los estudiantes es generar presión para tener resultados ya.
Señaló que han hecho muchas protestas pacíficas sin resultados, porque las autoridades quieren retrasar y desgastar su movimiento, pero no van a desistir. Desmintió que los estudiantes vayan a cerrar escuelas privadas en la capital y denunció que se trata de rumores que el mismo gobierno generó para desprestigiarlos.
Recordó que en la protesta en Iguala, luego de la irrupción en el Ayuntamiento, llegaron grupos ajenos al movimiento a saquear y extender el fuego, y ese mismo día, a la plaza Tamarindos, propiedad del alcalde prófugo José Luis Abarca Velázquez –donde lo normalistas sólo quemaron una oficina y se retiraron–, llegaron otras personas a llevarse enseres y televisores.
Alrededor de medio día, un centenar de estudiantes entraron de manera pacífica a las estaciones de radio ABC y Capital Máxima, en el Andador Zapata, en el primer cuadro de la ciudad, y pidieron que les abrieran los micrófonos.
Por alrededor de 20 minutos, con el rostro cubierto, los estudiantes denunciaron que el gobierno federal pretende desvirtuar la verdad de la matanza de Iguala, relacionando a los normalistas con el narcotráfico.
Detallaron que los quieren acusar de llevar armas a un boteo en Iguala, y de que pertenecen a una banda del crimen organizado. Recordaron que lo mismo pretendieron hacer tras la ejecución extrajudicial de dos normalistas el 12 de diciembre de 2011, cuando detuvieron, torturaron y obligaron a disparar un arma de fuego en un estudiante, para responsabilizarlo del homicidio de sus compañeros.
Insistieron en que los estudiantes sólo piden lo que por derecho les corresponde, “nuestras armas son la educación y la libertad de expresión , somos estudiantes campesinos, vamos a estar en pie de lucha”.
Convocaron a las organizaciones sociales a solidarizarse con su lucha, porque los golpes del Estado a la normal de Ayotzinapa han sido “letales”; indicaron que en la administración de Ángel Aguirre pueden contarse seis normalistas muertos, dos el 12 de diciembre en la autopista de El Sol, tres en Iguala, en el ataque de policías en Sicarios el 26 de septiembre, y de un joven herido con muerte cerebral.
Solicitaron la comprensión de los ciudadanos a las protestas que son respuesta a crímenes de lesa humanidad; consideraron que los padres de familia y normalistas han tenido una posición digna, por eso las autoridades tienen miedo, porque la indignación por los crímenes de Estado se extendió en el país y en el mundo.
Denunciaron que los homicidios de estudiantes en 1968 y 1971 se repite en 2014, porque la dictadura del priismo permanece “creemos que ya es tiempo de que termine”, sentenció uno de los normalistas.
También se refirieron a los “narcogobiernos” y lamentó que algunos sectores de la población no comprendan la manipulación que se pretende desde las esferas de gobierno, para estigmatizarlos como “vándalos” a quienes hay que meter en cintura.
Son embargo, insistieron en que el represor es el gobierno que aplasta con terror, desapareciendo a personas que defienden derechos e ideas, y protegiendo delincuentes infiltrados en los tres órdenes de gobierno “sabemos que ninguna autoridad trabaja de forma honesta y desinteresada”, puntualizó uno de los manifestantes.
Ante las ejecuciones que continúan a diario y los acaparados que inflan los precios de productos básicos, demandaron “despierta, pueblo” y convocaron a la reflexión sobre la situación del país.
En la caseta de palo Blanco –tramo de Chilpancingo a Acapulco–, unos 200 hombres y mujeres jóvenes del Frente de Estudiantes Campesinos y Socialistas de México (FECSUM), con el rostro cubierto se instalaron en las casetas para impedir el cobro del peajes, entregaron volantes impresos con las exigencias del movimiento y solicitaron cooperaciones voluntarias en la vía de cuota.
Entre sus demandas está la justicia integral para los deudos de tres normalistas asesinados en Iguala, la presentación con vida de 43 desaparecidos, que no queden impunes los hechos en los que perdieron la vida sus tres compañeros y otros 43 fueron detenidos-desaparecidos, así como cárcel para el gobernador Ángel Aguirre Rivero, el alcalde José Luis Abarca, su esposa María de los Ángeles Pineda, y el secretario de la Policía Municipal de Iguala Felipe Flores.

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