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Con oraciones, chile frito y comida, celebran a los difuntos en el panteón de Las Cruces

Argenis Salmerón

Oraciones, música de chile frito y comida cerca de las tumbas fue como celebraron los ciudadanos a sus difuntos en el segundo Día de Muertos en el panteón de Las Cruces, que ayer lució abarrotado de visitantes.
Durante un recorrido se observó que el altar dedicado a los alcaldes del siglo pasado, ubicado en la entrada, acaparó las miradas de los visitantes.
La mayoría de las personas iban con racimos de flor cempasúchitl y terciopelo que impregnaban el camposanto un olor fresco, y para unos visitantes un olor a recuerdos y tristeza.
Al llegar al camposanto los deudos limpiaron las tumbas y posteriormente desprendieron el pétalo de la flor de cempasúchitl para decorar el sepulcro, luego colocaron un jarrón para introducir el manojo de flores.
Después colocaron en la tumba la comida o antojo del difunto, en algunas se observó que llevaron atole, tamales, refrescos, mole y hasta cerveza.
Dependiendo el espacio del sepulcro o la situación económica de las personas, algunas contrataron a un grupo de música de viento que cobraba 80 pesos por canción, para dedicar su música favorita al fallecido.
Otros prefirieron pasar todo el día con su familiar difunto y llevaron comida preparada mientras recordaban los momentos alegres, aunque también hubo personas que optaron por hacer oraciones.
Los ayudantes o voluntarios del panteón ofrecieron una cubeta de agua a 5 pesos u otros la cuota voluntaria, mientras que las personas que reparaban tumbas (retirar pintura y colocar nueva) cobraron de 10 a 20 pesos.
Los integrantes de chile frito o música de viento cobraron 80 pesos por una canción, según los visitantes el año pasado los músicos cobraron 50 pesos. También hubo vendedores de agua o refrescos.
La entrada del camposanto estuvo saturada de visitantes tanto residentes y foráneos que visitaron las tumbas de sus familiares.

Una de tantas anécdotas…

Acompañada de su familia, la señora Herlinda Blas Guzmán desde muy temprano acudió al panteón de Las Cruces a visitar y a decorar la tumba de su esposo Joel Hernández Castillo, quien falleció hace dos años.
Afligida, Herlinda Blas comentó que desde que murió su esposo ha visitando su sepulcro continuamente; “no necesito que sea Día de Muertos para venir a visitarlo, y no sólo yo lo extraño sino toda la familia”.
Relató que con sus familiares decoraron la tumba de su esposo como muestra de cariño; “queremos que él se sienta querido por su familia y nosotros creemos que con estas muestras de cariño no se olvidará de nosotros”.
“No sólo le decoramos su tumba, en la casa tiene su altar dedicado con todo el cariño, ahí tiene la comida o sus gustos de mi esposo”, manifestó.
En la tumba se observó que los familiares colocaron dos jarros de flores de cempasúchitl y terciopelo, además desmenuzaron pétalos de la flor en la lápida y pusieron una tasa de atole y un tamal.

Afuera el desorden

Alrededor del cementerio hubo vendedores de flores, agua, refrescos y comida que invadieron y saturaron la banqueta, y provocó que los visitantes caminaran por la arteria vial.
En la entrada del Maxitúnel se observaron decenas de automóviles estacionados que causaron lenta circulación en el bulevar Vicente Guerrero durante el día, mientras los cuatro agentes viales del municipio y los cuatro policías viales del estado fueron insuficientes para contrarrestar el congestionamiento vial.

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