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Temen damnificados por Manuel refugiados en la capital que sus casas no estén listas en febrero

Anarsis Pacheco Pólito

Chilpancingo

La damnificada hace un año por la tormenta tropical Manuel, Catalina Memije Castorena, cumplió 400 días de dormir en el piso, abrazada de su hija de cinco años, sobre colchonetas que parecen sabanas de tan delgadas, mientras espera que concluyan su casa en el terreno El Mirador.
En el albergue del Instituto del Deporte en Guerrero (Indeg) viven 180 personas, 50 familias que esperan a que el gobierno federal encabezado por el presidente Enrique Peña Nieto entregue mil 54 viviendas para los damnificados por la tormenta tropical Manuel, que hace un año, un mes y 4 días, arrastró al río Huacapa todo su patrimonio.
“Sería un sueño que el Año Nuevo, mi hija y yo podamos celebrarlo en nuestra nueva casa”, agregó la damnificada que diariamente toma dos urvans para dejar a su hija en la escuela.
Otra de las damnificadas, Meije Castorena, es madre soltera, sólo tiene una hija, y después de llevarla a la escuela visita hasta dos casas para lavar la ropa para comprar comida, materiales y cubrir sus necesidades.
Hasta este 4 de noviembre, las autoridades municipales, estatales y federales no les han informado sobre algún avance en el terreno El Mirador, no saben nada, sólo lo que pueden leer y escuchan de otros. “Pues nos dicen que las casas no están hechas de material, que ya están armadas, y no entiendo cómo es que las ponen una encima de otra… ¿Y si tiembla?”, preguntó.
Agregó que las familias han platicado sobre la posibilidad de que la vida en el nuevo terreno sea más cara, ya que tendrán que trasladarse a un lugar poco habitado, y no hay transporte público.
El coordinador de los damnificados, Alberto Bautista explicó que las autoridades aún no les dan una fecha de entrega de la primera etapa de las casas concluidas; lo único que saben es que hay construidas 180 viviendas, y les preocupa que no cumplan con el acuerdo de entregar la obra completa para febrero próximo.
Recordó que, durante las reuniones se planteó entregar una primera etapa, que sería a finales de diciembre, pero ninguna autoridad ha definido una fecha.
Explicó que al paso de los días las autoridades se desentienden, por eso decidieron permanecer juntos, para que no se olviden de ellos, que fueron víctimas de la mala planeación de las viviendas.
Las familias que duermen en la cancha de duela han improvisado paredes de cobijas y sabanas, para tener privacidad mientras duermen y mantener sus cosas separadas de las de los demás.
Hace más de un mes que el médico que les destinaron no los visita, y manifestaron su preocupación porque en esta temporada es cuando los niños se enferman más por los cambios de temperatura.

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