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“Bájenle a su desmadre o se los va a llevar la chingada”, amenazaron sicarios que golpearon a un normalista en Tixtla

Lourdes Chávez

Tixtla

Su expresión tranquila contrasta con la hinchazón de su mejilla y de su nariz, luego de que la tarde del miércoles fue golpeado y amenazado por dos desconocidos armados que enviaron un mensaje al movimiento de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayozinapa, “bájenle a su desmadre o se los va a llevar la chingada”.
Luego lo retaron a llamar a la Policía Comunitaria –reveló el agredido–, pues la organización hace recorridos de vigilancia en la cabecera municipal, y con los normalistas rurales se apoyan mutuamente en las acciones de protesta.
Guardó silencio mientras sus atacantes lo tundieron a golpes de puños cerrados en el rostro, él trataba de cubrirse con los brazos.
Discretamente avisó del incidente a los dirigentes estudiantiles que se encontraban en un mitin en la ciudad de México, pues no le quitaron la cartera ni el teléfono celular; fueron golpes y amenazas. El ataque se denunció públicamente en la explanada del Zócalo de la ciudad de México, ante miles personas solidarias con los estudiantes y padres de los 43 normalistas detenidos-desaparecidos en Iguala hace 42 días.
Pero en Tixtla, donde ocurrió la agresión, el normalista que también es parte del comité estudiantil Ricardo Flores Magón decidió regresar a la escuela con la mayor discreción y evitar alarmar a quienes se quedaron en la Normal, por la sangre que manchó su ropa.
Además, dijo que es preciso que su familia no se preocupe porque cuando supieron de los crímenes del 26 de septiembre contra los estudiantes le pidieron que volviera a casa, pero el joven campesino aprendió en estos pasillos a ver la vida de otro modo, y en contra de la opinión de su padres decidió seguir en el movimiento junto a sus compañeros. “La lucha sigue”, dijo en alusión a las frases de protesta que gritan en las manifestaciones estudiantiles.
De la agresión, detalló que eran las 6 de la tarde –había suficiente luz del sol–, cuando bajó de la urvan del servicio público en el centro de Tixtla para comprar algunos materiales que necesitaban para las protestas, porque en cada movilización se pierden cintas adhesivas y algunas mantas.
Al parecer, ya lo tenían identificado porque cuando caminaba frente a las escaleras de San José, en la calle Antonia Nava de Catalán, un hombre lo golpeó de pronto en el rostro, y otro por detrás le puso la pistola en la cabeza. Los dos –jóvenes de entre 26 y 23 años de edad– lo golpearon frente a transeúntes que pasaban por el lugar, le dieron el mensaje y lo retaron a llamar a la Policía Comunitaria, cuya sede se encuentra en el barrio de El Fortin.
Cuando se fueron, el normalista, que sangraba abundantemente por la nariz, llamó a uno de sus compañeros para que fueran por él a Tixtla. Ya en la Normal fue atendido en el módulo de salud del gobierno federal que se instaló en la entrada de la escuela, donde le dieron pastillas para el dolor y la inflamación.
Subrayó que no iba a decir nada porque las agresiones a los normalistas son frecuentes, por ejemplo que en el portón principal, poco antes del movimiento, dos estudiantes fueron amenazados por sicarios.
Recordó que siempre han denunciado la criminalización que se hace de los normalistas, pero las autoridades no prestan atención, hasta ahora que fueron detenidos-desaparecidos 43 estudiantes, lo que causó repudió en el país y en el mundo.
Dijo que un día antes, en Tixtla los maestros y la Policía Comunitaria cerraron bancos y tiendas, y bloquearon los accesos a la cabecera municipal más de ocho horas, pero quienes acostumbran culparlos volvieron a responsabilizar de los hechos a los normalistas de Ayotzinapa.

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