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El gobierno pierde la guerra contra el narco en Guerrero

Maribel Gutiérrez

El cultivo de amapola en Guerrero ha tenido un aumento sostenido en los últimos diez años, y cada vez es mayor la participación de esta entidad en la superficie sembrada en todo el país: mientras en los primeros años de la década de los noventa los sembradíos de amapola localizados en Guerrero representaban 30 por ciento del total nacional, en los primeros años de la actual década su participación es superior a 60 por ciento.

La superficie localizada con plantíos de amapola en Guerrero fue 4.4 veces mayor en 2003 respecto a 1992. En ese año, se localizaron 2 mil 271 hectáreas sembradas con amapola, y en 2003 la superficie ascendió a 10 mil hectáreas localizadas y destruidas, según datos oficiales del Ejército.

La tendencia al aumento que se observó en la última década del siglo pasado se mantiene en ésta.

Entre 2000, el último año con el PRI en la Presidencia de la República, y 2003, el tercer año del gobierno panista de Vicente Fox, la comparación da un aumento de 17 por ciento en la superficie localizada con plantíos de amapola.

El aumento en la localización de plantíos corresponde, probablemente en la misma proporción, a un aumento en la superficie total sembrada, si se mantienen la tecnología utilizada para ese fin –como es el caso de Guerrero, donde la destrucción a cargo del Ejército se realiza manualmente, y en muy pocos casos la Procuraduría General de la República destruye plantíos de drogas esparciendo sustancias químicas desde helicópteros– y el número de efectivos que intervienen en esa labor, de unos 3 mil soldados permanentemente.

Amapola y mariguana

Según las cifras oficiales, Guerrero ha ocupado en los últimos años el primer lugar en superficie sembrada con amapola, y el tercero en mariguana, como lo confirmó en enero pasado el entonces comandante de la Novena Región Militar, Mario López Gutiérrez.

Sumados los plantíos localizados de amapola y mariguana, la superficie que alcanzan en Guerrero fue de 2 mil 284 hectáreas en 1990, 13 mil 81 en el año 2000 (en los dos casos con gobiernos federales priístas) y 16 mil en 2003 (ya con Fox en la Presidencia). Esto significa que la superifice encontrada con plantíos –y presuntamente el área sembrada con estos productos– en el último año fue seis veces mayor que hace 13 años (el aumento representa casi 500 por ciento) y 23 por ciento más que hace tres años.

De mariguana, según los datos del Ejército, la superficie localizada pasó de 517 hectáreas en 1990 a 4 mil 535 en 2000 y 6 mil en 2003. Así, el aumento es aún mayor que en el caso de la superficie de amapola, pues entre el último año del gobierno priísta de Ernesto Zedillo y el tercer año del gobierno de Fox el aumento es de 32 por ciento, y si comparamos los datos de 2003 con 1992 la superficie localizada con mariguana aumentó 6.6 veces en Guerrero.

Un cálculo probable del total sembrado

Según un indicador dufundido por la Procuraduría General de la República en 1993, se calculaba que la destrucción de amapola correspondía a 30 por ciento de la superficie total sembrada. Según este indicador, con los datos de 2003, la superficie sembrada con amapola en Guerrero podría ascender a más de 33 mil hectáreas al año, cantidad que se acerca a las 40 mil hectáreas de café que se cultivan en el estado.

Otros indicadores, a la baja

A diferecia del aumento en la localización de áreas sembradas con cultivos ilícitos, el número de personas detenidas por el Ejército por delitos contra la salud ha bajado. En 1998 el Ejército reportó 288 personas arrestadas en Guerrero; en 2000 bajó a 221 personas y en 2003 a 147.

Asimismo, en el año 2000 se reportaron como decomisados por el Ejército 350 gramos de goma de opio en Guerrero, y en 2003 se reportaron 146 kilos.

Con el dragón

Si bien la forma de usar la heroína ha cambiado en los últimos años, lo adictos la consumen generalmente en forma oral e inyectada después de calentarse (“agarrar el dragón por la cola”).

La inyección intravenosa es la forma más rápida para sentir sus efectos (entre siete y ocho segundos). La inyección intramuscular actúa más lentamente, es decir de siete a ocho minutos. Aunque la inyección intravenosa es la principal vía, se observa en los países industrializados una tendencia a inhalarla o fumarla (“perseguir el dragón”).

El uso regular de heroína produce tolerancia a la droga, lo que quiere decir que un adicto debe usar mayores dosis para obtener el mismo efecto.

Después de la inyección o inhalación, viene una sensación placentera (“rush”). La intensidad depende de la cantidad de droga. El “rush” va acompañado de un enrojecimiento de la piel, leve aumento de la temperatura, sequedad en la boca y pesadez en las extremidades, ocasionalmente náusea, vómito e intensa comezón. (MAO).

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