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Netzahualcóyotl Bustamante Santín

   Taxco, espacio para el conocimiento

Taxco fue sede durante tres días de un trascendental cónclave científico-cultural.

La Primera Mesa Redonda El conocimiento antropológico e histórico sobre Guerrero a principios del siglo XII, contó 17 sesiones de trabajo con un promedio de 4 horas de análisis, discusión e intercambio de ideas.

En dos foros alternativamente se presentaron alrededor de 100 especialistas que se dirigían a un público de 50 personas en cada sesión, compuesto por colegas de los ponentes y estudiantes varios.

Antropología, Etnografía y Arqueología fueron las áreas de conocimiento sobre las que versaron buena parte de las exposiciones; en ellas, los ponentes mostraron un profundo y sobrado conocimiento sobre la dinámica social guerrerense en múltiples períodos de tiempo.

La calidad y el profesionalismo del encuentro fue evidente. Empero no se vería recompensado por una nutrida asistencia, aunque la hubo e importante.

Los taxqueños se empeñan en ser una sociedad poco interesada en formar parte de la rica vida cultural local. La asistencia de éstos no rebasó en promedio una veintena durante el desarrollo de los trabajos.

La extraordinaria oportunidad de contar con un encuentro de impecable hechura y contenido –el segundo que se efectúa en Taxco en menos de tres años–, no despertó en los habitantes de la localidad interés por escuchar y conocer la evolución del perfil antropológico-social de sus pares guerrerenses pese a que la radiodifusora oficial local invadió su publicidad con anuncios que invitaban al conciliábulo.

Fue, por ende, un encuentro entre colegas que sin embargo, logró un merecido éxito.

Entretanto la cultura en Taxco no logra animar la dinámica social local. De las Jornadas Alarconianas al Festival de Guitarra, la sociedad local no muestra un mediano interés por conocer las múltiples y diversas actividades que en esta ciudad se desarrollan. Por esto, Taxco es sin duda un caso atípico en Guerrero.

La jornada de actividades de las mesas de trabajo alcanzó y rebasó las expectativas propuestas por los organizadores. Se pudo constatar que en Guerrero se hace investigación y se hace bien. Conocer a esta sociedad, sus mitos, filias, fobias y folklore han sido algunas de las razones que mueven a estos profesionales a discernir destacadamente al respecto. Privilegiado, el estado presume que más de 150 expertos interesados están, en su rico quehacer y devenir históricos. Bien lo vale.

El gobernador local perdió la oportunidad de respaldar y reconocer este loable y sobresaliente esfuerzo. Con su ausencia en la inauguración –a la que envío un funcionario de nivel medio– dejó constancia de su poco interés sobre éstos tópicos. Quizá resulte importante saber qué otra actividad de mayor relevancia le impidió asistir a Taxco a conocer del encuentro. Sí sabemos en cambio, que su inclinación cultural es otra: el 21 de mayo último, se apersonó en esta ciudad a inaugurar un Congreso de la asociación Maronita, iglesia católica en el Medio Oriente.

Sin incidentes y en buen ambiente se efectúo el cónclave antropológico, salvo el comentario de un joven escucha, asistente a la mesa 10 que abiertamente calificó de superficial la ponencia de un especialista sobre la producción de cerámica en Atzacoaloya. Aquél se defendió argumentado que sus ocho años de trabajo no los podría compactar en 20 minutos de intervención que se destinaron para exponer apretados resúmenes sobre las conclusiones de sus investigaciones. La historia se repetiría en la mesa 13 de trabajo. Una asistente descalificó la participación de un par de expertos que analizaron las condiciones de migración interna de una curandera local que tras múltiples avatares decide establecerse en el vecino estado de Morelos. ¿De qué le sirve a la persona el que hayan estudiado sobre su vida ? cuestionó.

La antropología vista de manera integral trata de esto y muchas cosas, le respondieron los ponentes, no resuelve la vida material de nadie. Establece condiciones para un cambio gradual y un mejor conocimiento de la sociedad.

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