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Será porque andan en campañas, dijo el arzobispo Aguirre de la ausencia de los invitados

Desairan políticos la misa en memoria de su patrono Santo Tomás Moro

 Aurelio Peláez  

-Será porque andan en campañas –contestó el arzobispo Felipe Aguirre Franco, a pregunta del por qué la ausencia de políticos en la misa a la que los invitó la noche del martes con motivo del día de Santo Tomás Moro, el patrono de los políticos.

A la misa celebrada poco después de las 7 de la noche en la catedral de Nuestra Señora de la Soledad, asistieron tres políticos y un funcionario municipal, quien llegó al final. Será porque amenazaba la lluvia, por lo tarde del acto, o quizá porque –intuitivos como son– los miembros de la clase política olió que no iba a haber la suficiente prensa: el caso es que en este año de elecciones muchos se irán a la campaña sin la bendición de Santo Tomás Moro.

En primera fila, o en la primera banca, puntual estuvo el diputado local por el PAN Arturo Martínez Pérez, originario de La Sabana, católico confeso, aunque distante de la imagen del panista mocho y estirado tradicional.

En tercera fila, a un costado a la izquierda, pues llegó cuando ya el oficio religioso comenzaba, estuvo el síndico Marcial Rodríguez Saldaña, del PRD, también declarado católico y que incluso, con el panista Arturo Martínez hizo fila para recibir la hostia, de la cual son merecedores aquellos que comulgan, ahora sí que religiosamente. Por lo que se vio, apostaron a su honestidad.

En primera fila, aunque al principio intentó quedarse a mitad del templo, estuvo el delegado nacional de Convergencia Guerrero, Fernando Pineda Menes, conocido en sus tiempos de profesor de inglés en la Preparatoria 7, a finales de los setentas, como Superman.

Pineda Menes, quien ha pasado por los partidos Comunista, el ya desaparecido PFCRN de Rafael Aguilar Talamantes, de quien fue su segundo en la crucial elección presidencial de 1988, cuando fue uno de los partidos que se sumaron a la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas, y quien después formaría un partido local en el estado de México es, a ojo de pájaro, un ateo consumado.

No obstante, siguió la liturgia religiosa con respeto, en silencio. Se paró cuando hubo que hacerlo, y hasta esbozó una persignada. Casi al final, llegó el director de Desarrollo Urbano municipal, Domitilo Soto, otro en otros tiempos cercanos al comunismo y ahora en el bando del PRD.

Los ausentes de los reflectores de la poca prensa que se hizo presente, y que estuvieron el año anterior, durante la tercera misa ya declarado como patrono de los gobernantes y de los políticos por el papa Juan Pablo Segundo, fueron el presidente municipal de Acapulco Alberto López Rosas, quien pertenece a una iglesia protestante.

En aquella ocasión asistieron asimismo el senador Héctor Astudillo Flores –a quien por lo que se le ve se le cumplió su deseo de ser el candidato priísta a gobernador– y el senador y presidente del PRI, Héctor Vicario Castrejón, quien poca fe ha de haber tenido en su ruego, porque igual aspiraba a ser candidato.

También esa vez asistió la secretaria de Turismo, Guadalupe Gómez Maganda, una asidua a las misas y las celebraciones de la religión católica, quien incluso fue parte del patronato pro restauración de la Virgen de las Mares, y conoce todos los artes de la liturgia; asimismo, la presidenta del PRD en el municipio, Beatriz González Hurtado. Además, un sequito de segundos y de ayudantes.

Ayer, la misa fue escuchada por la feligresía tradicional de la iglesia del Zócalo. En el mensaje de su homilía, el arzobispo Aguirre Franco dijo que el hombre no se puede separar de la política, ni la política de la moral, y conminó a políticos y a funcionarios a comportarse con humildad y con respeto a Dios.

Afuera amenazaba lluvia. Desde el kiosco, alcanzaba a llegar el estruendo de la música de un festival de bailes del Colegio de Bachilleres. En tanto, los políticos en lo suyo, la grilla. Huérfanos por lo pronto de bendición y mensaje.

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