Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Héctor Manuel Popoca Boone

El Cecafé endrogado  

En el año 2002, el conjunto de las principales organizaciones cafetaleras guerrerenses formaron una empresa integradora para acopiar café de sus agremiados y realizar una venta compactada de la cosecha del año. La denominaron: “Café Guerrero de México”. Esfuerzo importante en materia de organización económica.

Por no tener a tiempo sus escrituras debidamente integradas y registradas, solicitaron al consejo directivo del Consejo Estatal del Café (Cecafé), que es un organismo público descentralizado, utilizar su registro para que a su nombre saliera autorizado el crédito que requerían de nueve y medio millones de pesos, para realizar la venta en común del café de la cosecha 2001-02.

El consejo directivo del Cecafé otorgó su anuencia y solicitaron el crédito de comercialización al entonces Banco de Crédito Rural (Banrural). Esta extinta institución financiera les solicitó que el crédito fuera avalado y respaldado por el gobierno del Estado como garante solidario. Para lo cual y dado el monto crediticio solicitado, también fue necesario que recabaran el visto bueno de la anterior legislatura al Congreso local. Todas las instancias apoyamos la consecución del crédito a los cafetaleros.

El crédito les fue otorgado para que realizaran la comercialización de 22 mil quintales de café. No les fue bien y únicamente pudieron pagar seis de los nueve y medio millones de pesos. Es decir, cayeron en cartera vencida crediticia por un monto de cuatro millones de pesos en números redondos, sumados los intereses devengados. La comisión liquidadora del Banrural ha procedido al cobro del crédito por la vía litigiosa y es inminente el embargo judicial a los bienes del Cecafé por ser quien firmó el crédito. Cuestión de suyo grave.

Independientemente que el gobierno del estado tenga que pagar, a nombre de los cafetaleros, esa deuda para que el Cecafé no se quede sin oficinas, mobiliario y vehículos; importa mucho sacar de este evento lecciones provechosas sobre lo que no debe hacer una empresa comercializadora operada por los propios productores.

La primera lección es que una empresa de este tipo, como cualquier otra de carácter económico, debe manejarse siempre con criterios empresariales; con una gerencia eficiente, eficaz y honesta que administre los recursos físicos y financieros y efectúe las transacciones con criterios estrictos de minimizar los costos para maximizar las utilidades; observando siempre las señales que el mercado emite; utilizando en todo momento buenas técnicas de mercadeo y comercialización.

La empresa integradora mencionada comenzó sus operaciones de acopio dando un monto de anticipo de 8 pesos el kilo de café a los productores, superior al precio que prevaleció en el mercado durante el periodo que fue de 5 pesos en promedio. Craso y elemental error. Compró más caro de lo que vendió.

En la recepción de los costales de café no guardó una estricta vigilancia sobre la calidad del producto entregado: empezaron a recibir café contaminado con broca; haciéndose majes muchas veces los responsables de la recepción al no aplicar castigos por cafés de mala calidad, con tal de no pelear o discutir con sus compañeros productores.

También se emitieron notas de recepción sin entrega física del producto en bodega; independientemente de las pequeñas corruptelas en el pesaje que permitieron pagar de más cantidades de café supuestamente de una calidad cuando en realidad era de otra desmeritada.

En el almacenamiento del grano aromático en bodega, la empresa no cuidó de las condiciones óptimas para hacerlo; provocando que muchos costales perdieran humedad y peso. Las mermas económicas por este concepto fueron significativas.

Por último no vendieron el producto a los mejores compradores porque no salieron a buscarlos; se confiaron en promesas endebles de compra; limitándose por último a venderlo a quien tuvieran a la mano y al precio que les impusieron. El resultado de la suma de todos estos errores fue una comercialización no exitosa, más bien dicho desastrosa, que les provocó pérdidas en lugar de ganancias; y concomitantemente quedaron endrogadas con el crédito bancario recibido.

La conclusión de este episodio es que las empresas económicas aun cuando sean de origen social y no privado, deben operar bajo los mismos criterios de eficiencia económica y gerencial que los observados en la iniciativa privada. En el entendido que la diferencia entre ambas no está en la optimización de las utilidades, sino en la posterior distribución de las mismas.

Al sector social de nuestra economía rural le falta mucho por avanzar en materia de capacitación en la gestión empresarial sino es que queramos seguir viendo, por largo tiempo, una cadena numerosa de empresas económicas del sector social fracasadas y quebradas. Una vez más se constata que el productor rural guerrerense, en términos generales, sabe producir, pero aún no sabe vender bien.

 PD. Así son las cosas, zanca: en tiempos político-electorales, la grilla mata trabajo.

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