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Dañan administrativos del Congreso la obra del artista Bernardo Rosendo

 Colocan placas con pegamento sobre 64 pinturas hechas en esgrafiado en laca de Olinalá

 La obra del artista plástico guerrerense Bernardo Rosendo, representante de la técnica considerada como única en el mundo denominada esgrafiado en laca de Olinalá sobre madera que forma parte del patrimonio cultural del Congreso del estado fue dañada de manera intencional por personal administrativo de la actual legislatura local.

Este hecho fue calificado por el creador de los 64 cuadros de personajes históricos considerados como próceres de México y que se exhiben en la sala José Francisco Ruiz Massieu como una muestra de ignorancia sobre el trato que debe tener una obra que forma parte del patrimonio del estado.

En el periodo del primero al 21 de abril de este año, “aparecieron” en cada uno de los retratos elaborados por Bernardo Rosendo una placa de metal –plata Alemana según las personas encargadas de colocarla– adherida con pegamento sobre la obra para identificar con su nombre a cada uno de los personajes históricos, entre ellos Cuauhtémoc, último emperador azteca; el general, José María Morelos y Pavón; el general, Emiliano Zapata; el padre de la patria, Miguel Hidalgo y Costilla; el intelectual Ignacio Manuel Altamirano y el general Vicente Guerrero Saldaña.

De acuerdo con la versión de la oficial mayor del Congreso del estado, Guadalupe Pavía Miller –encargada de resguardar la obra pictórica del Poder Legislativo– “esta aberración” se hizo sin su autorización.

Abordada en sus oficinas, Pavía Miller afirmó que ya envió un documento a la Contraloría general del estado donde solicita una investigación para deslindar responsabilidades y fincar responsabilidad administrativa al servidor público que ordenó colocar placas de metal sobre la obra del artista de Olinalá.

Dijo que además de un atentado al patrimonio cultural del Congreso del estado y de Guerrero, “a pesar de que no hay una declaratoria oficial”, los nombres inscritos en las placas contienen faltas de ortografía y errores gramaticales y ausencia de nombres, sólo se inscribieron los apellidos, reveló la oficial mayor en el caso de Valentín Gómez Farias.

Sobre el responsable de ordenar el daño al patrimonio del Poder Legislativo, existen dos versiones: la primera indica que la perito de la Procuraduría General de Justicia del estado, Patricia Vázquez, fue la encargada de colocar estas placas sobre los 64 retratos por órdenes del ex director administrativo y colaborador cercano del diputado independiente Carlos Sánchez Barrios, Roberto Ramírez Dircio.

La segunda versión, informaron fuentes del Congreso, señala que los diputados Gustavo González Miranda y Raúl Salgado Leyva se les ocurrió la idea y quien autorizó fue el actual administrador del Congreso, Elpidio Pacheco Rosas, quien ejecutó el trabajo fue la misma persona, una funcionaria de la PGJE.

El mismo presidente de la Comisión de gobierno, Juan José Castro Justo, consultado ayer antes de la sesión, dijo desconocer quien había ordenado el daño a la obra, y en tono evasivo señaló que los diputados están en “otros asuntos”.

En el mismo sentido, el presidente de la Comisión de Desarrollo Social –instancia legislativa encargada de fomentar y preservar la cultura– Heriberto Noriega Cantú calificó el hecho como un atentado a la creatividad artística de un guerrerense que se ha distinguido por exponer su trabajo en el país y en el extranjero.

“Yo desconozco de este hecho, sin embargo solicitaré la información sobre la persona que se tomó esta atribución”, indicó el diputado perresista.

Curiosamente los dos legisladores permanecieron ayer en la sala José Francisco Ruiz Massieu, lugar donde se encuentran los retratos dañados, más de una hora dialogando con miembros de organizaciones defensoras de derechos humanos como Amnistía Internacional, Tlachinollan, el centro José Maria Morelos y Pavón sobre la iniciativa de ley sobre desaparición forzada y tortura.

La obra del pintor guerrerense, egresado hace 15 años de la escuela nacional de pintura, escultura y grabado del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), que permanece en el Congreso del estado se debe al actual secretario de la reforma agraria del gobierno federal, Florencio Salazar Adame, afirmó el artista en una entrevista llevada a cabo el pasado lunes.

Bernardo Rosendo dijo que fue el funcionario federal quien ordenó la realización de 20 retratos cuando se desempeñaba como presidente del Congreso del estado en la LV legislatura local. Posteriormente, Héctor Apreza Patrón paisano del pintor adquirió el resto de la obra, cuando ocupo el mismo cargo en la LVI legislatura.

Opinó que el deterioro de su trabajo, ya lo había notado desde el comienzó de esta legislatura. “Existen cuadros que presentan daños por el manejo y el tipo de limpieza que se les da”.

Sin embargo, el hecho de colocar una placa adherida con pegamento sobre la laca del cuadro es irreparable el daño que le causaron, “no a mi trabajo, sino al patrimonio del estado”, aseveró.

El costo original de cada uno de los cuadros osciló entre los 5 y 6 mil pesos, pero el autor aclara que en este momento ese tipo de retratos realizados con la misma técnica cuestan entre 15 y 16 mil pesos.

Actualmente el artista trabaja sobre un proyecto que le pidió el ex presidente del consejo general del IFE, José Woldenberg para que plasmara en retratos a distintos personajes que han contribuido con la democracia.

También, tiene contemplado llevar a cabo una obra similar para el departamento de justicia de los Estados Unidos de Norteamérica y en dos meses asistirá a Dinamarca y Francia a montar una exposición, “porque lo que atrae de mi obra es la técnica” reconoció Bernardo Rosendo.

El trabajo del artista guerrerense se puede apreciar en el museo de Los Hermanos Serdán, en el estado de Puebla, donde en la sala central se exhiben 23 de sus cuadros alusivos a personajes poblanos que participaron en la etapa de la revolución.

A Bernardo Rosendo le llevó 10 años dominar la técnica –de esgrafiado en laca sobre madera– que actualmente utiliza y que le ha valido el reconocimiento en el país y el extranjero.

Es una técnica ancestral que se dejó de practicar en su natal Olinalá, tierra cuya fama ha rebasado las fronteras por la calidad de las artesanías, consideró el autor. Y aseguró que la obra que esta en resguardo del Congreso del estado es la primera de ese tipo que creó, por eso tiene un “valor aún más especial”.

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