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Domingo Adame, de juvenil declamador a maduro investigador teatral

Ismael Catalán Alarcón

 “De acuerdo con las características culturales de México, el gobierno del llamado cambio del presidente Fox, obedece a una política de la nueva derecha, que intenta que el mundo siga las pautas de los Estados Unidos. Las políticas de becas para tener en calma a la población artística, es un fenómeno que sólo satisface a los que están mas cerca de los que las distribuyen y de los que deciden que proyectos se apoyan” dice Domingo Adame Hernández, declamador, poeta y dramaturgo, doctorado en Letras Modernas y con una fuerte inclinación hacia la investigación teatral.

El creador recientemente estuvo de visita en Chilpancingo –la ciudad que lo viera nacer en 1953–, para presentar su libro Teatros y teatralidades en México siglo XX.

Me sorprende gratamente saludar al maestro Adame Hernández, engentado como estaba el día de la presentación del libro, que por cierto editara la Universidad Veracruzana para la que trabaja en el área de teatro.

Tras conversar un buen rato, me invita a que le acompañe a una pequeña, risueña y fresca población llamada Amojileca, muy cercana a la capital del estado, donde naciera su señor padre y donde fuera mentor también: “cuando era niño, le acompañé muchas veces”, dice.

Valora con tristeza, que las calles ayer empedradas, hoy son de puro concreto; el río Huacapa, que nace en ese lugar y en su recorrido atraviesa Chilpancingo, antes tenía abundante agua cristalina todo el año, ahora, simplemente se ha secado y transporta a cielo abierto pestilentes aguas negras.

Nos instalamos en una cabañita rústica que por todo adorno tiene sólo un letrero que dice Coscolino.

Ahí, ya instalados, recuerda:

–Al concluir la secundaria en Chilpancingo, emigré a la ciudad de México a estudiar teatro en el Instituto Cinematográfico Teatral de Radio y Televisión, dependiente de la Asociación Nacional de Actores (ANDA), que dirigía Andrés Soler.

Regresé al estado entre los 18 y 21 años, donde estudié la normal para maestros. Volví al Distrito Federal donde estudié la licenciatura en Literatura Dramática y Teatro. Recuerdo con cariño a mis maestros-amigos Carlos Ancira y Enrique Ruelas, éste último, iniciador de los entremeses cervantinos, en la ciudad de Guanajuato.

Posteriormente hizo cursos en el internacionalmente conocido Centro de Arte Dramático que dirigía el maestro Héctor Azar, donde conoció” a grandes personalidades del teatro en México de la segunda mitad del siglo XX”. Luego, una especialización en actuación y dirección en la Escuela Superior de Teatro de Cracovia, en Polonia.

–Domingo, recuerdo que eras un excelente declamador. ¿Cómo te inicias?

–Empecé por influencia de mi padre (Domingo Adame). Él era una persona que había aprendido a usar la palabra poética para expresar sus emociones. Era convincente. Eso me marcó de niño. El proceso para trabajar la emoción me duró mucho tiempo, pues no tenía las vivencias de mi padre. Me costaba mucho trabajo hablar de amores apasionados cuando no los había vivido. Quizás por ello con el tiempo intenté vivir de esa manera. La poesía, el teatro y el arte en general, son caminos que te ayudan a describir lo que eres y lo que es el mundo. Yo me he dejado llevar por la poesía y por el teatro.

Y aprendió bien el oficio de declamador: participó en varios concursos nacionales de ese género, representando al estado de Guerrero. En Puebla lo eliminaron; en Saltillo se trajo el primer lugar; en La Paz le dieron el segundo lugar. La gente protestó. Pero en Tijuana, quién esto escribe fue testigo, el público norteño protestó por lo que consideró un despojo del primer lugar al representante de Guerrero. Dice: “bueno, yo sentí que merecí el premio. El público también lo reconoció así, pero tampoco se trataba de hacer una revolución”.

Sin embargo a los 21 años Domingo Adame decidió dar un cambio a su vida profesional. Deja la declamación y se dedica con mucho amor al teatro. Así lo manifiesta:

–Yo tenía la inquietud de establecer una comunicación conmigo y con el espectador de una manera más orgánica, poniendo en juego todo lo que me constituye como persona. Yo sentía que la poesía estaba limitada a la voz y a un gesto un tanto mecanizado. Alguna ocasión Carlos Ancira me dijo al intuir que estaba dividido en dos deseos: “si tu quieres actuar, tienes que olvidarte de la declamación”. Y así ocurrió.

El teatro

En Bellas Artes vivió intensamente la experiencia del teatro trashumante que fuera fundado por Héctor Azar. Su función: llevar teatro al pueblo. “En 1976, viví las últimas experiencias de éste teatro popular. Hicimos giras por prácticamente toda la república”.

Después fundó el teatro de comunidad, experiencia que se prolonga por 14 años. “Es lo que más he disfrutado en mi vida profesional”, reconoce. En esa práctica “buscábamos una forma de experimentar lo que debiera corresponder a las políticas culturales del país. Para ello nos trasladamos a las experiencias teatrales indígenas”.

Ya casi para concluir, recuerda que los últimos 15 años de su vida profesional los ha dedicado a la docencia y a la investigación. Reconoce que actualmente el teatro que se produce en la ciudad de México, se hace siguiendo el esquema del teatro que se monta en las grandes capitales teatrales, como Nueva York y Londres. “Este esquema es elitista y enajenante, lo que impide que las personas tengan otros niveles de realidad”. Reconoce que en el estado de Guerrero, “mientras haya pobres y cultura popular, habrá teatro indígena y comunitario”.

Volviendo al tema que inició la charla, el brillante declamador, poeta y dramaturgo guerrerense, reconoce que existe la clara amenaza de que el grupo político del Partido Revolucionario Institucional (PRI), retome el poder del país, ya que el grupo de Carlos Salinas de Gortari, está muy interesado en seguir manteniendo el poder”. Respecto a la gente que maneja la política cultural del país, denuncia que “es la misma que ha estado siempre para bien o para mal. Ellos se acomodan a cualquier cambio y color político”.

Su producción literaria incluye obras como Director teatral; Intérprete, creador y Estudio sobre la obra de Vicente Leñero.

Ha sido director de la revistas Revista Latinoamericana de Teatro y Revista de Investigación Teatral de la Asociación Mexicana de Investigación Teatral.

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