Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Humberto Musacchio

Protesta, escándalos y barbarie

*El país atraviesa por la más severa crisis ocurrida en varias décadas y es evidente el deterioro de nuestra vida pública. El desenlace dependerá de que los sectores sociales en rebeldía mantengan sus fuerzas en tensión

Los grandes movimientos pacíficos siempre han rechazado a los violentos, pues sus acciones ponen en riesgo a la mayoría. En medio de la profunda y extendida indignación que recorre al país, es explicable que muchos mexicanos vean en los desórdenes una vindicta popular, pero no debe pasar inadvertido que cuando sus autores están enmascarados, nadie sabe de quiénes se trata ni qué pretenden, aunque muchos sospechamos que es gente pagada por las autoridades para desprestigiar la protesta.
Una insana costumbre del poder es lanzar a sus provocadores para después acusar a todo opositor de cuanto delito se les ocurre. El procedimiento se repite ahora. Luis Adrián Ramírez Ortiz, líder local del Frente Juvenil Revolucionario y subdelegado del PRI en Huixquilucan, Estado de México, puso en redes sociales un mensaje que no deja dudas sobre lo que puede esperarse de ese partido, por lo menos de un sector de él.
Después de quemada la puerta del Palacio Nacional, escribió Ramírez Ortiz: “estos hijos de su reputa madre están atentando contra uno de nuestros símbolos como nación y por una puta idea de preservar los derechos humanos de estas bestias que no merecen vivir, el gobierno no puede intervenir como tal. No debemos permitir que sentimentalismos estúpidos antes que la preservación de nuestras imágenes como nación por pendejos que no se identifican con ella (sic). Hoy más que nunca aclamo el regreso de alguien como don Gustavo Díaz Ordaz”.
Lo anterior puede ser constitutivo de delito, pero hasta el momento de escribir estas líneas no ha merecido la condena tajante del PRI, lo que sería de esperarse si hay la gana de actuar en plan civilizado, si hay la intención de alejar a los demonios de la barbarie. Pero no parece ser el caso.
Adrián Ruvalcaba, delegado en Cuajimalpa y miembro del Partido Verde (aliado del PRI), acaba de lanzar a un grupo de matarifes contra trabajadores de los circos a los que la Asamblea Legislativa prohibió emplear animales en sus espectáculos. Es la segunda vez que Ruvalcaba emplea a sus porros contra los trabajadores de los circos que al protestar hacen uso legítimo de un derecho constitucional. Pero así andamos.
En Veracruz, un día después de hacer declaraciones sobre la responsabilidad de Los Chuchos en los hechos de Iguala, Alejandro Encinas fue agredido por un grupo de porros al servicio de un líder de ambulantes presuntamente del PRI, pero que de paso bien le pudo hacer el favor al clan perredista de los jesuses.
Se trata de signos ominosos en estos días en que el país atraviesa por la más severa crisis ocurrida en varias décadas, cuando hay un evidente deterioro de nuestra vida pública, con la monumental incapacidad del poder Ejecutivo federal, con el poder Legislativo ocupadísimo en frivolidades, el poder Judicial cerrándole el paso a la consulta popular y el gobernador de Guerrero condenando la protesta.
Se acentúa la desolación con la ausencia física del presidente Peña Nieto, el contrato asignado sin concurso para la construcción del tren rápido a Querétaro y su extraña cancelación, tal vez por la participación en el enjuague de una empresa harto favorecida desde hace varios años en el Estado de México, la misma que ahora está metida en el escándalo de la inmensa y muy costosa Casa Blanca de Las Lomas.
En fin, todo indica que estamos presenciando lo que puede ser el primer sexenio de dos años, a condición de que los sectores sociales que están en rebeldía mantengan sus fuerzas en tensión. De eso dependerá el desenlace.

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