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Se abre Acapulco a sus orígenes históricos con la visita del Embajador de Filipinas

Recibe López Rosas a Justo Orros Jr.

 Acapulco se abre otra vez a sus orígenes históricos al recibir la visita protocolaria del Excelentísimo Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de Filipinas en México, Justo Orros Jr., quien estuvo acompañado de su esposa Josely de Orros y una comitiva de ese país asiático.

El presidente Alberto López Rosas se mostró muy complacido de tener en el puerto al representante de un país que ha dejado huella en la cultura de Acapulco, al tiempo que evocó los lazos fraternos existentes entre Acapulco y Filipinas, en especial la ciudad hermana de Manila, que desde el siglo XVI estableció un vínculo no sólo comercial, sino también humano y cultural y que en esta ocasión, se celebró el XXXV aniversario de la Hermandad Manila-Acapulco.

López Rosas festejó la llegada de la comitiva, pues recordó con nostalgia los acercamientos de ambas ciudades a través de la tradicional Nao de Manila, ya que “ésta no sólo transportó preciosas obras de arte, joyas, víveres y especies, sino también un capital cultural como la gastronomía, costumbres y modo de vida”.

El alcalde dijo que las tradiciones filipinas están muy arraigadas en la gente de Acapulco, muestra de ello es la descendencia tan prolífera que hay en el centro histórico de la ciudad y que se deja ver en la vida cotidiana de los barrios y colonias del puerto, así como en las expresiones artísticas y de comida.

El presidente municipal señaló que este encuentro es la ratificación de dos afectos culturales, “de dos intenciones de unificar más a los pueblos, un rencuentro con un pasado privilegiado para Acapulco, lo que implica una dimensión del nombre de México de manera internacional, lo que ayuda al puerto para colocarlo en el ánimo de la opinión pública internacional a través de la visita de embajadores”.

En el Palacio Municipal, el alcalde López Rosas, intercambió reconocimientos y obsequios con el Excelentísimo Embajador filipino, Justo Orros Jr., destacándose la medalla dorada con el escudo heráldico del Municipio de Acapulco de Juárez, que simboliza el significado del nombre de Acapulco en náhuatl, “lugar donde se arrasaron los carrizos”.

En el acto protocolario, el munícipe López Rosas estuvo acompañado del cónsul honorario de Filipinas en Acapulco, Mario de la O Almazán, a quien manifestó su respeto por su  nombramiento, que hermanará aún más los destinos de Acapulco y Manila.

Efusiva recepción al presidente y al cuerpo diplomático

Eran las tres de la tarde cuando las familias del Barrio del Pozo de la Nación y otros aledaños, recibieron efusivamente al presidente municipal Alberto López Rosa, a su esposa María Eugenia Díaz de López y a la delegación diplomática de Filipinas encabezada por el embajador filipino en México, Justo Orros                                       Jr. en medio de un preparativo con sabor a fiesta acapulqueña.

No se trató de una formal recepción, sino una reunión de familia, como quien recibe a un pariente lejano que después de muchos años vuelve a su casa, y es porque muchas de las familias de los barrios históricos tienen ascendencia filipina. Ahí estuvieron las familias, de la O; H. Luz; Lobato; Diego; Cardona; May y Adame, entre otras dieron muestra de la calidez que caracteriza a los acapulqueños.

Entre icacos, marañonas, cocos y platillos costeños y filipinos, como el tradicional relleno de cerdo, morisqueta, carne de puerco frita, jinatán y mangos manila, los invitados de honor se sintieron agasajados por los vecinos del lugar, quienes ofrecieron su hospitalidad presentándoles bailes típicos como las chilenas y música de Fernando Rosas.

Los vestido blancos con toques costeños, se veían  ir y venir con entusiasmo, pues las anfitrionas “ Mujeres Guerrerenses” encabezadas por Mary Cardona Vélez, fueron las encargadas de atender la logística. Todo parecía una fiesta, engalanada con una gran exposición de Anituy Rebolledo Ayerdi, que hizo una remembranza de la ruta de la Nao de Manila y la Feria Internacional de Acapulco, que el ilustre historiador Humboldt consideró la más grande en su tiempo.

Al expresarse ante los presentes el alcalde Alberto López Rosas, señaló que el embajador Justo Orros Jr. “no sólo representa a un país, éste ha demostrado un enorme respeto por México y por Acapulco”, y dijo congratularse de que esté presente en Acapulco y con su representación ayuda al reencuentro de nostalgia y sentimiento que se tiene hacia el pueblo de Filipinas en especial hacia la ciudad de Manila.

“Aquí está el intercambio cultural y sentimental, los rasgos nunca olvidados siempre presentes entre dos naciones caracterizadas por su mismo carácter y su misma cultura”, mencionó el alcalde, refiriéndose a esa similitud de ambos países que disfrutan de su ánimo de paz y de convivencia armoniosa

En el evento estuvieron presentes además del cónsul honorario de Filipinas en México, Marío de la O Almazán; la directora de la Casa de la Cultura, Blanca Reina;       las familias del Barrio del Pozo de la Nación y los que apoyaron para la realización del evento; Rafael Torres Serna, Raquel Castor Muñoz, Ricardo Martínez May, Federico H. Luz, Emma Diego, Violeta Avayou, José Luis Alcaraz, Roberto Mendoza Otero, Fernando Serna, Fernando Funes, Patricia Limones, Laura Benavides Bonilla, Estela Ramírez, Clementina Herrera, Nelly Morales, Amparo de la Cruz, Francisca Padilla, Dalia García, entre otras personalidades.

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