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CARTAS (Le preocupa el riesgo de fracturas en el PRD)

 

Señor director:

 Ruego a usted publique la presente, en su sección de cartas.

En el PRD hemos entrado estos últimos días, en un acelerado proceso para la designación de nuestro candidato, que puede arrojar impredecibles resultados, si existe cordura y voluntad política saldremos con un candidato de unidad; si por el contrario se imponen los intereses particulares, el PRI puede comenzar a festejar su triunfo.

Lo que hay que decir con claridad, es que desde hace un año en que dieron inicio las precampañas, el Comité Ejecutivo Estatal y Nacional actuaron con enorme irresponsabilidad, al no poner las reglas mínimas para que los precandidatos se sujetaran a ellas; lo que habla de la permanente improvisación electorera.

El PRD sigue siendo una filia de acuerpamientos políticos disímbolos, incapaces de haber diseñado una política para este momento. Así tenemos una fracción parlamentaria de la que no podemos sentirnos orgullosos en su desempeño (con honrosas excepciones), que parece responder más a una estrategia gubernamental que a un partido de oposición. Si también ponemos en la balanza a las presidencias municipales, igualmente tendríamos un saldo negativo, debido a las recurrentes fallas políticas y administrativas, ya que no se tuvo, ni se tiene la capacidad técnica y política de apoyo a los mismos desde el partido.

Lamentablemente no es el mejor escenario, para seguir diciendo que las confrontaciones internas son intrascendentes, ya que los acontecimientos políticos nacionales nos tienen en la mira ciudadana.

En la interpretación acartonada, en la que se quiere encuadrar la encuesta o la elección abierta; no se está valorando el riesgo o el beneficio que puede tener para el partido. ¿A qué partido aspiramos los perredistas críticos, en este proceso?,  queremos un partido para la transición, en reconstrucción, con altos valores éticos y morales. La política tiene que recuperar su valor como instrumento para beneficiar a la sociedad; por eso hoy cuando se escuchan los discursos de algunos precandidatos, que no son distintos de los políticos convencionales, llenos de promesas, comprendemos que no han entendido la magnitud del reto de este gobierno de transición.

Por ello, es que el trabajo central que tenemos que emprender es la construcción del programa de gobierno, que a la burocracia partidaria le ha sido indiferente. Por tanto la discusión lleva dos componentes: el programa y el candidato mediante un proceso unitario.

Con preocupación comenzamos a detectar el riesgo de fracturas por la falta de tacto político, de institucionalidad y de responsabilidad de la dirigencia. A la militancia nos queda actuar incluso si es necesario rebasando las propias estructuras formales.


  1. Ing. Apolinar Ramos García
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